Del pleno empleo al pleno paro

 
Redacción FNFF 
 
   Reproducimos los datos de la población activa, ocupada y en paro entre 1964 y 2001, sacados de la página 148 del Volumen I de Estadísticas Históricas de España (Siglos XIX – XX), coordinado por Albert Carreras y Xavier Tafunell, editado por la Fundación BBVA (Bilbao, 2005).
 
   En una sociedad habituada a un desempleo elevado, cuya Constitución califica el trabajo como un derecho de la persona, así como la vivienda digna, y donde el futuro de muchos jóvenes y maduros es el subempleo o la beneficencia estatal, asombrará que en los años 60 y 70 la tasa de paro era minúscula. En 1976, año en el que el rey Juan Carlos sustituye en la presidencia del Gobierno a Carlos Arias Navarro por Adolfo Suárez, la tasa de paro era de un 4,8%, y entonces causaba preocupación.
 
   Un factor al que se recurre para explicar la situación de pleno empleo de que disfrutó España entre los 60 y la primera mitad de los 70 es la emigración, que se calcula en millones de personas, dato que no es cierto, porque esa emigración a Alemania o Bélgica o Francia era de ida y vuelta. Por el contrario, con un crecimiento del PIB y de la construcción muy altos, más una energía barata, la España de 1996 a 2001 no bajó de una tasa de paro del 10,5%. (Hoy en día, año 2013, España tiene la tasa de paro más alta de la Unión Europea con un 26,6%, por encima de Portugal y de Grecia)
 
   Los motivos para este fracaso son, entre otros, la desaparición de la industria por presión de la Unión Europea y con la complacencia de los políticos y de supuestos empresarios, para los que es más sencillo dedicarse al ladrillo o a los negocios regulados (autopistas, obra pública, energía) y, además, el derroche de dinero en organismos administrativos inútiles, como las comunidades autónomas, y la corrupción. Otra política económica es posible. Pero los actuales políticos no la pueden hacer, porque ni saben ni les interesa. 
 
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