El atentado del Hotel Corona de Aragón

Jesús Palacios

El
12 de julio de 1979, un pavoroso incendio arrasó el Hotel Corona de Aragón de
Zaragoza, que estaba lleno de familias militares que ese día acudían a la
entrega de despachos de los nuevos alféreces en la Academia General Militar. El
balance final fue de ochenta muertos y más de ciento treinta heridos. ETA
reivindicó el hecho como un atentado, pero fue silenciado por el gobierno de
Suárez y achacado convenientemente a un hecho fortuito, una sartén que freía
churros para el desayuno y se incendió. La familia Franco estaba en pleno en el
hotel.

 

Sí, fue un atentado. Luego, el gobierno
(Aznar) lo reconoció, pero en el momento y por lo que fuera, no lo quisieron
reconocer. Fuimos toda la familia, porque juraba el segundo de mis hijos
varones. Estábamos en el segundo piso, hacía mucho calor y se estropeó el aire
acondicionado, por lo que Cristóbal cambió la habitación con uno de mis hijos
pequeños que iba con un amigo. Sobre las ocho y media o nueve, se oyeron varias
explosiones antes de que el fuego arrasara el hotel. Mi madre y yo ya estábamos
de pie y vestidas para ir a misa. Cristóbal se tiró desde un segundo piso y
salió bien, sólo con molestias en los pies. Estaba acostumbrado a tirarse en
paracaídas y era muy deportista. Pero en el balcón de al lado había un señor al
que le recomendó que se quedará fuera respirando y no se tirara, pero se lanzó
y se mató. Nuestra habitación tenía una terracita. Cerramos la persiana, yo
pasé por debajo, y nos quedamos mi madre, mi hija Arancha, una amiga suya
francesa y yo afuera esperando hasta que sofocaron las llamas que subían por la
fachada. Después nos pusieron una escala y pudimos bajar. Mi hijo Jaime estaba
en otro cuarto con un amigo. Pensaron lanzarse por la ventana y caer sobre el
techo de un coche que amortiguaría algo la caída. Pero se pasaron hasta nuestra
habitación y salieron por allí. Todos nosotros salimos ilesos, pero murió mucha
gente asfixiada
“.


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