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Por Carlos Fernández Barallobre.
Poco antes de las dos de la tarde del domingo 30 de agosto de 1964, el Jefe del Estado Generalísimo Franco llegaba a La Coruña, procedente de su residencia del Pazo de Meirás, a fin de embarcar, desde el muelle del Almirante Vierna, en dirección al Yate “Azor”, que se encontraba fondeado en la bahía coruñesa, para almorzar a bordo. Poco después, el”Azor”, escoltado por la Fragata “Hernán Cortés”, se hizo a la mar, regresando a puerto sobre las ocho de la tarde. En el muelle del Real Club Náutico, el Caudillo desembarcó, y acompañado de su esposa, Carmen Polo de Franco, y su nieto Francisco, subió al coche oficial para dirigirse al estadio municipal de Riazor, donde se iba a diputar la final del XIX Trofeo Teresa Herrera, entre los conjuntos del Sporting Club de Portugal y el Real club Deportivo de La Coruña.
La comitiva, con la brillante escolta de vehículos y motoristas del regimiento de la Casa Militar del Caudillo, atravesó lentamente las calles de La Coruña, que se hallaban repletas de público y ofrecían un animadísimo aspecto, en una tarde veraniega de sol y muy buena temperatura. Miles de forasteros, con predominio de portugueses, se dieron cita en la ciudad de cristal. En todo el trayecto que recorrió la comitiva, el Caudillo de España fue aclamado incesante y calurosamente y saludado con voces de entusiasmo y gritos de ¡Franco! ¡Franco!
A su llegada al Estadio de Riazor, en la puerta del palco presidencial, el Caudillo de España y su esposa fueron cumplimentados por el capitán general de la VIII Región Militar, Teniente General, Castor Manzanera Holgado; Director General de la Vivienda, Enrique Salgado Torres; Gobernador Civil, Evaristo Martin Freire; Gobernador Militar, General Permuy; Alcalde de la Coruña, Eduardo Sanjurjo de Carricarte y otras autoridades coruñesas. La esposa del alcalde entregó un ramo de flores a doña Carmen Polo de Franco.
De seguido el Generalísimo, acompañado por su esposa Carmen Polo, su nieto Francisco Franco Martínez-Bordiú, el ministro de Marina, Almirante Pedro Nieto Antúnez y esposa; jefe y segundo jefe de su Casa Militar, ayudante de campo, así como las autoridades que le habían recibido, subió al palco presidencial de la tribuna del estadio, desde donde presidiría el encuentro de la gran final del decano de los trofeos veraniegos españoles.
Sobre las ocho y veintisiete minutos con los equipos del Sporting clube y del Deportivo de La Coruña, alineados en el centro del terreno de juego, el Jefe del Estado, acompañado de su esposa Carmen Polo, hizo su entrada en el palco presidencial Al aparecer el Caudillo, su presencia fue acogida con una ovación estruendosa que duró varios minutos y gritos de ¡Franco! ¡Franco! ¡Franco!, mientras sonaba el Himno Nacional. Seguidamente se interpretaron los himnos Nacionales de Portugal y España, en honor de los dos equipos finalistas.
Era la primera vez en su historia que el decano de los trofeos veraniegos de futbol de España, el Teresa Herrera se disputaba en la modalidad cuadrangular, con la presencia de la A.S Roma, F. C. Oporto, Real club Deportivo y el Sport Clube de Portugal. A eso había que añadirle que era la primera vez que una final del Trofeo se disputaba con luz artificial. Todos esos alicientes, más la presencia del Caudillo de España y que el Deportivo, ascendido de nuevo a primera división, estuviese presente en la gran final, junto al campeón de la Recopa de Europa el Sporting de Portugal, hicieron que más de 40.000 personas, con gran presencia de seguidores portugueses, abarrotasen por completo los graderíos de Riazor para presenciar esa interesante final
El estadio de Riazor, en una noche magnifica de temperatura, ofreció un aspecto inigualable, con su nueva y espectacular iluminación por medio de cuatro altas torretas con innumerables focos y engalanado con reposteros y numerosas banderas Nacionales y del Movimiento.
Ei equipo coruñés, con una magnífica actuación, superaría, de forma clara y rotunda, al Sporting club de Portugal, logrando el tercer Trofeo Teresa Herrera de su historia, llevando de esa forma la alegría a los miles de seguidores deportivistas, y también la desolación a los aficionados portugueses, que sin ningún incidente, llenaron las gradas de Riazor.
A los cinco minutos de iniciado el encuentro un error incomprensible del defensa portugués Batista, que en su intención de ceder el balón a su portero se lo dio al delantero Deportista Lamelo, que se hallaba situado en claro fuera de juego. Al venir la pelota de un contrario, el orsay quedaba anulado, lo que aprovecharía Ramón Lamelo para acercase al guardameta Carvallo y batirle de forma irremisible.
El Deportivo fue el constante dominador del encuentro en su primera parte, apabullando en muchos momentos del mismo al vigente campeón de la Recopa de Europa, disponiendo de varias ocasiones que no se convirtieron en goles por autentica mala fortuna.
A los 27 minutos, el interior Jaime Blanco, situado en la banda izquierda, envió un centro medido a la cabeza de su compañero Manolo Loureda, que de un magnifico cabezazo batía por segunda vez al meta lisboeta. Con el resultado de 2-0 finalizó la primera parte.
La segunda parte seria de más equilibrio. Sin embargo, cuando se cumplía el minuto 60 de partido, el delantero centro y capitán deportivista Veloso, tras una internada fulgurante del defensa Carlos, este cedió a Jaime Blanco que vio desmarcado a Veloso, cediéndole el balón. El capitán deportivista con habilidad sorteó la salida de Carvallo y alojó el esférico por tercera vez en las redes portuguesas, entre el delirio de los aficionados coruñeses.
Ocho minutos después, se produce una falta a Jaime Blanco al borde del área lusa. La ejecutó el propio Jaime Blanco, en corto para Veloso, que lanzó un disparo con gran habilidad, que superó la barrera formada por los jugadores del Sporting y se coló con magistral efecto en la portería de un impotente Carvallo, haciendo subir el cuarto y último gol de la apoteósica noche al marcador.
El Deportivo, que jugaría la temporada liguera, próxima a comenzar, de nuevo en primera división, mostró su mejor cara realizando un extraordinario encuentro, donde destacaron, entre otros, el joven central Manolete, aupado hacia escasamente dos años al primer equipo, desde el equipo filial, el Fabril Deportivo y que se había convertido en un jugador fundamental para el club. Como magnifico en defensa estuvo Víctor Aurre, destacando también la seguridad del portero Benegas. Pero sin duda las tres mejores deportivistas de aquella inolvidable noche fueron Veloso, Loureda y Jaime Blanco, que se convirtieron en una constante pesadilla para el vigente campeón de la Recopa de Europa. El Sporting de Lisboa, aunque al principio pareció que iba a ofrecer resistencia, se vio dominado de principio a fin del encuentro. Tan solo la movilidad de Serra y Silva, que fueron los que en alguna ocasión llevaron el peligro a la meta coruñesa.
Al finalizar el encuentro, el Jefe del Estado Generalísimo Franco hizo entrega del gigantesco trofeo a Veloso, capitán del Deportivo de La Coruña, quien bajó al terreno de juego para unirse a sus compañeros y dar una triunfal vuelta de honor al estadio, Mientras el Caudillo de España, tras escuchar el Himno Nacional, abandonó Riazor para regresar al Pazo de Meirás, reproduciéndose las manifestaciones de entusiasmo con que fue recibido.
Días después la directiva del Real club Deportivo sería recibida en audiencia por el Generalísimo Franco en las Torres de Meirás. El presidente del Real club Deportivo Luis Vázquez-Pena Núñez, hizo entrega al Caudillo de la medalla conmemorativa del Trofeo. Entre los asistentes se encontraba mi recordado padre Marcelino, miembro de la junta directiva del club blanquiazul en aquellas fechas.
P/D: Aunque este es artículo deportivo, como conozco a esa tropa que pretende acabar, por todos los medios, con nuestra querida España, lo escribo al amparo de la infecta, criminal, malvada, canallesca, mentirosa, llena de odio, de división entre unos españoles y otros; profanadora de cadáveres de héroes de nuestra historia, manchada con la sangre de las víctimas del terrorismo, a quienes desprecia, un auténtico fraude de ley, que ataca la unidad de España, la verdad, la libertad, la historia de nuestra Patria; que pretende por ley obligar a los españoles a pensar lo que quiere este gobierno corrupto, traidor y estulto y que incluso ataca de forma ignominiosa al patrimonio cultural, histórico y artístico de España, siendo su único y malévolo fin deslegitimar un régimen, el del Generalísimo Francisco Franco, que llevo a España a convertirse en la novena potencia industrial del mundo y de él que emanó la actual Jefatura del Estado, -no se olvide Majestad-, llamada, de forma burda y grosera, ley de “memoria democrática”, de la cual me declaro beligerante y desafiante, recientemente aprobada, que en un párrafo textual de su sectario preámbulo dice: “El conocimiento de nuestro pasado reciente contribuye a asentar nuestra convivencia sobre bases más firmes, protegiéndonos de repetir los errores del pasado. La consolidación de nuestro ordenamiento constitucional nos permite hoy afrontar la verdad y la justicia sobre nuestro pasado. El olvido no es opción para la democracia”.
A ESO ME ACOJO. EN DEFENSA DE LA VERDAD. ESTA ES MI MEMORIA. SIN MIEDO A NADA NI A NADIE. LA MEMORIA NO PUEDE ESTAR SUJETA A NINGUN TIPO DE LEY. ES ALGO CONSUSTANCIAL CON LA PROPIA PERSONA. NO ME VOY A CALLAR Y ME REBELO ANTE ESTE ATROPELLO DE UNA LEY ANTICONSTITUCIONAL, ABERRANTE, SOVIETICA, QUE ATACA LA LIBERTAD PERSONAL, ÚNICAMENTE PROMULGADA PARA MANTENER LA FALSA VERSION DE LA IZQUIERDA, SOCIALISTAS, COMUNISTAS, SEPARATISTAS, MASONES, LOS ENEMIGOS SECULARES DE ESPAÑA -POR ELLO NECESITAN UNA LEY QUE AMENACE CON MULTAS Y ATOSIGUE CON EL TEMOR- PARA DISTORSIONAR, PUES NO PUEDEN REBATIR, EN ABSOLUTO, LA VERDADERA REALIDAD HISTORICA DE ESPAÑA.