Entender a Franco, por Pío Moa

Pío Moa

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Para entender la significación histórica de Franco solo hay que hacerse esta pequeña reflexión: ¿quiénes le odian?

Le odian los etarras, por supuesto

Le odian los socialistas, de historia criminal y campeones de la corrupción.

Le odian los separatistas vascos, catalanes, gallegos y de cualquier región.

Le odiaba el “héroe de Paracuellos”, el mayor asesino de la guerra civil, transformado en apóstol de la “democracia” por otros odiadores.

Le odian los señoritos cutres y abyectos del PP, perfectamente capaces de escupir sobre las tumbas de sus padres y abuelos para parecer “demócratas” y congraciarse con los anteriores.

Este muy breve repaso permite entender quién fue Franco: para empezar, el hombre que derrotó a los cdelincuentes que querían someter a España a un régimen de tipo soviético y /o disgregarla en unos cuantos estaditos impotentes y resentidos, juguetes de potencias exteriores. Solo por eso, Franco merece un puesto de honor en la historia de España.

Pero además Franco libró a España de la guerra mundial en circunstancias dificilísimas, dejando el único país de Europa libre de deudas políticas y morales con Usa o con la URSS. Y permitió una reconstrucción ejemplar con las propias fuerzas de España, sin deudas con las finanzas useñas.

Asimismo venció al maquis y al más que delictivo aislamiento que le impusieron las potencias vencedoras en la guerra mundial. Venció diplomáticamente a Inglaterra en la ONU  sobre la cuestión de Gibraltar. Y presidió el período de mayor auge económico que haya vivido España en su historia.

Y todo esto solo pudo hacerlo porque tuvo el apoyo y el agradecimiento de la vasta mayoría de un pueblo que había olvidado los odios mortales de la república. En este sentido ha sido el estadista más democrático que haya tenido España en siglos. Y en otro sentido más: en que aquella sociedad creada bajo su dirección quedó apta para una democracia no epiléptica como fue la república, le dio una victoria póstuma  en el referéndum de 1976, rechazando una democratización antifranquista y apoyándola “de la ley a la ley”, desde la indudabilísima legitimidad del franquismo.

Pues bien, todos esos inmenso logros se propusieron anularlos desde la transición todos aquellos criminales enemigos, envolviéndose fraudulentamente en el manto de la democracia. Es más que hora de arrebatarles ese manto y que todo el pueblo  vea las repugnantes desnudeces de los corruptos, delincuentes y criminales que están llevando a la destrucción a España y a la libertad.

 

 


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