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Confiesa
que prefiere tener un perfil bajo y que por eso ha preferido guardar distancia
con la prensa y siempre ha rechazado hacer declaraciones.
Es
miembro de una fundación sin fines de lucro que lleva el nombre de Franco y
que, afirma, tiene el propósito de preservar y defender la figura y legado de
su bisabuelo.
Su
padre es Francisco Franco Martínez-Bordiú, el primer hijo varón de Carmen
Franco y Polo, la única descendiente del general Franco.
Esta es su primera entrevista.
-¿Cuáles son los recuerdos más vivos que tiene su
abuela, Carmen Franco y Polo, de su padre Francisco Franco?
No lo recuerda
tanto de jefe de Estado. Me ha contado que mi bisabuelo siempre mantuvo muy
separado lo que era la familia de su deber al frente del Gobierno de España. A
él, que se le conocía por ser muy hablador, dicharachero, se volvió un hombre
de pocas palabras, que las medía muy bien. Entre la familia siempre recordamos
que hacía referencia a “cuando yo era persona” esto es, su vida antes de ser
jefe de Estado. Una vez asumido este rol tuvo que distanciarse de su ego
personal y de la esencia de sí mismo ya que sus palabras tenían mayor
repercusión y era importante mantener cierta objetividad. Sus ministros
recuerdan que se sentaba en reuniones y escuchaba muy atento lo que otros
decían ya que nunca se consideró un político, aunque para mí lo fue, uno de los
más grandes que hemos tenido en la larga historia de España.
Conocía sus limitaciones como político, por lo tanto delegaba en su consejo y
sus ministros. Nunca hablaba de guerra ni política en casa. Mi abuela no tiene
juicios de opinión (acerca de su padre). Para ella su padre era su padre, un
hombre que le gustaba la pesca, la pintura y compartir con mi abuela cuando
salían de viaje o iban juntos a misa.
-¿Cómo y por qué surge la Fundación Francisco
Franco?
La Fundación
se creó en 1976, apenas un año después del fallecimiento de mi bisabuelo. No
creamos la Fundación para ensalzar la figura de mi bisabuelo, sino para pelear
las falacias que se repiten sobre él casi a diario, para defender la verdad
histórica de España y custodiar el archivo con más de 30.000 documentos de la
guerra civil que han sido digitalizados para ser consultados por historiadores,
investigadores y periodistas.
No
existen nostálgicos franquistas. Nadie querría una dictadura en España. Es
impensable. Mi bisabuelo no hubiese empezado la guerra (Guerra Civil Española,
1936-1939) si hubiese sabido el tiempo que iba a durar la contienda y el
sacrificio que significó para el pueblo español.
-Según su opinión, ¿cuál es la crítica más injusta
que se ha hecho contra Franco?
La burda
comparación que se hace de Franco con Adolfo Hitler. Es cierto que Hitler apoyó
el bando nacionalista (de Franco) y que le facilitó aviones y armamentos, igual
que lo hizo la Unión Soviética con el bando republicano (al que Franco
combatía). Pero decir que eran amigos y compartían ideologías es completamente
incierto. Cómo compararlo con Hitler, con su genocidio, y la humillación
internacional a la que sometió a su país. Es una comparación muy burda en
cuanto a ideología y lo que fue la dictadura de cada uno. Fueron muy totalmente
distintos, pero les unía el frente común de la lucha anticomunista tan común en
el contexto histórico de esa época, en un mundo que era bipolar y acabaría
desembocando en la conocida Guerra Fría.
-¿Cómo recibió la familia Franco la recomendación
del Congreso español de retirar los restos de su bisabuelo del mausoleo del
Valle de los Caídos?
No nos
sorprende ni nos causa ningún tipo de agravio. Además, no es la primera que se
dice. Es la táctica famosa de desviar la atención de lo que en verdad les
importa a los españoles hoy en día. ¿Por qué el Gobierno de José Luis Zapatero,
que promovió la Ley de Memoria Histórica (2007), que exige retirar los símbolos
del franquismo y hoy permite recomendar la exhumación de mi bisabuelo, no pidió
el traslado cuando tenía mayoría en el Congreso? El actual Gobierno (de Mariano
Rajoy, Partido Popular, oponente al Partido Socialista Español, de Pedro
Sánchez) obviamente no lo va a hacer. Además, necesitarían el consentimiento de
la familia, que no lo va a dar, y depende también de El Vaticano, ya que el
mausoleo es parte de una basílica y por lo tanto le compete a la Santa Sede.
-¿Quiénes conforman la Fundación?
Mi abuela es
la presidenta honorífica y está compuesta por simpatizantes, muchos de ellos
hijos o nietos de antiguos miembros del gobierno de Franco pero también tenemos
a doctores, abogados, todos muy orgullosos de sus padres y del país que
heredaron.
-¿Hacen obras sociales?
Tenemos una
bolsa de trabajo, en la que recibimos los currículos y ayudamos a personas a
conseguir empleo. También asistimos a personas que necesitan ayuda judicial,
como es el caso del pueblo Guadiana del Caudillo, en Extremadura, que por
llevar la coletilla de “El Caudillo” en su nombre (asociado al sobrenombre El
Caudillo de España, que identificó a Franco) tendrían que cambiar el nombre
porque fueron denunciados por un abogado de Barcelona que pide el cumplimiento
de la mal llamada Ley de Memoria Histórica. Se celebró un referendo en el
pueblo y la mayoría absoluta votó que nono quieren cambiar el nombre. Cabe
recordar que precisamente fue Francisco Franco quién construyó dicho pueblo y
la acusación pidió eliminar cualquier vestigio del franquismo, pero eso
lamentablemente no se haría con cambiar el nombre del Pueblo, habría que quitar
hasta el último ladrillo, pero gracias a dios, los habitantes de dicho pueblo
siguen recordando su historia. Nosotros les prestamos servicios legales para
defender su decisión en las cortes. Eso es parte de la labor que hacemos.
-¿Por qué quiere perpetuar el nombre de su
bisabuelo?
¡Vaya suerte
que he tenido con ser el primer varón de mi padre! También es un honor, algo
que he tardado mucho tiempo en comprender. Cuando se es más joven no se tiene
un concepto claro de la vida y obviamente hasta que se tiene cierta edad no
está uno bien informado. Pero con el tiempo uno se da cuenta del peso que
significa. Es muy difícil vivir a la altura del nombre que se tiene por muchas
razones. Recuerdo que yo iba al colegio con cinco o seis años y venía un niño y
me decía ‘tú mataste a mi abuelo’, porque eso era lo que escuchaba en su casa,
cuando yo no sabía qué había sucedido ni tenía criterio. Cuando se es niño no
se entiende. Puedo decir que sufrí una alta dosis de maltrato en ese aspecto
pero igual me hizo fuerte y no me marcó. Y cada día que pasa siento más y más
admiración por la obra de mi bisabuelo. Perpetuar el nombre sería la única
manera que tengo de homenajear a una figura histórica tan importante.
-¿Qué pasa cuando llega a un lugar y se presenta con
el apellido Franco?
No suelo
presentarme como Francisco Franco. Me he propuesto no ser una figura pública.
Hay a quien le gusta que le reconozcan en la calle pero yo, francamente, no
quiero caer en eso. Voy por la vida con seudónimos. No me gusta hacer una
reserva en un restaurante con mi nombre, no sólo por no levantar alertas, si
no, además, porque a veces recibo respuestas de cachondeo (burla) porque no
creen que yo lleve ese nombre. Además, aún hay cicatrices abiertas y gente que
reacciona. No voy por la vida diciendo yo soy este y pienso así. No busco la
confrontación.
-Si pudiera distanciarse un momento de su lazo
afectivo con Franco, ¿qué opinaría de su gobierno?
Mi mayor
crítica, antes de estar informado, era que no hubiese dejado el poder antes. Yo
pensaba que estaba muy bien que haya hecho su labor: ganó la guerra, creó una
clase media, industrializó el país y formó un Parlamento en el que todos
estaban representados. Pero yo me preguntaba si era necesario permanecer en el
poder casi 40 años. Pero luego me di cuenta que desde que caímos en manos de
los partidos políticos el país se ha vuelto a fracturar, a raíz de las
competencias que le dieron a las autonomías (regiones: Cataluña, País Vasco,
etc.) Tenemos un sistema político que promueve el egoísmo y el egocentrismo de
las autonomías españolas y que hace de España y los españoles un país
centrífugo, y este es nuestro mayor desafío como país.
-¿Cómo le parece más justo que recuerden a su
bisabuelo?
Querría que se
le recordase simplemente por sus logros al frente de un país que estaba al
borde de un precipicio y que la gente tuviese la certeza de que lo hacía desde
el más profundo sentimiento de deber y amor a su país, porque frecuentemente se
le reduce simplemente a la figura de un dictador y con todos los estigmas que
eso conlleva, y pensamos que lo hizo por ansia de poder o ambición, lo cual es
completamente falso y cualquiera que le conociese o formase parte de su gobierno
daría fe de ello. No me podría imaginar ningún caso de corrupción como los que
vivimos casi a diario hoy y consideramos normal. Es una verdadera vergüenza.
Lo
más importante es que creó una clase media que ha sustentado al país todos
estos años. La misma que ha logrado sustentar la seguridad social que creó él.
La base socioeconómica de la España que vivimos hoy en día tuvo lugar durante
su gobierno. Cabe recordar que en 1979 España tenía un crecimiento de PIB como
el de Japón, que nos situó en el 9no. puesto de crecimiento a nivel mundial, ¡a
pesar de los embargos y de que la sociedad española no pagaba impuestos! Datos
que distan mucho de la realidad en la sociedad española hoy en día.
También
cabe destacar que salvó al país de convertirse en un satélite de la Unión
Soviética, que era el plan que Moscú tenía para España bajo el Gobierno
republicano. Y si nos metemos a analizar lo que hubiese significado para Europa
que España hubiese tenido un régimen prosoviético, nos daríamos cuenta de que
la historia del continente sería diferente. ¡Franco es a día de hoy el único
militar que le ha ganado una contienda bélica al comunismo! Pero espero que no
sea el único porque ese “monstruo” sigue muy vivo hoy en el siglo XXI.
Por
otro lado también he de ser consciente de que a pesar del orgullo que significa
para mí portar este nombre, he de ser también consciente de las connotaciones
negativas que también lleva el nombre, ya que como jefe de Estado no solo se le
atribuyen los méritos sino también la responsabilidad de todo lo malo que
ocurrió durante esos largos 40 años. Hay que hacer un ejercicio de empatía con
todas las víctimas de una contienda que escenifica la más cruel de las guerras,
ya que una guerra civil al fin y al cabo es un duelo fratricida, en el que
muchas familias tenían a miembros luchando en bandos opuestos por el simple
hecho de encontrarse en una situación geográfica u otra… Es una triste realidad
y las cicatrices tardarán mucho en sanar, pero entiendo que mi bisabuelo como
un técnico de un equipo de fútbol o un director de orquestra, es responsable de
todo lo que ocurre por lo tanto debo ser cauto y consciente de que mi nombre
levanta ampollas…
-¿Ha pensado probar suerte en la política?
Jamás.
Imposible. Primero, no quisiera someter mi nombre a ese proceso, y segundo
porque pienso que la política es muy desagradecida. Sólo creo en los líderes
circunstanciales. Los que surgen cuando nadie quiere estar ahí.
-¿Cómo ve el futuro político de España?
Si supiese la
respuesta con certeza haría un favor. Estamos viviendo una época de populismo,
no sólo en España, sino también otros países, cosa que me sorprende. Hay
partidos, como Podemos, que están vendiendo una idea caducada, que ya conocimos
en otros países, me preocupa. Y me preocupa que haya gente que le crea,
sabiendo lo que ha sucedido en otros países como Cuba o Venezuela. Pero tengo
fe en la gente. Que la gente sepa votar bien.
-¿Algunos afirman que España es hoy terreno fértil
para el populismo?
Hay tanta
erosión en la imagen que tenemos de los políticos, tantos escándalos de
corrupción y falta de soluciones a los problemas, pues es normal que la gente
escuche a otro que venga con un discurso bonito de que hay derechos sin hacer
nada, que al final son cuentos de hadas. Las economías no funcionan así. Pero
un pueblo mal informado puede caer en la tentación.
por