Estado de Derecho, Bandera y Valle de los Caídos, por José María Manrique

 
José María Manrique 
Coronel de Artillería (Reserva)
 
 
 
   El 20 de noviembre de 2008 un elevado despliegue de la Guardia Civil impidió, de forma ilegal y destemplada, el paso de banderas de España al Valle de los Caídos. Como escribí en el libro “El Valle de los Caídos: Crónica de una persecución salvaje”:
   “… en nombre de la ley de memoria histórica se impidió el paso al Valle de todos los símbolos políticos, entendiendo como tales cualquier bandera nacional sin escudo, incluidas las mínimas cintas con la medida de la columna del Pilar de Zaragoza (Patrona de la Guardia Civil) que algunos conductores llevaban colgadas del retrovisor interno de sus vehículos; incluso una señora de 70 años denunció que le hicieron retirar un rosario que tenía colgado también del retrovisor (¡Quite el rosario de ahí, es una provocación!); según testigos presenciales y fotografías publicadas en los medios de comunicación, la entrada del Valle quedó sembrada de banderas tiradas por el suelo” [1]
 
   Reitero que fue de forma ilegal, porque aquel desafuero iba claramente en contra de la Constitución y de la ley de la Memoria Histórica.
 
   El Artículo 16 de la Ley 52 / 2007, de 26 de diciembre, dice:
   “Valle de los Caídos,
   1.-El Valle de los Caídos se regirá estrictamente por las normas aplicables con carácter general a los lugares de culto y a los cementerios públicos.
   2.- En ningún lugar del recinto podrán llevarse a cabo actos de naturaleza política ni exaltadores de la Guerra Civil, de sus protagonistas, o del franquismo.
 
   Y el que la Bandera Nacional no es ningún símbolo político (y mucho más sin escudo, aunque el del Águila de San Juan figure precisamente en el ejemplar de la Constitución que se guarda en el Congreso y, por supuesto, no sea ilegal), siéndolo de la Patria (Artº 4 de la Constitución de 1978).
 
   Impedir el paso de los colores de la Bandera Nacional es, además de una ilegalidad, un pecado de patriotismo, con el agravante de ser ejecutado mediante un Instituto Armado que ha jurado defender esa Bandera.
 
   solo de forma muy sesgada se puede interpretar que una misa en un cementerio sea un “acto de naturaleza política exaltador de la Guerra Civil, de sus protagonistas, o del franquismo”, y por ello, por otra parte, nunca se ha prohibido. Pero es que, además, “España debe ser el único país democrático en el que se prohíbe por ley rendir tributo a los muertos por razón política. Hasta en Alemania es posible realizar actos por los caídos de cualquiera de las unidades que combatieron en la II Guerra Mundial, sin que eso se considere un acto de exaltación política. Hoy en España es imposible hacerlo en el cementerio en el que reposan decenas de miles de caídos en la guerra (de ambos bandos)”[2]
 
   Al año siguiente el Padre Abad desconvocó la tradicional misa vespertina del 20N, que ese año caía en viernes, convirtiéndola en un “acto de exclusivo sentido religioso” en honor a todos los caídos, a celebrar el 3 de noviembre. Al día siguiente, sábado, en la misa conventual de las 11 de la mañana, la Guardia Civil llegó incluso a prohibirnos (me incluyo) que se introdujeran ramilletes de claveles en el interior del templo-cementerio porque iban atados con una cinta con los colores nacionales, así como hizo quitar a un asistente a misa una camiseta con la bandera de España. Ambos hechos fueron denunciados por los perjudicados y, “curiosamente”, por la Guardia Civil, resolviendo, tiempo después, el Juzgado del Escorial que tenían razón los fieles, aunque sin, como parece lógico, tomar medidas contra los agentes de la Autoridad que se extralimitaron.
 
   Tres días después, el 23 de noviembre de 2009, se cerró “a la visita pública la Basílica del Valle de los Caídos por obras de conservación”; comenzaba así un proceso que culminó con el cierre de facto del Valle un año después, hasta que, tras un cambio de Gobierno, se abrió en 2012.Pero la situación sigue muy similar. Este pasado 20N asistieron a la misa conventual unos 200 fieles. Solo a la salida de la misma, en la exedra, un pacífico ciudadano quiso sacar, al parecer, una bandera de la mochila. Y digo al parecer, porque no le dieron tiempo, solo se vieron los colores rojo y gualda; ni siquiera pudo desplegarla (podía haber sido “republicana”), pues varios guardias civiles de paisano se lo impidieron.
 
   Es decir, sigue imperando la ilegalidad y crimen patrio.
 
   ¿Por qué se pueden ver banderas republicanas a miles por todos los sitios?
 
   ¿Por qué un conocido activista anti-Valle entró en la Basílica con una camiseta del Che y otros símbolos comunistas y no pasó nada? Tuvo que empezar a besarse con su compañera dentro de la iglesia para que le rogaran que saliera.
 
   ¿Verdaderamente estamos en un estado de derecho?
 
   Porque, se pongan como se pongan religiosos, políticos, jueces, fiscales y agentes de la autoridad, la Bandera de España no es ningún símbolo político y no se puede prohibir su exhibición, todo lo ordenada que quieran.
 
   ¡Faltaría más!
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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