Este año debe ser el de la reivindicación de Franco

 
Pío Moa
Blog 
 
 
“La verdad se corrompe tanto por la mentira como por el silencio”
(Cicerón)
 
 
-¿Por qué ha escrito ud un libro franquista y cuál es su tesis principal?
– Los mitos del franquismo no es un libro franquista sino que trata de exponer la verdad sobre el franquismo prescindiendo de retóricas propagandísticas y atendiendo esencialmente a los hechos. Y creo que mejora a la inmensa mayoría de las obras publicadas hasta ahora. La mayor parte de los libros que han tratado de defender la memoria de aquella época resultan a menudo romos o provincianos, o anecdóticos.  Y los contrarios, como los de Preston, Moradiellos,  Cortázar, Viñas y tantos otros, caen simplemente en lo grotesco. En resumen diríamos que, contra lo que se viene diciendo, fue una gran época para España y si sigue habiendo hoy algo de democracia después de la transición lo debemos a su legado.      
 
   Pero aunque  el libro trata más del régimen que de Franco, quiero hablar ahora del personaje. Atendiendo a los datos, lo considero el estadista de mayor talla, con gran diferencia, que haya producido este país en dos siglos por lo menos. Por lo menos. Para comprobarlo basta atender a los grandes desafíos históricos a que se enfrentó y superó brillantemente, en un país acostumbrado desde mucho tiempo atrás al derrotismo, la mediocridad y la autodenigración. 
   
   *Venció a una revolución comunista, no a una democracia destruida previamente por el Frente Popular. Contra lo que se dice, no fue el primero en hacerlo (antes la habían vencido Mannerheim en Finlandia y Pilsudski en Polonia). Pero la victoria en España tuvo especial transcendencia, pues un triunfo del Frente Popular habría repercutido con gran fuerza en Hispanoamérica y disparado las tensiones en una Europa emparedada por así decir entre la URSS y España. Franco libró a Europa de tal perspectiva. E, importa señalarlo, empezó la guerra en unas condiciones materialmente tan desfavorables que casi cualquier otro militar o político habría tirado la toalla; sin embargo,  partiendo de una situación  prácticamente desesperada, terminó ganando. 
   
   *A continuación, Franco topó con una guerra mundial que no deseaba en modo alguno, viéndose obligado a reconstruir el país en circunstancias extremadamente duras. Evitar verse arrastrado al remolino bélico por las presiones de Hitler y de muchos del bando nacional, exigía una capacidad política y habilidad de maniobra muy fuera de lo común. Fue una auténtica proeza y no imagino a ningún político español capaz de realizarla, aparte de él.  
 
   *Acabada la guerra mundial, España chocó con la hostilidad de los vencedores, la URSS y las potencias anglosajonas. Casi todo el mundo creyó que estos podrían barrer al franquismo con un soplo, pero el Caudillo se mantuvo firme. Previó antes que Churchill y desde luego que Roosevelt o Truman, que la alianza entre el stalinismo y los anglosajones quebraría, y desafió todos los chantajes y amenazas. Los anglosajones se lo pensaron dos veces antes de intentar una invasión pues, como recordó Churchill, daría lugar a una nueva guerra civil en España, propagable a una Europa hambrienta y en ruinas, como también observó De Gaulle. Stalin lo intentó indirectamente con el maquis, una peligrosa guerra de guerrillas… a la que derrotó asimismo. 
 
   *A falta de una invasión directa, y pese a que la anterior neutralidad de España había beneficiado sobre todo a los vencedores de Hitler, estos promovieron el aislamiento internacional de España. Se trataba de una medida criminal sin atenuantes, pues buscaba  crear en España una hambruna masiva como medio para derrocar al franquismo y volver a traer a los políticos del Frente Popular. Franco se adelantó negociando con Argentina créditos para la importación de carne y cereales que permitieron paliar los  peores efectos. Posteriormente, con una política tenaz  y hábil, terminó por derrotar el aislamiento y ser reconocido por todos los países, excepto los que él no quiso reconocer.  
 
   *España debió reconstruirse sin Plan Marshall y en medio de un hostigamiento exterior, y lo consiguió. Contra lo que suele decirse, la autarquía de los años 40 y 50 fue un éxito considerable, como demuestran los numerosos datos económicos citados en mi libro. No obstante, a finales de los 50, la autarquía se había agotado y Franco tuvo suficiente flexibilidad para cambiar de política, atendiendo a los economistas formados en la primera Facultad de Económicas del país, fundada durante su mandato. Con ello hizo de  España una de las economías de más rápido crecimiento del mundo.  
 
   *Después de la guerra mundial, los países occidentales de Europa se habían convertido prácticamente en protectorados de Usa. Es llamativo que los más hostiles a España fueran aquellos como Suecia, Holanda o Francia, donde mayor colaboración habían obtenido los nazis. No tuvieron más remedio que reconocer a Franco, pero siempre con un punto de rechazo, manifiesto en su apoyo al terrorismo de la ETA y otros actos  inamistosos. En la cuestión de Gibraltar, el franquismo venció diplomáticamente a Inglaterra en la ONU y ante el incumplimiento de Londres, cerró la verja, convirtiendo el peñón en una ruina para una Inglaterra no especialmente boyante. 
 
   *Franco entendió que, en las circunstancias de la guerra fría, España debía acercarse a Usa, y los gobiernos useños, al contrario que otros europeos, debieron ceder en su hostilidad inicial y comprender el crucial valor geoestratégico de España. Durante la guerra fría, España  obró como una firme retaguardia  frente a la amenaza soviética, y desde luego, en aquellas circunstancias, los europeos y Usa deben más a España que España a ellos.  
 
   *Contra lo sostenido por una propaganda  esperpéntica, de origen comunista pero aceptada por el resto y finalmente por gran parte de la derecha, el franquismo no fue un régimen totalitario, sino autoritario, con amplia libertad personal y libertades políticas restringidas, pero no inexistentes, como puede comprobarse por las hemerotecas. Culturalmente fue una buena época para España, no especialmente brillante, pero muy digna. Tampoco ha sido brillante ni mucho menos en el resto de Europa después de la II Guerra Mundial.  
 
   *Todos estos logros históricos fueron encabezados por una persona de ánimo firme pero no jactanciosa ni efectista. Probablemente ha sido el socialista Indalecio Prieto quien mejor ha captado este rasgo: “Franco alcanza la fórmula suprema del valor: es sereno en la lucha”.  
 
   *En suma,  Franco recogió un país devastado no solo por la guerra sino por la desarticulación económica y social causada por el Frente Popular; debió afrontar  retos y dificultades muy superiores a las de cualquier régimen español anterior o posterior y a los de los demás países de Europa occidental después de 1945;  y dejó un país próspero y liberado de los odios que habían envenenado y destruido la república. Es decir, dejó un país apto para una democracia que no repitiera las convulsiones del pasado. Casi todos los demás países de Europa occidental deben su actual democracia a la intervención militar useña, mientras que España la debe a su propia evolución social y política, sin invasiones tan enormemente traumáticas.      
 
   Y si algo ha degenerado la actual democracia es precisamente un antifranquismo hispanófobo, creador de odios, proetarra y pro separatista en los hechos,  autor de una ley de memoria histórica totalitaria y prochekista. En su intento de denigrar al mayor estadista español de nuestro tiempo solo demuestran su extrema mezquindad. Ni Franco ni el franquismo pueden volver, pero nuestra  democracia está visiblemente enferma y uno de sus peores síntomas es ese antifranquismo ruin.      
 
   Decía el historiador inglés Paul Johnson en una entrevista con Arcadi Espada: “Franco fue un hombre extraordinario. Uno de los más inteligentes del siglo XX. Algún día el pueblo español lo colocará en el lugar que merece”. 
 
   Que sea este año, 80 aniversario del comienzo de la guerra civil, el de la reivindicación de un estadista muy fuera de lo común, frente al griterío de unos “demócratas” que nunca lo fueron. Una tarea  imprescindible  en una democracia que está haciendo agua por todas las junturas.    
 

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