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José María Manrique
El pasado 10 de julio murió Luis García-Mauriño Martínez
Había nacido el 8 nov 1931, en una familia de orígenes asturianos, de ideario católico y falangista, que sufrió los horrores de La Cruzada de Liberación. Su padre, registrador en Ronda, fue fusilado sin más trámites a los 39 años el 14 de agosto de 1936. Dejó viuda embarazada y con otros ocho hijos, el mayor de 10 años. Hoy es considerado por la Iglesia “Siervo de Dios”.
Luis estudió en Oviedo y posteriormente en la Academia Pinilla, del jesuita (luego comunista) Padre Llanos, de la que saldría el “Grupo Forja” que tantos sonados y dispares nombres ha dado a la “transición”. Sus destinos en el Regimiento 71, en la IPS, en Canarias, donde se casó, e Ifni, le fueron forjando como profesional competente, austero, incansable (le apodaban “El Inca”) y firme, mereciendo felicitaciones y persecuciones.
“Primeraco” (nº 1) de la LVII Promoción de EM (1967-1971), con más de 11 años de mando directo de tropa, fue captado para integrase en lo que se conocería como Servicio de Información de Presidencia de Gobierno, concretamente en la Organización Contrasubversiva Nacional (origen del SECED, Servicio Central de Documentación). Nada menos que para crear de la nada la que debería ser la red de información en Vascongadas y Navarra; de ahí su apodo de Navas, por el que se le conocía en el citado servicio.
De su eficacísima y muy peligrosa labor, su jefe, el conocido Coronel San Martín (separado del Servicio por su participación en los sucesos del 23-F), en su libro “Servicio especial”, escribió textualmente de él: “… mi recuerdo se detiene en la persona más incómoda para mí en el trato directo, por cierto hoy absolutamente maltratada, que si de mí hubiera dependido hoy ostentaría en su pecho la Cruz Laureada de San Fernando”.
Muy apreciado por los Capitanes Generales de Burgos (VI Región Militar), de los que también dependía, su lealtad al servicio y a España le hizo renunciar a su destino, pues detectó filtraciones y posturas incomprensibles en Madrid. Lo hizo inmediatamente antes del magnicidio de Carrero Blanco, alertando a sus mandos de que estaba a punto de producirse un atentado de terrible trascendencia, pero del que desconocía los detalles.
En 1973 estuvo en Uruguay, conociendo aspectos antisubversivos. Luego pasó a la Capitanía de Sevilla, a Segunda Sección, Información, a él le seguían llegando muchísimas informaciones, incluso las actas de las reuniones de ETA que mandaban al PSOE. Alertó a sus compañeros y mandos de la trampa que se cernía contra ellos en relación con movimientos que terminaron en el 23-F, del que salió la directiva de neutralización de los Ejércitos. Por ello chocó con Gutiérrez Mellado, quien no logró captarlo para sus filas y, posteriormente, le sometió a todo tipo de persecuciones, incluida la amañada campaña de las “cintas aleatorias”. Su carrera militar quedó cercenada desde aquel momento.
En 1988, después de su paso por las Capitanías de Canarias y Granada, y de mandar el regimiento de Cádiz y el Estado Mayor de la Capitanía de Canarias, pasó a la reserva.
Puedo decir que es el militar más íntegro, capaz, moral y valiente que he conocido, bien es verdad que durante poco tiempo, pero creo sinceramente no errar mi juicio.
Descanse en Paz, La Patria y Nuestro Señor Jesucristo lo acojan.
Mis sinceras y sentidas condolencias a su familia.
Desde la FNFF enviamos también nuestro más sincero pésame a toda su familia.