Para los que afirman que la Historia no se repite, aquí una muestra de cómo la derecha acaba rindiéndose al compromiso utilitario dejando que la izquierda se dedique a hacer política.
80 años después, asistimos a los mismos errores de ayer.
«Nos llamaban ingenuos, locos o ignorantes, y ellos eran los listos. Ahora se ve quién ha acertado.El eje de nuestra previsión y de nuestra crítica procedía del razonamiento siguiente: “Cuando las cosas fracasan por dentro acaban fracasando por fuera”. La derecha se apoyaba con aparente éxito en cosas exteriores: dinero, propaganda, masa numérica, grandes diarios, etc., etc. En ella todo acusa un mundo interior, un mundo moral íntimamente fracasado.
Se ha ido desprendiendo de todas sus raíces patrióticas y religiosas para ponerse al servicio de intereses materiales y subalternos. En ninguna zona de derechas aparece un clamor auténtico por la patria, el pan y la justicia. Los supremos valores espirituales se convierten en verbalismos, en banderines de enganche electoral, en pabellones para cubrir las mercancías. Sólo les une el miedo y el egoísmo. Están ya derrotados en el fondo de sus almas. Perderán. Las derechas se habían convertido en una enorme falsificación, mientras las izquierdas, con todos sus yerros y pecados, eran auténticas, creían en lo que decían, ponían pasión en aquello que decían defender.
La Falange fue la tremenda piedra de toque, la terrible piedra de parangón para desenmascarar la verdadera conciencia de las derechas españolas.»
Rafael Sánchez Mazas
“Arriba” nº 33, 23 de febrero de 1936