La Academia General Militar en su 2ª Época: Zaragoza (1927-1931), por Francisco Ángel Cañete Páez

Francisco Ángel Cañete Páez 
Profesor mercantil, economista y Comandante de Infantería 
Caballero de la Orden de San Raimundo de Peñafort

DEDICATORIA.-  Al Excmo. Sr. Teniente General DON ADOLFO ESTEBAN ASCENSIÓN, Caballero Laureado de San Fernando, formado en las aulas de la Academia General Militar, en su segunda época, y que a sus 95 años, aún ostenta con orgullo sobre el uniforme la Cruz de las Rojas Espadas orlada de laureles

El día 8 de Febrero de 1893, el Teniente General  López Domínguez, Ministro de la Guerra, ponía a la firma de S.M. La Reina Doña María Cristina de Habsburgo-Lorena, Regente del Reino, tras la muerte de su esposo el Rey Don Alfonso XII, un Real Decreto por el que se suprimía la ACADEMIA GENERAL MILITAR de Toledo. De esta forma, sin argumento alguno de peso ( los aducidos en la parte expositiva del citado Real Decreto se me antojan ridículos), sin causa alguna que lo justificase, se cierra este importante Centro de Enseñanza Militar, verdadera escuela de fraternidad y compañerismo, con vivencias juveniles que van a perdurar durante toda la vida, sea cual sea el emblema que se ostente en el cuello del uniforme, y en el que la Patria y el Estado tenían depositadas sus mas firmes esperanzas.

Muy fuertes debieron ser las presiones que hubo de soportar Doña Maria Cristina para estampar su firma al pie del Real Decreto por el que se cerraba un centro tan prestigioso, creado a iniciativa de su difunto esposo y cuya bandera ella misma había bordado y entregado a la Academia, a través de un representante regio, tan sólo siete años antes. Pero no hubo vuelta atrás. La Academia Generla Militar de Toledo cerró sus puertas en 1893 y no las volvería a abrir hasta 34 años mas tarde, en 1927; pero ya no sería en Toledo, sino en la Heroica e Inmortal Ciudad de Zaragoza.

Un antiguo alumno de la primera “GENERAL”, Don Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, convertido ya en teniente general y con dos laureadas sobre el pecho, ostentaba en ese año de 1927 la Presidencia del Consejo de Ministros de España, en la Monarquía de Don Alfonso XIII.  Ya hacía tiempo que Primo de Rivera tenía en mente el restablecimiento de la Academia General Militar, convencido de los beneficios morales que aportan a los jóvenes aspirantes a oficiales la unidad de enseñanza y la identidad de procedencia en estos primeros y decisivos años de la milicia. Es por ello, que finalizada la campaña de Marruecos y abortada la “Sanjuanada”, con España en paz y el trabajo y la economía en cotas muy altas, el General estima que es llegado el momento de convertir en realidad su ya larga y lejana aspiración.

Academia General Militar (2ª época)
Zaragoza 1927-1931

Caballeros Laureados

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Dos componentes, uno geográfico y otro humano se concilian en la mente de Don Miguel. En cuanto al geográfico, lo tiene decidido: la Academia General se ubicará en Zaragoza. Para ello, ya ha dado su aprobación (con la venia de S.M. El Rey) a unos terrenos próximos al campo de maniobras de San Gregorio; un lugar desértico, azotado por el viento del Moncayo, muy frío en invierno y con un sofocante calor en los meses estivales. Lugar este muy propio para endurecer el cuerpo y fortalecer el espíritu de nuestros futuros oficiales. Se dotan pues los presupuestos económicos para hacer frente a la magna obra y comienzan sin demora los trabajos de construcción del emblemático edificio.

En cuanto al factor o componente humano ( de mucha mayor trascendencia que el geográfico), el general –me sigo refiriendo a Primo de Rivera-  ha pensado en designar para el cargo de director al General Franco, el mas joven del Escalafón de Generales y con una brillantísima Hoja de Servicios. Franco, que duda en un principio, pues estima que el cargo de director lo desempeñaría mejor su gran amigo y antiguo jefe del Tercio de Extranjeros Don José Millán-Astray, accede al fin, al hacerle saber Primo de Rivera que él es también el candidato del Rey. En su virtud, por Real Decreto de 4 de Enero de 1928 se nombra Director de la incipiente ACADEMIA GENERAL MILITAR al Excmo. Sr. General de Brigada de Infantería DON FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE,  quien de inmediato se pone “manos a la obra”con su impresionante y agotadora capacidad de trabajo.

Pero ya unos meses antes, había tenido lugar la publicación en el Diario Oficial de la Restauración o Reorganización de la Academia General Militar de Zaragoza. El Real Decreto lleva fecha de 20 de Febrero de 1927 ( el General Franco, amante de la tradición militar, ha hecho coincidir en la nueva fecha, el día y el mes de la fundación de la primera “General”, y lo mismo haría en el Decreto de la Tercera Época), y las firmas del Ministro de la Guerra, General O’ Donnell y la de S.M. El Rey Don Alfonso XIII.

Instalado en Zaragoza el matrimonio Franco-Polo es muy bien recibido por la alta sociedad aragonesa que ve en el General Franco al sucesor en el mando del Tercio de Extranjeros de su heroico paisano el Teniente Coronel Don Rafael de Valenzuela, muerto gloriosamente el día 5 de Junio de 1923, en el combate de Tizzi-Assa, al frente de sus banderas legionarias, y cuyo cadáver reposa en la cripta de la Basílica del Pilar.

Desde su despacho provisional en el viejo cuartel del Carmen (junto a la Puerta que con tanto valor y arrojo defendiera la heroica Agustina) y desde primeras horas de la mañana el General Franco se afana en confeccionar la lista de profesores que, bajo su dirección, se van a encargar de moldear el espíritu y la inteligencia de los jóvenes que aspiren a ser oficiales del Ejército.  Y ello sin descuidar la marcha de los trabajos de construcción del nuevo Centro que se están llevando a cabo bajo la dirección de los competentes ingenieros militares Don Vicente Rodríguez y Rodríguez y Don Antonio Parellada García.   En cuanto al profesorado, es evidente que Franco quiere contar, en una importante proporción, con los oficiales que ha tenido a sus órdenes en el Tercio de Extranjeros. Y aunque sabe de sobra que un cadete no es un legionario, sin embargo quiere que la mística, el sacrificio, el espíritu, la disciplina y el compañerismo que se practica en La Legión y que se condesa en ese tratado místico-religioso que es el “CREDO LEGIONARIO”, estén muy presentes en la enseñanza a impartir a sus alumnos.  A su llamada acuden prestos: el Coronel Don Miguel Campins Aura, a quien Franco nombra Jefe de Estudios; los tenientes coroneles Sueiro y Esteban Infantes, de Infantería; Monasterio, de Caballería; Yeregui Moreno, de Artillería y Berdejo Nadal, de Ingenieros. Los Comandantes Pita da Veiga, Franco Salgado y Alonso Vega, así como los capitanes Barba, Rama, Gotarredona y Vicario entre otros. A imitación del “Credo Legionario” Franco redacta el “DECÁLOGO DEL CADETE”, verdadero compendio de preceptos morales que marcará la impronta por la que se han de regir los Caballeros Cadetes desde su ingreso en la Academia.

Academia General Militar (2ª época)
Zaragoza 1927-1931
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En Mayo de 1928 se convocan 250 plazas de Caballeros Cadetes, a las que se presentan 785 aspirantes y de los que ingresan 215. Para el ingreso se exige tener superado cuatro cursos completos de Bachillerato Universitario, además de un fortísimo examen de educación física, y la superación de dos grupos de materias: uno de ciencias y otro de letras.  Los profesores y cadetes vestirán uniforme de lanilla gris, con cordones rojos (los alumnos), gorra de plato con franja encarnada, ceñidor de cuero y machete corto. El día 3 de Octubre de 1928 se inaugura el curso escolar con la presencia del Teniente General Primo de Rivera, Presidente del Gobierno a la sazón, y alumno aventajado de la “Primera General”, acompañado del Ministro de la Guerra, general Martínez Anido.

El primer curso en la Academia General de Zaragoza (1ª Promoción, 2ª Época) – o mas concretamente XI Promoción, contando las diez primeras de la antigua “General”- transcurre con normalidad, sometidos los cadetes a una férrea disciplina impuesta por el Director y con unos horarios rígidos por demás. El día 6 de Febrero de 1929 llega a la Academia la triste nueva del fallecimiento de la Reina Doña Maria Cristina, aquella egregia señora que bordara la Bandera de la primera Academia General y que con harto sentimiento tuvo que firmar el Decreto de disolución de la misma.  El día 5 de Junio de 1930, se celebra el solemne acto de la Jura de Bandera de la II Promoción (la XII). Preside S.M. El Rey Don Alfonso XIII al que se le rinden los honores de Ordenanza, prestando juramento los cadetes ante la antigua Bandera que bordase su madre la Reina Maria Cristina. Rotas las filas, el Rey rompe el protocolo para abrazar al cadete Joaquín de Valenzuela, hijo del heroico teniente coronel Don Rafael de Valenzuela. Don Alfonso quedó entusiasmado con la disciplina y marcialidad de los cadetes, y así se lo manifestó, con su mas entusiasta felicitación, a su Director, el General Francisco Franco, invitando a la Academia a que se trasladase un día a Madrid, para dar la guardia en el Palacio Real.  El día 26 de Octubre de 1930, visita la Academia General el ministro francés de la Guerra André Maginot, famoso por el diseño y trazado de sus impresionantes fortificaciones en la Primera Guerra Mundial, que queda gratísimamente impresionado de su visita al Centro y condecora a su Director con las insignias de la Legión de Honor.

En la tarde del 12 de Diciembre de 1930, se deja oír en la Academia General de Zaragoza el siempre inquietante toque de “Generala”. El capitán Don Fermín Galán se había sublevado en Jaca y avanzaba hacia Huesca con tropas a sus órdenes. Franco, que ha tenido a sus órdenes a Galán en el Tercio, dispone que la Academia tome parte en la defensa de Zaragoza por si los sublevados consiguen llegar hasta allí. No fue necesario; Galán es derrotado junto a la ermita de Cillas, en las cercanías de Huesca, y juzgado en Consejo de Guerra sumarísimo es fusilado el 13 de Diciembre.

Proclamada la República en España el día 14 de Abril de 1931, la Academia General de Zaragoza, ajena a toda política, continúa desarrollando sus actividades académicas con toda normalidad.  El mismo día 14 de Abril, el Capitán General de la V Región  Militar, Don Jorge Fernández de Heredia, entrega el mando al general  Gómez Morato, quien aconseja a su compañero Franco que cambie la  bandera bicolor que ondea en la Academia por la nueva enseña republicana, a lo que Franco se niega hasta no recibir la orden por escrito. Nombrado Capitán General de la V Región el general Don Leopoldo Ruiz Trillo el 17 de Abril, nada mas tomar posesión envía a Franco la orden por escrito de sustitución de la Bandera. Franco la acata y al toque de oración del día 20 de Abril de 1931, se arría la última bandera rojo y gualda que aún ondeaba en España. Desde el día 14 al 20 de Abril ,la única bandera bicolor que ondeó en España, fue la Bandera de la Academia General Militar de Zaragoza.

No debió gustar mucho al nuevo Ministro de la Guerra Don Manuel Azaña Diaz el asunto de la bandera de la Academia General, pero, en esta ocasión, no se atrevió a tomar providencia alguna contra su Director, pues en su amplio abanico de reformas estaba la desaparición del emblemático Centro de Enseñanza Militar. Y esta no se hizo esperar. Por Decreto de 30 de Junio de 1931 (Colección Legislativa Nº 410) se dispone el cierre de la Academia General Militar de Zaragoza, volviéndose al antiguo sistema de Academias especiales y específicas para cada Arma o Cuerpo; si bien, y teniendo en cuenta criterios economicistas, refundidas sólo en dos: estableciéndose en Toledo la Academia de Infantería, Caballería e Intendencia, y en Segovia, la de Artillería e Ingenieros.  El día 14 de Julio de 1931 tiene lugar el acto de despedida. Durante el mismo, su todavía Director Don Francisco Franco, pronuncia un importante discurso como última “ORDEN GENERAL” a sus Caballeros Cadetes. En él defiende la obra que ahora desaparece cuando ya empezaba a dar óptimos frutos, afirmando que : “aunque se deshaga la máquina, la obra queda y la obra sois vosotros, los 720 Oficiales, paladines de la lealtad, la caballerosidad, la disciplina, el cumplimiento del deber y el espíritu de sacrificio por la Patria…” Y concluye con una magistral lección de moral militar que tiene por base la disciplina, consustancial con cuantos nos honramos en profesar la honrosa Carrera de las Armas.  Y la Academia General cerró sus puertas por segunda vez, que ya no volvería a abrir hasta el inicio de la década de los cuarenta, convertido su antiguo Director en Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos.

Al inicio de la Guerra Civil, los cadetes de Franco, en un ejemplo de lealtad y cariño al Jefe sin precedentes conocidos hasta entonces en ningún ejército, acudieron en tromba a su llamada desde todas las guarniciones de la Patria, pasando de inmediato en su inmensa mayoría (un 96%) a formar en las filas del Ejército Nacional que lideraba su antiguo general director.  En sus bocamangas lucían las dos estrellas de seis puntas que los distinguía como tenientes del Ejército, que a los pocos meses de iniciada la guerra se convirtieron en tres, pues su antiguo Director los ascendió a todos a Capitanes, otorgándoles la misma antigüedad: de 20 de Marzo de 1937. De su brillante y valerosa actuación en la campaña nos da idea el crecido numero de bajas que tuvieron: 134 Oficiales de la 2ª “General” murieron en combate luchando en el bando nacional y 2 en el de la República; 84 fueron fusilados en zona republicana y 7 en la nacional, y 6 fueron declarados “Mutilados Absolutos”. A cuatro de estos Oficiales les fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando, y 35 obtuvieron la Medalla Militar Individual.

Con la paz, los antiguos alumnos de la “GENERAL” zaragozana hicieron – en su inmensa mayoría- una brillante carrera militar. Tan sólo uno, de los 728 alumnos formados en la Academia General (2ª Época) alcanzó el alto empleo o dignidad militar de  CAPITÁN GENERAL DEL EJÉRCITO, y este fue el Excmo. Sr. DON MANUEL GUTIÉRREZ MELLADO, ascendido con carácter honorífico en 1994. De todos es conocido el video con su gallarda actitud en el Congreso de los Diputados, en la tarde del 23 de Febrero de 1981.  Amplia es también la nómina de los tenientes generales de esta procedencia, entre los que cabe reseñar: los hermanos Coloma Gallegos (Don Julio y Don Francisco de Paula), Don Félix Alvárez-Arenas Pacheco, Don Joaquín de Valenzuela ( el cadete que abrazó el Rey Alfonso XIII en Zaragoza), Don Federico Gómez de Salazar y Nieto, fallecido recientemente, Don Fernando de Santiago, Don Emilio Villaescusa, Don Antonio Ibáñez Freire, Don Tomás de Liniers, y por supuesto Don  Adolfo Esteban Ascensión. A quien con el mayor cariño y respeto me he permitido dedicarle el presente artículo, en íntimo y particular homenaje al ser el último de los Caballeros Laureados que aún ostentan en vida (tiene 95 años) tan preciada condecoración;   así como un nutridísimo grupo de generales de División y de Brigada, formados todos en las aulas de la Academia General de Zaragoza, en su 2ª Época.

Y aquí concluyo estas líneas, redactadas como modesto homenaje de un Oficial de Complemento hacia mis compañeros de “La General”.  Tres décadas de servicio activo como Oficial, alternando con ellos en toda clase de servicios me han llevado a contar con muchos y muy queridos amigos de esta procedencia. A ellos- entre los que hay magníficos historiadores- les cedo el testigo de continuar la historia de la 3ª Época de “La General”, posiblemente la mas floreciente, dada su longevidad (la LXV Promoción ya está llamando a su puerta); para que su Historia sirva de ejemplo y estímulo a los jóvenes españoles, que dejando a un lado el hedonismo imperante en una buena parte de nuestra juventud, se afanan con su estudio diario, en asimilar los complejos programas de ingreso en la Academia General Militar, con la ilusión de vestir un día el honroso uniforme con los rojos cordones de cadete, y para que con su entusiasmo y juvenil entrega seguir haciendo realidad los versos del Himno de la Academia:

“Y UNIDA SIEMPRE LUCHARÁ HASTA EL FIN
POR ESPAÑA LA ACADEMIA GENERAL”.

 

 Fuente: http://www.belt.es/expertos/HOME2_experto.asp?id=3307

 


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