La herencia del rector Carrillo

 
Honorio Feito
 
 
   Dicen que el nuevo rector de la Complutense, el matemático Carlos Andradas, tiene un perfil más académico y menos politizado que su antecesor y rival José Carrillo, también matemático y también de izquierdas, que ha sido clave en su triunfo.
 
   No obstante, al nuevo rector le espera un trabajo arduo si quiere devolver a esta Corporación académica el lustre perdido en estos años.
 
   Basta un recorrido por la Avenida de la Complutense, para apreciar su decadencia. Barreras rotas, cercas de hierro retorcidas; pintadas en todos los edificios, suelos sembrados de papeles, botellas de plásticos, envoltorios de chocolatinas y bocadillos… una imagen de dejadez, de abandono, impropia de lo que, en abstracto, entendemos que es o debe ser una Universidad.
 
   El nuevo recto tendrá que resolver los problemas heredados de su antecesor: Restos humanos en los sótanos de la Facultad de Medicina, botellones (que el rector José Carrillo justificó por el hecho de que en otras partes están prohibidos), abandono y suciedad; pintadas; un considerable grado de politización en el alumnado; algunas facultades convertidas en laboratorios de la izquierda para la puesta en escena de una política que corroe los pilares sociales, ajena al ámbito docente que debería presidirlas; el caso Monedero; barricadas y furgones policiales alguna que otra vez. En suma, la imagen de una universidad entregada al caos.
 
 

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