La imagen de España

 
Honorio Feito
 
 
 
   Al filo del medio día, de este miércoles de la Semana Santa, preludio de millones de desplazamientos con carreteras, estaciones y aeropuertos atascados, síntoma de una presunta recuperación económica (o de hartazgo de tanta política de esfuerzo y de cinturón apretado), a los españoles se les presenta una luz – prefiero este término para la metáfora, que ese de la hoja de ruta- de lo que debe ser su futuro más inmediato. Otra cosa es que los españoles sepan ver y sepan interpretar esa luz capaz de mostrar el camino del futuro. La noticia es que el avión de la Fuerza Aérea española que debía trasladar a S.M. El Rey a España, de regreso en su viaje oficial por los Emiratos Árabes Unidos y Kuwait, ha tenido una avería. 
 
   Esta es la quinta avería de un avión oficial en los últimos cinco meses. Me asalta la duda, llegado este momento, de si conviene seguir utilizando la campaña de la “Marca España”, o, si por el contrario, nuestras autoridades deberían hacer un examen de contrición y reflexionar sobre la imagen que damos, verdaderamente, al mundo. La actualidad diaria que nos ofrecen los medios se reduce, temáticamente, claro, a los asuntos de corrupción (cada día aparece un nuevo escándalo que ya a nadie escandaliza ni sorprende); al pulso que los independentistas catalanes están echando al gobierno del señor Rajoy, que a su vez encarna al resto del pueblo español (y ¡ojo avizor!, esperan los vascos y sólo Dios sabe si detrás saltará, como en el siglo XIX, la locura cantonalista), y los enfrentamientos Barça-Real Madrid, preferentemente. 
 
   Tal vez sería conveniente, y muy sano, dar un giro y deshacerse de esta baraja, estrenar reglas nuevas y dedicarnos a cosas serías como, por ejemplo, hacer nuestro trabajo, por humilde que sea, con atención y cariño, porque de todos es sabido que trabajar bien es más agradecido y barato que trabajar mal. Heredamos la cultura del pelotazo y, desgraciadamente, parece que estamos más inclinados a conseguir más logros con el menor esfuerzo posible. Es un método contra natura. Para obtener un kilo de mantequilla necesitamos unos diez litros de leche. Para un kilo de carne, diez de hierba. Para un aprobado o un notable, horas de estudio. La política del esfuerzo y del trabajo no puede ser sustituida por la del pelotazo. Hay que trabajar, ya desde la escuela primaria, para borrar en nuestros niños ese concepto del “saber montárselo”, porque este es el principio que nos empuja al fracaso. Ahí están los datos. 
 
   A mí, personalmente, me produce enorme tristeza y sonrojo que el avión que debía traer a S.M El Rey haya sufrido una avería. No damos la imagen de una España fiable, en ninguna actividad. Ese sí es un problema. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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