La “reconciliación” fue mentira

 
La Verdad Ofende
 
 
 
   Para millones de personas en todo el mundo la foto que ilustra mi columna marco un hito importantísimo. El españolito de 1978, de clase media, sin paro, un Seat 600, letras de un piso por pagar, cuatro hijos y un empleo, anhelaba ser feliz y avanzar. “La reconciliación”. 
 
   Se iniciaba el definitivo camino político que resolviese lo que ya era una realidad, la paz social, culminando una reconciliación política que nos situara en Europa al mismo nivel político de libertades que el nivel económico logrado (ya éramos la 7ª potencia del mundo) tras la desaparición del general. 
 
   El sueño de intentar la convivencia democrática parecía de nuevo posible,  defender las ideas desde la palabra, partiendo de unos mínimos denominadores comunes. El respeto por los derechos humanos, la libertad de credo y de palabra, el derecho a la propiedad privada y la libertad ejercida dentro de un marco político en un Estado de derecho, que ya existía, aun impuesto. Millones de españoles, con frescos recuerdos de que había pasado en España 40 años atrás, se quedaron atónitos ante la fotografía.Unos por incredulidad, otros por temor. Quienes de nuevo paseaban por las cortes españolas habían protagonizado el crimen marxista durante la II República. 
 
   40 años después, quienes entonces gritaron “Libertad, amnistía, estatuto de autonomía” parecen hoy desdecirse de aquel clamor. La exigida amnistía de 1978 ya no vale y los estatutos, pervertidos, darán paso a la novelada “nación”, confirmando los peores temores de la Transición. Quienes así actúan hoy, afirman, sin pudor, que solo ellos defendieron los valores democráticos y el imperio de la Ley. Socialistas y comunistas, qué ironía. En la promesa de la reconciliación necesaria, los españoles se juraron olvidar las discordias. Hoy, los nuevos españoles se disponen a romper aquellos perdones. Con el inicio de la aplicación de la memoria histórica, la reconciliación del 78 se revela como otra farsa que la izquierda interpretó ante el miedo a un golpe militar. Hoy, la necesidad imperiosa de revisar aquella concordia exige también revisar la historia. Pues bien, conviene recordar de dónde venimos. “Los pueblos que olvidan su historia están condenados a olvidarla” y créanme, no nos gustará repetir los errores de nuestros abuelos, ni tampoco recordarlos. 
 
   La abuelita de la foto era Dolores Ibárruri “la Pasionaria” comunista y atea que ante la muerte cierta pidió confesión. Aparece en la foto del brazo de Rafael Alberti, asociado a la checa de “bellas artes”, de funesto recuerdo: Sobre “abuelitas” repasemos lo que nuestros nuevos jóvenes españoles se disponen a enmendar: 
 
   Trascribo: 
 
1936. El 11 de julio, tras pronunciar el líder de la oposición José Calvo Sotelo un discurso en cortes, Dolores Ibarruri, La Pasionaria, diputada comunista, le amenazó de muerte (dos días después fue asesinado). Si bien sus palabras nunca se registraron en el diario de sesiones de las cortes (la autora negó repetidas veces haberlas pronunciado), la Cámara pudo oír con claridad su voz.  
 
   Salvador de Madariaga, diputado republicano en ese momento, publicó posteriormente: 
 
“Dolores Ibarruri, la Pasionaria, del partido comunista de las Cortes, le gritó: «Este es tu último discurso» Y así fue”. (Salvador de Madariaga, 1979. “España, ensayo de historia contemporánea” Pag. 384). 
 
“Me acuerdo del día que Dolores Ibarruri le dijo a Calvo Sotelo aquello de «has hablado por última vez», porque yo me sentaba en un escaño muy cercano al de Calvo Sotelo”. (Josep Tarradellas – 1985, entrevista de Pilar Urbano, revista “Época” nº 33; p. 26). 
 
“Pensando en su Señoría encuentro justificado todo, incluso el atentado que le prive de la vida”. (Galarza, PSOE) 
 
   En ese momento intervino Martínez Barrio, el presidente de las Cortes y encargado de la moderación del debate:  
 
“La violencia, Sr. Galarza, no es legítima en ningún momento, ni en ningún sitio; pero si en alguna parte esa ilegitimidad sube de punto es aquí. Desde aquí, desde el Parlamento, no se puede aconsejar la violencia. Las palabras de S. S., en lo que a eso respecta, no constarán en el Diario de Sesiones”. (Diario de Sesiones de las Cortes, nº 54, 1 de julio de 1936, p. 1795). 
 
   Al diputado y líder de la oposición, José Calvo Sotelo lo sacaron de su casa la madrugada del 13 de julio la guardia personal de Prieto para descerrajarle dos tiros en la nuca. Del mismo modo que ETA tenía costumbre. Sí, el “pim-pam-pum” que, en plena democracia, los niños de la gasolina grafiteaban en las tierras vascas y que con tanta indulgencia miraban políticos como Arzalluz y toda la izquierda marxista abertzale. ¿Les suena, verdad? Seguro que sí. La broma, el mal chiste o el juego dialectico violento dura ya 40 años. Medio siglo en el que la violencia física siempre fue precedida de la violencia y el señalamiento verbal. De ahí el miedo cerval al malicioso titiriterismo, bajo la habitual cobertura mediática de la izquierda. Con su retórica “libertad de expresión” pretenden imponernos su eterna mentira que hoy provoca el estupor entre la ciudadanía madrileña. 
 
   La comunista Manuela Carmena, en conferencia de prensa, nos aclaró que eso es “hacer política”. Ayer compareció por fin, tras pedir disculpas por el vergonzante guiñol infantil. Les recuerdo el menú: una mujer abortaba con un puñal, se asesinaba a monjas y se ahorcaban a jueces mientras se hacía apología de ETA ante niños de seis años. La comunista alcaldesa Carmena nos explicó que la violencia de ETA era política. En esencia, la democracia de 1978 no sirvió para la reconciliación, y ETA, banda terrorista (listados de bandas terroristas de ONU y Europa), al ser una “organización política”, ejercía la política asesinando a destajo. Hasta la fecha, ni una sola de las víctimas, creyendo en la promesa de la reconciliación, se tomó la justicia por su mano, e hizo “política”, como dice Carmena, la marxista. 
 
   Es el reiterado y maniqueo ejercicio de demagogia por parte de la izquierda, que desde 2011 de nuevo asalto las calles, ejerciendo la violencia verbal desde su libertad de expresión, contra el opositor político, su señalamiento, escrache o criminalización “política” a la derecha y solo a la derecha. Jamás vimos una sola manifestación o escrache contra los innumerables y clamorosos casos de corrupción sindical, comunista o socialista. Jamás. Les doy un dato. Solo en el primer año en el Gobierno, tras ganar las elecciones Rajoy, la izquierda hizo tres mil seiscientas manifestaciones en la ciudad de Madrid. 
 
   Hay un dicho revelador “la izquierda cuando pierde el poder intenta obtenerlo en las calles”. Las manifestaciones se extinguieron tras la vuelta al poder de la izquierda, que sin perder un minuto creó una comisión de memoria histórica dirigida “a dedo” por la hijastra de Fidel Castro, para iniciar el borrado de la memoria de los crímenes marxistas en Madrid, reescribir su maniqueo pasado y tergiversar las razones por las que la guerra civil enfrento a nuestros abuelos.  
 
   El caso de la placa de los 8 chavales carmelitas asesinados por milicianos explica muy bien quienes son los nuevos gobernantes, nietos de aquellos, y que concepto de democracia les dirigió: todos los conventos de España no valen la vida de un republicano”. (Manuel Azaña, tras ser informado de lo que estaba ocurriendo). Más de 100 iglesias ardían en Madrid, Sevilla, Málaga, Jerez, Cádiz, etc..  El 11 de mayo de 1931, apenas 26 días de la llegada de la II República, se había iniciado el asalto que hoy revive y reclama Rita Maestre, concejal comunista de Podemos en Madrid “Arderéis como en el 36”. Los datos que ahora relato cubren  otro siniestro periodo de 26 días, 5 años más tarde. Una casualidad sorprendente. 
 
“Desde el 16 de junio al 13 de julio, inclusive, se han cometido en España los siguientes actos de violencia […]: Incendios de iglesias, 10; atropellos y expulsiones de párrocos, 9; robos y confiscaciones, 11; derribos de cruces, 5; muertos, 61; heridos de diferente gravedad, 224; atracos consumados, 17; asaltos e invasiones de fincas, 32; incautaciones y robos, 16; Centros asaltados o incendiados, 10; huelgas generales, 129; bombas, 74; petardos, 58; botellas de líquidos inflamables lanzadas contra personas o casas, 7; incendios, no comprendidos los de las iglesias, 19. Esto en veintisiete días”. (Discurso de J. M. Gil Robles en las cortes tras ser asesinado Calvo Sotelo el 15-06-1936)  
 
   Dos días después, Franco y sus compañeros de armas daban el último golpe de Estado de la II República. Una Republica que llegó tras el golpe de Estado de Galán en Jaca (traicionado por sus compañeros del pacto de S. Sebastián), unas elecciones municipales bastardeadas y usurpadas que ganó la derecha, un golpe de estado anarquista en Casas Viejas, el golpe de Estado del general republicano Sanjurjo (quien al mando de la Guardia Civil en el Madrid de  abril de 1931, se negó a defender al rey Alfonso XIII, provocando su huida), el golpe de estado del PSOE en octubre de 1934 y dos declaraciones de independencia de Cataluña (Macià en 1931, Companys en 1934). 
 
   El ultimo y criminal golpe de estado se ejerció mediante un nuevo pucherazo electoral, por el marxista “Frente Popular”, en febrero de 1936. La ilegal y golpista proclamación de la II República era el referente. El presidente de la II República, Niceto Alcalá Zamora, así lo conto: 
 
“[Sobre las elecciones de febrero de 1936] Desde el 17 de febrero, incluso desde la noche del 16, el Frente Popular, sin esperar el fin del recuento del escrutinio y la proclamación de los resultados, lo que debería haber tenido ante las Juntas Provinciales del Censo en el jueves 20, desencadenó en la calle la ofensiva del desorden: reclamó el Poder por medio de la violencia. Crisis; algunos gobernadores civiles dimitieron. A instigación de dirigentes irresponsables, la muchedumbre se apoderó de los documentos electorales; en muchas localidades los resultados pudieron ser falsificados. El Frente Popular eligió la Comisión de validez de las actas parlamentarias, la que procedió de una manera arbitraria. Se anularon todas las actas de ciertas provincias donde la oposición resultó victoriosa; se proclamaron diputados a candidatos amigos vencidos. Se expulsaron de las Cortes a varios diputados de las minorías […] Fue así que las Cortes prepararon dos golpes de estado parlamentarios. Con el primero, se declararon a sí mismas indisolubles durante la duración del mandato presidencial. Con el segundo me revocaron. El último obstáculo estaba descartado en el camino de la anarquía y de todas las violencias de la guerra civil”.  (Niceto Alcalá Zamora, entrevista aparecida en  “Journal de Genéve, 17 enero de 1937) 
 
   Que nadie se llame a engaño. Estaba anunciado. Ayer y hoy: 
 
“La clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la revolución”. (Largo Caballero, Sec. Gral. del PSOE. Mitin en Linares el 20 de enero de 1936, revista Revue de París, diciembre de 1937) 
 
“La palabra democracia mola, por lo tanto, hay que disputársela al enemigo. La palabra dictadura no mola, aunque sea dictadura del proletariado. No mola, no hay manera de vender eso. Aunque podamos teorizar que la dictadura del proletariado es la máxima expresión de la democracia”. (Pablo iglesias –  marzo de 2013 charla organizada por la Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE) en Aragón).- 
 
 
 
 

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