¡Tu carrito está actualmente vacío!
Puedes consultar la información de privacidad y tratamiento de datos aquí:
- POLÍTICA DE PROTECCIÓN DE DATOS
- SUS DATOS SON SEGUROS
Eduardo García Serrano
Desmoralizados y cesantes de nuestra soberanía porque han abolido su propia conciencia, sin aristocracia moral, apelan ahora a Bruselas para que venga a salvarnos de nosotros mismos, para que acuda en socorro del Sistema, no de España, pues para ellos, para todos ellos, lo que el separatismo y la corrupción ponen en peligro es la democracia, no la Nación, el Estado de Derecho, no la Patria, y la Constitución, no la Historia. Unos y otros han convertido el Parlamento Europeo en una franquicia de la Carrera de San Jerónimo para internacionalizar la sucia bronca de corrala a cuenta de la pandemia de corrupción que tiene su origen y carece de fin en la codicia de la faltriquera de los partidos políticos españoles, y el sórdido espectáculo de claudicación gubernamental frente el separatismo aldeano.
Europa contempla la bronca tumultuaria sin épica de los españoles y oculta su sonrisa tras su abanico, como aquellas damas decimonónicas postrevolucionarias que en sus salones de París hacían lo mismo que hoy se hace en Bruselas: oír sin escuchar, hablar sin decir nada, comprometerse sin vincularse. adjetivar sin ofender y ofender con los hechos pero jamás con la actitud. En fin, la vieja y emperifollada diplomacia europea, a la que ahora acude la oposición española para que, como en 1823, nos vuelva a mandar a los Cien Mil Hijos de San Luis, para salvar, como entonces, no a España, sino al Sistema. Antaño, el absolutismo monárquico de Fernando VII, hogaño el absolutismo democrático bajo cuyo fuero España pierde el pulso y el aliento porque, los mismos que ahora claman en Bruselas, aceptaron que el anhelo de disolver la Patria, la Nación y la Historia en el aldeanismo separatista tiene tanta legitimidad democrática como la propia España. Europa se ríe tras su abanico. Los españoles le van a hacer el trabajo que ella lleva más de quinientos años tratando de culminar. Sólo nos mandará a los Cien Mil Hijos de San Luis para ayudar a los democráticos separatistas si alguien trata de cruzar el Rubicón para salvar la Unidad de España. Europa se ríe, las lágrimas son todas para nosotros.