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Juan Chicharro Ortega
Presidente Ejecutivo de la FNFF
Sí, hoy es más complicado que antaño el enfrascarse en leer por la sencilla razón de estar cuasi dominados por lo que nos proporcionan las nuevas tecnologías en versiones varias, en concreto por lo que denominan las redes sociales. Dicho de otra forma : estas, las citadas redes sociales, nos hacen consumir un tiempo que antes empleábamos en leer buenos libros. Es una de las ventajas o desventajas, según se mire, de los tiempos que nos corresponde vivir. Si a esto añadimos que muchas de las informaciones que recibimos son sesgadas y en muchos casos superficiales nos encontramos con una sociedad en general bastante informada en lo continente pero muy desinformada en el contenido. Situación acrecentada cuando de historia hablamos pues es aquí donde más incide el adoctrinamiento al que se encuentra sometido nuestro sufrido pueblo.
Hablaba en mi artículo anterior de la gran injusticia histórica que se está cometiendo con la figura del Generalísimo Franco cuyo principal error fue vencer al comunismo y a todos los que con esta doctrina maligna se identifican. Nada extraño el ver a los correligionarios de esta nueva religión empeñados en resarcirse de aquella derrota en la guerra, y luego en la paz, pero es muy lamentable contemplar como sus mentiras alcanzan a tanto incauto e iletrado que tanto abundan por estos lares. Y es justo reconocer que una inmensa mayoría de los españoles se han adocenado con esa falsificación de la historia reciente de España. Hoy, hablar de Franco en cualquier reunión es como mentar la bicha en Andalucía. De repente todo el mundo calla y mira para otro lado. Una razón importante de esta actitud es simplemente la incultura general a la que me refería antes. Poca gente se ha puesto a analizar quien fue de verdad Franco y cuales fueron las razones principales de su devenir histórico y su gobernanza. Se atienen a lo que se les cuenta de forma torticera, y encima se lo creen, cometiendo, además, el error de interpretar hechos del pasado desde la perspectiva de nuestros días, algo que no se debe hacer nunca cuando se analizan los hechos históricos.
Hoy, por ejemplo, leo que la Diputación de Aragón le pide al Alcalde de Calatayud que le retiren la medalla vitalicia que en su día le entregó. Nada nuevo. Ya son muchas, o todas, las dignidades que se le han retirado en muchas partes de España. Y por supuesto, estatuas todas. A mi todo esto lo que me produce es un desprecio enorme por esta sociedad tan desagradecida. La verdad es que muchas veces pienso que Franco debía haberse acogido a Juan March y a este pueblo como dicen en castizo “que le dieran dos duros”. No, no lo pienso así, claro, si bien a todos aquellos que hoy le niegan todo no les habría venido mal haber formado parte de una república comunista bajo la batuta de Stalin. Y respecto al mundo en general tres cuartas partes de lo mismo toda vez que este no habría sido el mismo sin la actitud de Franco en la II GM.
Ya he dicho que no son muchos los que leen pero en su caso les aconsejaría la lectura del magnífico libro del historiador Luis Togores “Franco y Hitler”. Hay muchos más, y también buenos, que analizan ese periodo de nuestra historia por otra parte bastante desconocido. Me refiero en concreto en esta ocasión a la actitud de Franco durante la II GM. En aquellos delicados momentos, especialmente cuando la divisiones de Hitler ocupaban toda Europa, lo más sencillo hubiera sido incorporarse a la guerra en apoyo de Alemania y obtener posteriormente los posibles réditos tras la previsible victoria. Eran muchos los que por aquel entonces optaban por esa opción pero fue Franco y sólo él quien se opuso. ¿Porqué? Pues porque en su cabeza, como luego también con posterioridad a lo largo de todo su mandato, sólo tenía una idea: el bienestar de los españoles. España estaba destrozada tras tres años de guerra civil y había muchas calamidades, entre otras el hambre. No estaba en condiciones de entrar España en la guerra. Y en esa tesitura y ante las 186 divisiones alemanas inactivas en ese momento tras la rendición de Francia a las que hacía alusión Hitler amenazadamente Franco negociaba con Churchill el suministro de trigo y petróleo. Sí, en plena guerra mundial moviéndose entre bambalinas y con una habilidad asombrosa Franco evitó la entrada de España en la II GM con un sólo pensamiento: evitar sufrimientos al pueblo español.
¿Qué habría pasado si España hubiera apoyado a Hitler en esos momentos?
¿Qué habría pasado si a pesar de la negativa de Franco Hitler hubiera ocupado España y después Gibraltar que era realmente su objetivo?
No lo sabemos pero no es difícil adivinar que el devenir de la II GM no hubiera sido el mismo.
Y ahora, unos con espíritu vengativo – los comunistas, socialistas y separatistas – y otros con ánimo aldeano le niegan todo a quien les salvó de una desgracia que habría sido mayúscula.
Reitero lo que dije antes: a los aldeanos e iletrados que hoy le retiran las distinciones no les habría venido mal tener a los prepotentes alemanes de entonces por encima tal y como hicieron los franceses cien años antes. Suerte que tuvieron a Franco que les evitó ese mal trago.
¡Cuánto desagradecido inculto hay en esta triste nación española!
Veo renacer hoy en España la misma depresión que sintió la generación del 98 cuando la pérdida de los restos de la Gran España creada durante 400 años y que unos incompetentes políticos de pandereta destrozaron. Hoy es casi peor pues a esos inútiles e iletrados que llenan el Parlamento – igual que los de entonces – hay que unir a los sectarios de una izquierda rancia socialcomunista que pugnan por llevarnos a su utópica república bolivariana de la que estamos cerca.
Al menos en aquel entonces se empezaba a vislumbrar una generación irrepetible que se resistía a caer en las manos comunistas y bien que lo demostraron después. Y ¿ hoy ? mejor no seguir …..