Memoria de Franco, por Eduardo García Serrano

Eduardo García Serrano

 

El principal enemigo de los Borbones en Francia, a partir de 1815, fue el recuerdo de Napoleón Bonaparte y el regusto de su gloria y de su épica que, en contraste con la restaurada Monarquía, embriagaba a los franceses. En España está sucediendo lo mismo con Francisco Franco, el recuerdo de su figura, de su vida y de su obra, de su gigantesca, colosal obra, en contraste con la mezquina pequeñez del presente, hace que muchos, muchísimos españoles, con el valor añadido de que la inmensa mayoría de ellos, evidentemente, no le conocieron, estén contemplando al Generalísimo Franco no como les han contado que fue, sino como realmente fue: un brillantísimo militar, un estadista inigualable y un patriota que llevó a la mesa de todos los españoles justicia y pan.   Cada vez son más los que así lo evocan, ¿son franquistas todos ellos? No, no lo son, pero tampoco son antifranquistas al modo y manera que el Gobierno quiere que lo sean, por eso los socialistas y sus cómplices, sus sicarios de la Ley de Memoria Democrática y sus sicofantes de los Medios de Comunicación redoblan su ofensiva contra él y contra los centinelas de su memoria y de su obra: La Fundación Nacional Francisco Franco.

Va a hacer medio siglo que el Generalísimo murió. Cincuenta años después de su muerte cada vez son más los españoles que le evocan como solo se recuerda lo necesario, lo bueno y lo justo. Cada vez son más los españoles que conjuran su nombre como solución y bálsamo para los males que están matando a España, incluso desde esa actitud tan española que es la chirigota y la rechifla (ahí están las redes sociales) se llama a Franco para limpiar y ordenar una España devenida en alcantarilla de todas las vilezas, de todos los latrocinios y de todos los crímenes de Lesa Patria perpetrados desde el poder, y desde la oposición, por socialistas, comunistas y separatistas.

En cincuenta años, y con todo a su favor, como en aquel 18 de julio de 1936, no han conseguido emponzoñar su recuerdo en la memoria íntima y familiar de la mayoría de los españoles. ¿De verdad creen que poniéndole mordaza y silicona a la Fundación Nacional Francisco Franco lo van a conseguir?


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