No pasarán, por Eduardo García Serrano

Eduardo García Serrano

No escarmientan. No rectifican. Vegetan en su Arcadia Feliz de la II República y a sus desvanes acuden, como quien va de compras a Ikea, para amueblar y decorar el presente con la retórica de su derrota marinada de épica por los bardos y juglares del Viejo Mester de Progresía, que se creen muy modernos y muy guays porque son ignorante y heroicamente antifranquistas. Son los tontos del rebaño de Panurgo parapetados tras el eslogan, tan grandilocuente como fallido, del NO PASARÁN con el que sus abuelitos trataban inútilmente de convencer a los madrileños de que los chapiris, que desde sus ventanas avizoraban en El Clínico, estaban allí para que los forenses rojos les hicieran a los legionarios un análisis de orina antes de hacerles la autopsia. Con el NO PASARÁN del Frente Popular, más ocupado en el asesinato cotidiano de cuneta y cheka que en enfrentarse a las bayonetas Nacionales, sucede lo mismo que con el Non Plus Ultra que los marineros de la Antigüedad colocaron, a modo de aviso a navegantes, en las Columnas de Hércules. Tuvieron que llegar los Reyes Católicos para quitarle la partícula negativa Non a la aterradora advertencia y hacer del resto de la frase el emblema de nuestra Patria: Plus Ultra. Cuatro siglos después, el heredero histórico de Isabel y Fernando, el soldado y estadista más grande que ha habido en España desde los Reyes Católicos, Francisco Franco, le arrancó también la partícula negativa al NO PASARÁN escrito en las paredes de Madrid por los sicarios de Stalin.

Como la izquierda doméstica (me niego a calificarla de española) es el único animal de la Creación que tropieza las veces que hagan falta, y aún más, en la misma piedra, ha tenido la feliz ideíca de ir a su Ikea político-propagandístico y sacar de sus baúles, colmados de cerrilismo, rencor y naftalina, el vetusto y fracasado NO PASARÁN para animar la campaña electoral madrileña con todo su folclore democrático de balas de atrezo, pedradas de verdad y navajitas para pelar mandarinas con el erre que erre del coco fascista y sus disparatadas invocaciones a la Alemania Nazi. Todo un esperpento valleinclanesco resuelto en pitorreo nacional y clamorosa derrota electoral a manos de la Wehrmacht de Isabel Díaz Ayuso con VOX en la reserva de retaguardia.

El NO PASARÁN de los acemileros de la izquierda doméstica ha acabado, otra vez, en derrota y en rídiculo; unos han huido con el rabo y la coleta entre las piernas, a otros los van a pasear sus tovarich de Ferraz, y la anestesista comunista de Errejón va a estar sedada en la irrelevancia toda la legislatura. Isabel Díaz Ayuso debería haber puesto a todo volúmen, la noche del 4 de mayo, el YA HEMOS PASAO de Celia Gámez. Ya lo pondremos nosotros cuando los comunistas de hogaño sean como los de antaño, y no como Pablo Echenique y su barraca de bufones y de matones bolivarianos.


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