Notre Dame, por José Luis Montero Casado de Amezúa

 

José Luis Montero Casado de Amezúa

 

La  hemos visto arder. Hemos visto cómo se venía abajo la aguja que señalaba hacia el Cielo en la Iglesia de Notre Dame. No me importa que se esclarezcan las causa, me parecen bien las investigaciones pero quiero decir que, sean las causas que sean, un conjunto de circunstancias se han producido dando lugar al hundimiento de la aguja del crucero de la Iglesia dedicada a Nuestra Señora. ¿Será o no será significativo que la aguja de Nuestra Señora, apuntando al Cielo, se haya derrumbado por el incendio?

Estudié en Madrid en el colegio de Nuestra Señora del Recuerdo, conocido como “el Recuerdo” o “Chamartín”. Entonces había varios colegios punteros rivales en estudios y deportes entre ellos estaba el de Santa María del Pilar, conocido como “el Pilar” y también destacaba el de Nuestra Señora de las Maravillas, conocido como “el Maravillas”. Por una u otra causa desapareció del lenguaje popular la denominación “Notre dame” del Recuerdo o de las Maravillas y algo parecido ocurrió con Santa María, en el “colegio del Pilar”.

Desde luego que los nombres largos son poco adaptados a los tiempos modernos, pero aunque esto sea verdad, hay algo más en esta desaparición, algo que está más en consonancia con la rebaja de lo sagrado que se produjo tras el Concilio Vaticano II, porque el Concilio se limitó a  adoptar una actitud pastoral y dejó de señalar los errores que podían causar graves daños a los fieles, no siendo suficiente que ya se hubiera manifestado en cuanto al  modernismo, liberalismo o comunismo. Con este vacío parecía que todo valía, generándose un clima favorable a la propagación del relativismo y dejando a muchos católicos envueltos en discusiones incluso entre ellos y en ocasiones apoyándose en uno u otro sacerdote.

Hay quienes se lamentan de que las Iglesias se vayan vaciando, pero no gastan un ápice de su tiempo en preguntarse por qué se llenaron más antes. En mi experiencia de observador veo que en la actualidad hay lo que Benedicto XVI ha llamado “hábitats de fe” y también he visto que habiéndose rebajado al nivel de asistencia a la Misa dominical hay una mayor asistencia a la Misa los días laborables.

El documento que Benedicto XVI ha hecho público poniendo en evidencia el origen de los escándalos provocados por los abusos sexuales me ha impresionado por su diáfana exposición de las perniciosas consecuencias de la conducta moral de los años sesenta.

Terminando este artículo me llega la noticia de los atentados contra los católicos durante la vigilia de Pascua en Sry Lanka.

Varios acontecimientos significativos han concurrido en esta Semana Santa. No creo que Notre Dame haya abandonado a los hombres, más bien muchos hombres han abandonado a Notre Dame que espero que según se reconstruya el monumento, vayamos recuperando la intercesión de María.


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