Placa del Instituto Nacional de la Vivienda

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Sánchez promete 50.000 viviendas, Franco construyó cinco millones, por Luis E. Togores

Luis E. Togores
El Debate
El ultracapitalismo, que nos propone un futuro que se parece más a Los Juegos del Hambre que a nuestro actual mundo imperfecto pero real, siempre lleva en su cartera de promesas que van a dar solución al derecho, una vieja aspiración humana, de todas las personas, todas las familias, de lograr tener su propia vivienda. En enero de este año, el presidente del Gobierno español, un socialista filo comunista, ha asistido a la reunión del Foro Económico Mundial de Davos.
El FEM trabaja para lograr un mundo globalizado gobernado por una coalición de corporaciones multinacionales. Propugna el nacimiento de un gobierno mundial, con voluntad de organizar nuestras vidas según su superior criterio. Una oligarquía gobernante seleccionada no por las formas democráticas clásicas sino por esa capacidad de poder que da el dinero y la agrupación de individualidades poderosas convencidas de estar por encima del pueblo llano. En Davos (un paraíso idílico suizo para multimillonarios) nuestro presidente del Gobierno ha reiterado la necesidad de apostar por el multilateralismo, luchar contra la desigualdad y la injusticia social y continuar llevando a cabo cuantas medidas sean necesarias para atajar la crisis climática mediante la injusta agenda 2030 (solo buena apara multimillonarios).
Junto a esta profesión de fe, y de cara a la nueva campaña electoral, ha prometido (porque prometer sale gratis) regalar al mercado de vivienda, a precio razonable, nada más y nada menos que 50.000 viviendas. Es decir, un lugar en el que podrían vivir cerca de 200.000 españoles (algo menos del 0,5 % de los españoles). Al poco de hacer la promesa, la realidad ha venido a desmentir a Sánchez. ¡Los hechos son tozudos!

El problema de la vivienda no es algo nuevo. A comienzos del siglo XX se aceleró de forma notable la emigración en España del campo a la ciudad, lo que provocó un crecimiento de la población las ciudades, lo que generó una falta de viviendas. Concluida la Guerra Civil, en la década de los 40´, un millón de personas abandonó su vida rural camino de la gran ciudad. En la década de los 50´ 2.300.000 fueron los españoles que se trasladaron a vivir a las ciudades. Especialmente a Madrid, Barcelona y Bilbao, lo que provocó el surgimiento de barrios chabolistas como Orcasitas o el Pozo del Tío Raimundo en Madrid; o La Mina o Verdún en Barcelona.

Ciudad Pegaso fue una colonia que nació con el objetivo de facilitar viviendas a los trabajadores de la empresa estatal ENASA

El Régimen de Franco puso en marcha una política de viviendas sociales de forma acelerada para cubrir estas carestías. Es necesario señalar que en aquellos tiempos la capacidad recaudadora de la Hacienda Pública era insignificante. El Régimen creó el 19 de abril de 1939 el Instituto Nacional de la Vivienda, que inmediatamente puso en marcha un plan nacional de viviendas protegidas, de viviendas bonificables y de viviendas de renta limitada. En todas las viviendas construidas se pusieron unas pequeñas placas que dejaban constancia de quien había sido el promotor. Hoy están siendo arrancadas por orden del Estado.
Los vecinos de San Blas dan la bienvenida al jefe del Estado, Francisco Franco, que asiste a la entrega de siete mil viviendas sociales

Los vecinos de San Blas dan la bienvenida al jefe del Estado, Francisco FrancoEFE

 

Fruto de esta preocupación son los barrios de viviendas baratas construidas por el entonces capitán general de Burgos, al margen del ministerio de Gobernación y luego del de Vivienda, el militar y falangista Juan Yagüe, que construyó 1.807 viviendas por un valor de 237 millones de pesetas de la época en poblaciones como Burgos, Miranda de Ebro, Aranda de Duero, Roa de Duero, Soria, San Leonardo… Entre sus promociones inmobiliarias estuvo el barrio de casas ultrabaratas en la barriada burgalesa Juan Yagüe. Esas casas se vendían a un precio de 28.000 pesetas, lo que equivalía a dos años y medio de un sueldo medio bajo de la época.
En 1950 el Gobierno estimaba que existía un déficit de un millón de viviendas para cumplir su proyecto de una familia una vivienda. Para afrontar este enorme problema, a mediados de los años 50, Franco creó el Ministerio de la Vivienda.
En 1957 nació el Ministerio de Vivienda a la parte del surgimiento de la aprobación de la Ley del Suelo, pasando a asumir competencias de urbanismo (Dirección General de Arquitectura y Urbanismo) que anteriormente dependían del Ministerio de la Gobernación. El primer ministro de la Vivienda fue el falangista camisa nueva y arquitecto José Luis de Arrese, al que sucedería José María Martínez Sánchez-Arjona, Vicente Mortes, José Utrera Molina, Luis Rodríguez de Miguel, siendo el último ministro de la Vivienda Francisco Lozano Vicente, gobernando ya Adolfo Suárez. Este ministerio desapareció en 1977.

En todas las viviendas se pusieron unas placas que dejaban constancia de quien había sido el promotor y hoy las están arrancando por orden del Estado

El franquismo, en una primera campaña, no logró terminar con el problema, aunque construyó y entregó cerca de 500.000 viviendas. Este objetivo se vio continuado por la creación del Plan de Urgencia Social de viviendas subvencionadas de 1957.
En esta etapa, alentadas por el Régimen, muchas grandes empresas se lanzaron a la construcción de barrios completos para dar alojamiento a los muchísimos obreros que cada día más necesitaban en sus fábricas. La empresa de calzados Segarra construyó dos enormes urbanizaciones de casas individuales en Vall de Uxó (Castellón). De lo que supuso este ambicioso proyecto recuerda Julia Abego:
«En la casa de la calle de la Bañera nací yo y allí vivíamos mis abuelos, mis tíos, mis padres y yo. Era una casa grande y buena para la época. Tenían un bajo, con suelo de tierra y acceso a un corral y en el piso de arriba, la vivienda. En el bajo mis padres se construyeron una habitación y el resto de la familia dormía arriba, repartidos en tres habitaciones. No había cuarto de baño, solo una letrina ubicada en la terraza de la planta superior. Era lo existente en la mayoría de las viviendas en aquellos años.
(…) Algunos años después se casó mi tío Sento y después de vivir una temporada el matrimonio en la casa de la Bañera, se construyeron las casas de Texas, hoy colonia San Antonio. Estas casas también fueron construidas por la empresa Segarra, pero no fueron alquiladas, fueron compradas, descontando una pequeña cantidad del sobre (nombre con que se definía al salario que se recibía los sábados).
Recuerdo que mi primer contacto con Carmaday (urbanización construida por la empresa Segarra) fue un día en que bajamos a limpiar con mi madre, mi tía Lola y yo con ellas. Me pareció que nunca llegábamos, qué lejos… Pero una vez allí ya quería quedarme. Todo nuevo, casa con jardín y patio, cuatro habitaciones y baño completo, con bañera y todo».
Sobre este tipo de proyectos, muerto el innombrable se ha dicho que era una forma de apaciguar las justas reivindicaciones de los trabajadores. Siguiendo con Julia Abego:
«Como también se dice que vivir en las casas era ejercer un mayor control sobre los operarios. A nadie vi vivir por obligación, es más, una de las condiciones que si sé que existía, era no disponer de vivienda propia para acceder a ellas. Hubo familias que al solicitarla no tenían casa propia pero que posteriormente heredaron casa de los padres y no abandonaron la vivienda. Posiblemente, preferían seguir pagando las 50 ptas. Con agua y mantenimiento incluido y alquilar la vivienda propia.
Como años después, cuando empezaron a edificarse pisos en el pueblo, conocí a familias, no solo con vivienda propia, sino que pudieron comprar piso en el pueblo para alquilarlo también, mientras ellos seguían viviendo en las casas de la fábrica».

Nace Ciudad Pegaso

En Madrid, en 1956, se construyó Ciudad Pegaso una colonia del barrio de Rejas, en el distrito de San Blas-Canillejas, al final de la calle de Alcalá de Madrid, nacida con el objetivo de facilitar viviendas a los trabajadores de la empresa estatal ENASA. El barrio toma el nombre de la marca de camión más conocida de los que fabricaba ENASA: Pegaso. Las viviendas las alquilaba la empresa a sus empleados por un precio casi simbólico. Años después, fueron vendidas a los inquilinos. Desde el principio contó con una serie de servicios poco usuales en la España de los años 50: colegio con amplias instalaciones deportivas, piscinas, cine, locales de uso social, consultorio médico, iglesia y zonas verdes en torno a los edificios. La categoría de las viviendas variaba según el tipo de empleados a quien estaban destinadas. Básicamente, eran de tres tipos: viviendas en edificios en altura, de tres o cuatro habitaciones, destinadas a la mayor parte de los trabajadores. Un segundo tipo, mucho menos numeroso, lo constituían viviendas agrupadas de cuatro en cuatro, casi unifamiliares, con un amplio jardín, estaban destinadas a técnicos cualificados, peritos y cargos medios de la empresa. El tercer tipo lo constituían diez grandes chalés, de más de 300 m², y un gran jardín, destinadas a ingenieros y directivos de ENASA.
En muchos otros sitios, fuera de las grandes ciudades, otras empresas hicieron lo mismo, como en Monzón (Huesca), donde Hidronitro Española construyó una colonia de pisos, un colegio, un club social y un economato para sus trabajadores.
En los años 60 se consolidó el proceso de urbanización de España. Una vez estabilizada la economía, el desarrollo industrial impulsó aún más la emigración interior hacia las ciudades. En 1960 el 56 % de la población se consideraba urbana y en 1981 era ya del 73 %.
España cambió y se convirtió en una sociedad de clases medias. En esta coyuntura, el nuevo Ministerio de la Vivienda se puso a trabajar para aumentar y diseñar la ampliación y mejora del parque de viviendas español. Con el II Plan Nacional de la Vivienda (1961-1975) se llevó a cabo la construcción de 4.000.000 de viviendas, cantidad mínima para eliminar el déficit de pisos del que se partía: 1.000.000 para cubrir el déficit existente; 1.500.000 de pisos para cubrir la demanda del enorme crecimiento vegetativo de la población española; 250.000 para asumir la emigración interna y 900.000 para la reposición de vivienda antigua.
Franco construyó 4.080.619 viviendas sociales en 14 años (1961-1975), a las que se deben sumar las algo más de 500.000 de la etapa anterior, más las surgidas por la iniciativa privada empresarial del tipo antes citado. Entre 1960 y 1980 el número de viviendas familiares se duplicó, pasando de 7,7 millones en 1960 a 10,6 en 1970 y 14,7 al comienzo de los 80. En estos tiempos la mayor parte de los españoles consiguieron una vivienda que pagaron en 8 o 10 años, a pesar de que los intereses bancarios superaban en muchos casos el 10 % anual.
El presidente Rodríguez Zapatero volvió a crear un ministerio de la vivienda en 2004, encargándose por primera vez de la cartera María Antonia Trujillo. Este ministerio volvió a ser suprimido en octubre de 2010.

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