¿Se nos muere España?, por Juan Chicharro Ortega

Juan Chicharro Ortega

General de División de Infantería de Marina (R)

 

No quiero ni debo caer en el pesimismo. No. Sin embargo no puedo evitar el preguntarme, al observar la presente campaña electoral y las actitudes de los diversos partidos políticos, si la España en la que siempre creí se encuentra en trance de desaparición.

 

¿Se nos muere España? Es lo que me pregunto cuando paseando por el centro de Madrid veo en lo que se ha convertido la ciudad donde hace doscientos años los españoles se levantaron en armas contra el invasor francés en defensa de nuestra dignidad como nación. Hoy son zonas donde en muchos casos la depravación moral impera, mostrándonos lo peor del ser humano y podemos asistir perplejos a eventos auspiciados y amparados por los poderes públicos con el apoyo de todos los partidos políticos.

 

¿Se nos muere España? es lo que me pregunto cuando leo los cada vez más frecuentes ataques a todo cuanto se relaciona con las hasta ahora creencias mayoritarias del pueblo español: derribo de cruces, ataques a religiosas, asalto y quema de capillas, decapitación de imágenes……etc. Nada extraño cuando vemos instalados en el poder a los de “arderéis como en el 36” como la concejal Rita Maestre con sus pechos al aire y a su mentora la comunista Carmena.

 

¿Se nos muere España? es lo que me pregunto cuando veo a nuestra Patria cada vez más dividida en dos bloques antagónicos – los mismos que en 1936 – pugnando por el poder como único objetivo final anteponiendo TODOS los partidos sus intereses partidistas a los generales de España. Intuimos claramente como el bloque frentepopulista, cuyos líderes no serían nadie en cualquier otro ámbito que no fuera el de la política, establecen estrategias para repartirse el poder e implantar su anhelado Estado totalitario a costa de romper la unidad nacional. Y de otra parte asistimos al lamentable espectáculo de ver a partidos como el PP, C,s o VOX, incapaces de mostrar un frente común ante el adversario, dirimir sus cuitas particulares atendiendo igualmente con prioridad a sus intereses de partido que a los de España.

 

¿Se nos muere España? Es lo que me pregunto cuando veo como los movimientos subversivos secesionistas no cesan en sus propósitos y se crecen ante la observancia de la debilidad de las Instituciones que tienen la responsabilidad de defender la unidad de la Patria y el orden constitucional y mantienen una posición ambigua y lejana como si todo esto no fuera con ellos.

 

¿Se nos muere España? Es lo que me pregunto cuando constato la facilidad con la que veo al pueblo español dejarse manipular por todos los ramales mediáticos, en su mayoría manejados con habilidad por el bloque frentepopulista, sin que sea factible la contraofensiva en medios supuestamente opuestos toda vez que estos sólo responden ante sus amos y a estos sólo les interesan los beneficios económicos que no ideológicos. Creánme, fuera de algunos y escasos medios digitales no verán Vd,s publicadas líneas como estas. Todo cuanto digo es considerado políticamente incorrecto.

Las doctrinas  marxistas disfrazadas hoy bajo teorías ideológicas diferentes a las de antaño – pero en el fondo las mismas – saben bien que el sueño de su Estado totalitario pasa por la debilitación moral de la sociedad. No se extrañen de cuanto ven. Todo está concebido y desarrollado en planes   programados y hoy son aplicados con la cooperación inocente de una derecha caduca y cobarde enzarzada en luchas partidistas entre ellos.

 

La situación en España es ciertamente patética y se encuentra cerca de límites peligrosos pero lo último que no se debe perder es la esperanza y estoy convencido de que esta existe.

 

Les explicaré porqué digo esto: el ruido es inmenso y atronador pero basta darse una vuelta por la España real para constatar que los devotos de las tesis “bolivarianas”, que los asalta capillas y destroza imágenes, que los clérigos secesionistas y sembradores de discordias, que los sediciosos separatistas y corruptos del 3% y que los ineptos políticos buscadores únicamente de sus intereses personales y de partido  son ¡sí! ruidosos pero no constituyen mayoría dentro del conjunto de la sociedad española, una sociedad que está dormida y anquilosada pero que tarde o temprano tendrá que despertar si no quiere ver como se destroza su patria.

 

Amigo lector, levántese temprano y dese una vuelta por nuestros montes y parques y verá que aún hay una inmensa juventud deportista de todo signo muy lejana a la depravación que inunda estos días nuestras calles; visite o lea lo que hacen nuestros ejércitos y compruebe el patriotismo de nuestros soldados; indague lo que hacen miles de jóvenes inscritos en asociaciones solidarias; constate como existen miles y miles de seglares y clérigos que siguen las reglas cristianas; compruebe como existe un pueblo trabajador y sacrificado que sólo busca el bienestar de su familia…..etc.

Sí, esa es la España real y no aquella en la que nos quieren convertir.

 

Es la hora de esta España, la de siempre, la que pese a las diferencias ideológicas respecto a la aplicación de políticas que buscan el bienestar respeta su historia y sus tradiciones. Una España que quiere seguir unida y representar ante Europa la fortaleza de la gran nación que fuimos y que seguiremos siendo.

 

 

Hoy, con la campaña electoral delante y los partidos políticos en ebullición, confieso que crece mi admiración por el Generalísimo Franco a la par que siempre fui consciente de que con su muerte en 1975 terminaba una época de la historia de España y que comenzaba otra que miraría al futuro desde la base del bienestar que su gobernanza había propiciado.

Reitero que cuando veo la España actual mi admiración por su persona crece al analizar su clarividencia sobre lo que los partidos políticos y su lucha partidista habían ocasionado en España en siglo y medio: cuatro guerras civiles y el alejamiento del mundo occidental.

La España de hoy no es la del siglo pasado pero si uno se entretiene en leer la prensa diaria de aquellos días no parece que hayamos prosperado mucho. Han vuelto los viejos fantasmas de antaño.

No es de extrañar la obsesión presente de exhumar sus restos del Valle de los Caídos con intención de humillar a quien tuvo claro que para superar el desastre histórico de los partidos políticos era necesaria una política nacional de unidad y no de división. Su obra vista desde la perspectiva histórica les pone en evidencia y por eso, entre otras razones de odio, buscan su descrédito.

El Generalísimo Franco buscó un sistema de representación alejado de las diferencias que los partidos políticos habían ocasionado en España. Tuvo relativo éxito mientras vivió pero hay que reconocer que con el fin del régimen todo feneció.

Y ahora asómbrese Vd, pues mire por donde no es el único que apunta a la crisis de los partidos políticos con claridad.

Les transcribo lo que opina al respecto la mismísima Manuela Carmena si bien seguramente con otra idea pero al fin y al cabo coincidente en más de un aspecto :

“ Tenemos necesidad de dar un salto e ir a una democracia más directa, más distinta, donde los partidos no tienen sitio. Tiene que haber unas nuevas estructuras que no pueden ser los partidos, tan absolutos, tan totales, con la última palabra para todo..

No tienen sentido. Tienen los pies de barro. Son mogollones. Tienes que aceptar el lote completo. Porque tú puedes estar de acuerdo con una parte de lo que dice un partido, pero con otra no.

Los partidos con la fidelidad que producen , con la concepción que se tiene de la idea a seguir, no son instrumentos adecuados para el reverdecimiento de la capacidad individual “ ( Manuela Carmena. “ En el diván de Maruja Torres”. Planeta, 2015, pág. 57)

 

¿Se nos muere España? No, quieren matarla, que no es lo mismo, pero no lo conseguirán si se incardinara el sentir de la España real, de la España grande que un día fue. ¿Será posible? Aún estamos a tiempo.

 

¡AY ESPAÑA!  DESPIERTA

 


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