Si la Fundación Nacional Francisco Franco no existiera, habría que crear algo parecido, por Adolfo Coloma

Adolfo Coloma

Coordinador General de las Delegaciones Provinciales de la FNFF

Boletín Informativo FNFF Nº 149

 

Como ha llegado hasta aquí, amable lector, creo que las ilustres personas que me han precedido en el uso de la palabra escrita la habrán dotado de un buen arsenal de razones de toda índole, históricas, sociales, económicas, y sobre todo de afirmación nacional, por las que El Caudillo y el régimen que implantó en España, merecen ser recordados. Yo pretendo abordar mi aportación a este boletín desde una óptica diferente. Desde esencia y la realidad de la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF) que, de frente y por derecho, es la que más aporta a la puesta en valor de un período crítico muy definido y crítico de la historia de España. Un tiempo en el que los españoles, partiendo de una clara división que llevó a nuestros abuelos al más feroz enfrentamiento, fue capaz con el correr de los años en transformar a España en una nación unida, mucho más próspera y más relevante en el concierto mundial.

Dos son los estigmas que con machacona insistencia tratan de adjudicar a la FNFF y por añadidura a todos cuantos formamos parte de ella. Se nos acusa de ser unos nostálgicos de la figura de Francisco Franco y del régimen político que él representó; de tratar de darle la vuelta a la historia para reemplazar ambos en los tiempos actuales. El otro dardo que nos acecha detrás de cada esquina consiste en colgarnos el sambenito de intentar reinventar la historia para acomodarla a los valores intelectuales, morales y políticos que con convicción defendemos. Groseros y malintencionados errores ambos que no se sostiene ni con las ideas ni en los hechos como pretendo poner de manifiesto a continuación.

Franco y su régimen político pasaron. En la FNFF somos muy conscientes de ello. De hecho, el lema que tomamos para este año ha sido el de “Los hombres pasan, sus obras quedan”. No queremos volver al pasado, porque las circunstancias – el ambiente – es ahora muy diferente al que a Franco le tocó enfrentar, pero tampoco queremos que nos roben la historia. No queremos resucitar el régimen que él organizó para poner en marcha toda la maquinaria del Estado y que tan buenos resultados obtuvo, pero si reivindicamos los valores que alentaron tal éxito: Una España más unida en la que cualquier español tenía los mismos derecho y obligaciones. Una auténtica preocupación por la cuestión social y desde luego infinitamente menos corrupción y despilfarro que los que nos abochornan un día sí y otro también.

Si en 1976 cuando nació la FNFF, aquellos 226 prohombres fueron conscientes de la necesidad de organizar una entidad pública que defendiera esta parcela de nuestra historia reciente, casi 50 años más tarde la defensa de esa obra y de los valores que la sustentaron debido a la irrepetible figura de Francisco Franco, es más necesaria que nunca. Ese es el propósito de la Fundación y no otro. Difundir y promover el estudio y conocimiento sobre la vida, el pensamiento, el legado y la obra de Francisco Franco y del Estado que organizó; así como el fomento y desarrollo de la educación, la investigación científica y cultural; y la defensa de todo ello ante la opinión pública, medios de comunicación y estancias públicas o judiciales. Todos en la FNFF tenemos bien presente estos fines, ajenos como se puede ver a cualquier veleidad política. Otra cosa es que, individualmente cada uno se incline por la opción que considere que mejor defiende estas ideas.

En esta labor de difusión, dos son los principales activos de la FNFF: El archivo histórico y su biblioteca. Más adelante verán que hay mucho más. Son más 30.000 los documentos de que dispone en su archivo. Todos escaneados y microfilmado gracias a la única subvención oficial que ha recibido la Fundación a lo largo de su historia. Se trata de una colección de documentos, cartas, informes y valoraciones personales a través de las que se pueden entender, desde las relevantes relaciones internacionales del Caudillo, hasta su preocupación por todos los aspectos de la seguridad, la economía, la agricultura, la industria y todo aquello que pudiera representar un problema o que fuera de interés para el porvenir de España. Estos archivos están a disposición de cualquier investigador debidamente acreditado, para lo que la FNFF dispone en su sede de Madrid de un gabinete dotado de medios informáticos y de reproducción.

El segundo activo de la FNFF es su amplia y bien dotada biblioteca compuesta por más de tres mil volúmenes, especializados en la figura y la obra de Francisco Franco, del régimen que sustentó y de la España de su tiempo, publicados durante su vida como tras su muerte hasta nuestros días. En su conjunto constituye un amplio elenco de todo lo que se ha publicado, fundamentalmente en español, desde una amplitud y variedad de puntos de vista: Ensayo, novela, poesía textos teatrales y un amplio etcétera, todo catalogado, inventariado y a disposición de quien le pueda interesar.

Esto nos ha permitido realizar una edición electrónica del conocido volumen “Diario de una Bandera” salido de las experiencias del comandante Franco sobre la organización y combate de La Legión en sus días fundacionales. Un texto imprescindible para entender y conocer a La Legión, que ha servido de inspiración a generaciones de oficiales y suboficiales que han pasado por sus filas. Con esta edición, la Fundación ha querido felicitar a La Legión en el Centenario de su fundación compensando de alguna forma la lacerante ausencia en todos los actos conmemorativos, de la figura de su cofundador y comandante jefe de su Primera Bandera. En los diferentes actos organizados para conmemorar tan importante efeméride, en las exposiciones, conferencias y publicaciones que la han rodeado, apenas ha aparecido algún comentario marginal por aquí o una foto por allá. Desde el Ministerio de Defensa se ha pretendido ignorar – cuando no ocultar- la presencia, modo de operar y liderazgo de Francisco Franco en el más amplio sentido de la palabra. Sirva como ejemplo (entonces y ahora en la formación de nuestros oficiales). Tras la muerte en combate del Segundo Jefe de la Legión el TCOL. Valenzuela, Franco fue ascendido – por méritos y con urgencia – a teniente coronel para ponerle al frente de toda La Legión en un momento crucial. Franco acudió a la llamada, para lo que hubo de posponer su boda en Oviedo. Al poco, encontrándose la posición de Tifaruin cercada y a punto de sucumbir, su jefe, Alférez Topete comunicó por heliógrafo su desesperada situación. Recibió un mensaje lanzado desde un avión que escuetamente decía: – “Resistid. Franco va en vuestro socorro”-. El heliógrafo de Tifaruin transmitió una respuesta que no dejaba duda alguna:  -“Si viene Franco resistiremos, ¡Viva España!”-. El desenlace se lo pueden Vds. Imaginar. ¿Se puede ignorar la “auctóritas” de un oficial de tal valía? Desde luego, la FNFF no lo ha hecho, felicitando a La Legión de ahora con la difusión los valores del héroe de entonces y cubriendo con su gallardía la ausencia de quienes, formados en sus valores tienen ahora que apretar los dientes y escusar su ausencia por razones de corrección política.

Pero no solo el archivo y la biblioteca constituyen los activos de la FNFF. La fundación es hoy en día un organismo vivo, muy vivo, que extiende su presencia y su acción prácticamente por todo el territorio nacional, incluyendo los dos archipiélagos y las ciudades españolas en el norte de África. Con presencia de benefactores o afiliados en todas las provincias y delegados provinciales en 42 de ellas, que se encargan de la distribución de informaciones y la coordinación de las actividades en sus respectivos ámbitos, asegurando que las directrices desde Madrid lleguen a todos los rincones de nuestra geografía. Al mismo tiempo, por su conducto se reciben en la sede central el sentir, las actividades y vicisitudes de los diferentes territorios. Es una potente forma de asegurar el cumplimiento de las finalidades que estatutariamente tiene la fundación asignada, bien es cierto que, en algunos territorios de nuestra geografía, la acción de nuestros delegados y benefactores se ven obligados a realizar sus actividades en condiciones cuasi heroicas; como nos han puesto de manifiesto hace unas semanas durante la Reunión Nacional de Delegados de la Fundación Nacional Francisco Franco.

Hoy por hoy, siempre que salta a la palestra alguna noticia relativa a Franco, a la profanación de sus restos o al Valle de los Caídos, los micrófonos y las cámaras de las cámaras de los medios de comunicación buscan inmediatamente la valoración de nuestro presidente ejecutivo, el General Chicharro, una voz firme, autorizada que pone de palabra y por escrito el pensar y el sentir de la Fundación. Una actitud irreductible, formada y serena que, en defensa de la verdad y de la libertad no deja de acudir a cualquier medio por hostil que se presente, aun a sabiendas que “corta por aquí, añade por allá” su mensaje va a ser modulado cuando no tergiversado. Nuestro presidente ejecutivo constituye otro de los activos importantes de la FNFF.

Y de toda nuestra actividad y con los medios a nuestro alcance, vamos dejando constancia para conocimiento del gran público en nuestras redes sociales. Comenzando por la página web de la fundación (https://fnff.es/)  la presencia en redes como Twitter (11.300 seguidores) Facebook (23.000) e Instagram (1.900 )  más otras páginas organizadas por algunas de nuestras delegaciones, compartimos los valores que representamos, las ideas que defendemos, la historia como ha sucedido y desde luego nuestra libertad de pensamiento y expresión.

Por lo tanto, no me pregunten el por qué de la fundación Nacional francisco Franco en nuestros días. Ante la ausencia de una institución académica o de la vida social que trate ese particular período de la historia de España, con rigor, equidad y respeto a las fuentes, y en uso de la libertad de pensamiento y expresión,  la Fundación Nacional Francisco Franco abres sus puerta, sus archivos y bibliotecas  y expande su labor por todo el territorio nacional. Esta es su única razón: si la FNFF no existiera, habría que inventarla y ponerla en funcionamiento máxime en un ambiente tan adverso como el que nos domina, para rescatar un importante período de su historia del ostracismo y tergiversación en el que pretenden arrinconarlo. En eso radica su solitaria grandeza. Ya vendrán tiempos mejores.

 


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