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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que lo ha llegado a ser con el engaño y la traición, acaba de decirnos que «pasará a la historia por haber exhumado al dictador Franco». Vaya por delante que no encuentro gloria alguna en profanar una tumba, pero hay gente para todo, hasta para tratar de vencer a los muertos. Allá cada cual. Al tiempo oigo también a su querido Bolaños, un hombre de sólidos principios, exclamar a viva voz en el Congreso que el PSOE luchó arduamente contra el totalitarismo franquista, lo que me ha conducido a estallar en una soberana carcajada interna. A ver, Sr. Bolaños, uno ya peina canas y sabe muy bien que la única oposición seria que tuvo Franco fue la del partido comunista, primero con los maquis y después con ETA, FRAP y GRAPO. Ustedes con el PSOE estaban bien instalados en el Régimen o de vacaciones. Así que menos milongas. Cuento esto porque no tengo duda alguna que, de haber vivido entonces nuestro ínclito presidente, con Franco vivo, estoy seguro de que muy lejos hubiera estado de cualquier acción contra el Generalísimo. Es más, vislumbro su imagen en la Plaza de Oriente aclamándole como millones de españoles de entonces cuyos hijos y nietos figuran hoy en las listas de PSOE. Conozco a muchos, se lo aseguro. Así que vanagloriarse de una acción contra un muerto no encierra mérito alguno sino una patente cobardía dirigida única y exclusivamente al golpe de efecto que creen puede producir entre sus seguidores más fanáticos y de mente esponjosa.
Dicho esto, y acorde con el título de este artículo sí que le doy la razón y no le voy a restar ni un ápice de su soberbia. ¿cómo me atrevería contra quien aborda una serie de televisión, tal vez la más cara jamás realizada, sobre su genio y figura ? (espero que haya alguna escena con un presidente ecuestre, rosa en ristre y con mirada altiva y cínica, para subrayar su enorme personalidad).
Me explico: usted pasará a la historia no ya por la profanación en sí sino por su inmensa habilidad y saber hacer, para haber doblegado en primer lugar a la Jerarquía Eclesiástica –Roma y la Conferencia episcopal– sin cuya colaboración no hubiera sido posible exhumar el cuerpo de Francisco Franco sin el consentimiento de su familia ni de haber actuado en una Basílica consagrada, contraviniendo además el mismísimo Concordato. En segundo lugar por haber conseguido llevarlo a cabo ante la indiferencia de una inmensa mayoría de españoles, que tanto le debían y le deben a quien supo levantar España (espero que no le ofenda la palabra) en unas condiciones dificilmente repetibles y que no opusieron resistencia cívica alguna. Sólo la familia y la Fundación Nacional Franco presentaron batalla jurídica y mediática, desde luego con poca fortuna, evidentemente. Y finalmente también, todo hay que decirlo, doblegando a quienes olvidando y abandonando a quien fuera su capitán ni siquiera demostraron la más mínima inquietud por tamaña felonía. Me refiero a las Fuerzas Armadas Españolas que miraron hacia otro lado como si con ellas no fuera la cosa. Sólo un elevado número de militares en situación de retiro fueron críticos con la ignominia de la profanación pero de ahí no pasó la cosa.
En definitiva, no es poco todo esto, para nada, lo que usted consiguió Sr. Sánchez y comprendo su orgullo. Iglesia, sociedad y Ejército a sus pies sin el menor aspaviento.
Claro que tiene razón Sr. Sánchez. Y claro que pasará a la historia, pero más que por el hecho en sí de la profanación, lo hará más bien por su éxito en la forma en que lo consiguió. Esto es innegable.
Y termino; hoy, cuando al ver el asalto que usted y su partido están perpetrando contra todas las instituciones, especialmente las del poder judicial, intuyo y percibo, tras la experiencia de lo acaecido con la profanación , que todo aquel que aún no se ha percatado de quién es usted en realidad ya puede ir perdiendo la esperanza de parar este movimiento revolucionario que lidera gracias a quienes en vez de revolución promueven la fragmentación. Sólo un pensamiento final, este de tipo científico: el caos, el desorden y la entropía requieren muy poco esfuerzo, pero volver a colocar todo en su sitio y reponer el sentido común y el reflejo, que lo hay, de la buena gente, ahora por desgracia anestesiada, requiere, requerirá, mucho, muchísimo esfuerzo, pero no le quepa la menor duda de que, tarde o temprano, la sociedad en su mayoría lo hará.
Pues sí, Sr. Sánchez, tiene Vd. razón.