Daniel García Juesas
El tripartito instalado en al Ayuntamiento de Oviedo, (cuyos miembros podrían llamarse, con ironía soviética: Mostachenko Florerov, Lobina Putin-ova, y Kanenco Kasparov), vuelve a la carga con otra medida conciliadora. El texto que la anuncia viene a decir que “el Estado no puede discriminar a ningún ciudadano por motivos religiosos”, a la par que “se instalará una oficina para buscar y retirar los símbolos religiosos”.
La simpleza y malicia comunista es siempre la misma: decir una cosa para hacer la contraria. Con el puño cerrado difícilmente se puede ofrecer una mano a la amistad.
Donde anuncian Libertad, florecen las persecuciones; donde pregonan Igualdad, blindan sus privilegios; donde dicen Fraternidad, supuran despotismo sectario. Es triste ver que siguen ondeando la bandera del rencor, todavía no se enteraron que fracasó la URSS, cayó el Muro y se abrió el Telón de Acero que ocultaba la miseria del sistema “liberador”.
Seguirán trayendo lemas (tan del gusto de su cuerda=soga) del tipo: “Arderéis como en el 36”, que brotan de su obsesiva memoria. Pero también conviene recordar que “media España no se resigna a morir, que quien siembre vientos recoge tempestades y que “sobre mojado llueve, como en el 39”.