Un hombre coherente

Ángel Maestro

    Quien fuera secretario general de la Fundación Nacional Francisco Franco, Juan Blanco Ortega, falleció cristianamente en Madrid el pasado 6 de febrero, tras una larga enfermedad, soportada con ejemplar entereza. Hasta meses antes de su muerte y enfrentándose a su fatal dolencia, ostentó dicho puesto en la Fundación donde dejó muestras de su buen hacer.

    Si Juan Blanco alcanzó en los últimos tiempos una evidente notoriedad por su última obra, obra de investigación y de referencia sobre el Valle de los Caídos: “el Valle de los Caídos –Ni presos políticos, ni trabajos forzados-“, su larga trayectoria periodística y su coherencia en su línea y fidelidad política, hace que su figura sea objeto de forzosa atención al tratar del periodismo español desde comienzos de la década de 1960 hasta entrado el siglo actual.

    Juan Blanco, valenciano de nacimiento, se inició muy joven en el mundo periodístico. Ya tres años antes de su graduación en la Escuela Oficial de Periodismo en 1958 había comenzado a trabajar de lo que en las antiguas redacciones se conocía como “meritorio”; figura representativa de tantas profesiones y semillero de tan buenos profesionales del periodismo.

    Trasladar a ese obituario la carrera y la obra de Juan Blanco exigiría un espacio harto superior al habitual en estos tristes menesteres por lo que solo cabe resumirlo: Redactor de “Arriba” en 1959, donde exhibiendo prueba de su buen hacer llegaría en 1973 a ser redactor jefe único pues entonces no existía la proliferación de subdirectores, directores adjuntos, adjuntos al directos, etc. característica de los diarios de nuestros días.

    Época aquella en que un redactor-jefe disponía y mandaba, con bastante más mando y autoridad que ese confuso batiburrillo de cargos tantas veces sin contenido real. De donde en frase vulgar y plebeya vendría a cuento ese dicho popular de que había más jefes que indios.

    Juan Blanco fue también redactor de los “Diarios Hablados” de Radio Nacional de España, en tiempos en que no existían las medidas y sondeos de porcentajes de audiencia, pero que si hubiesen existido los resultados de os mismos hubiesen llegado a cifras increíbles por su magnitud. También ejerció dichas funciones en los Telediarios de Televisión Española, donde de forma aún acrecida, podría repetirse lo anteriormente dicho.

    Premiado con la Antena de Oro de TV en 1969, dirigiría diversos programas informativos, y en su intensa y variada actividad también trabajaría con las agencias EFE y Europa Press.

    Ya en plena transición, de la reverenciada e idílica transición, en tiempos de tantos ejemplos de borrar apresuradamente inquebrantables lealtades, de proclamados ostentóreamente leales al Caudillo hasta la muerte, hasta la muerte del Caudillo naturalmente, Juan Blanco fue nombrado subdirector de “El Alcázar”, ese más que un diario, refugio de lealtades antiestéticas frente a la dictadura imperante de lo políticamente correcto ante la que servilmente se mostraban genuflexos tantos otros “camaradas” de Juan. Hasta la desaparición de “El Alcázar” ejerció dicha función, y especialmente su sección política diario “Crónica de España” era objeto de ávida atención por los lectores.

    A Juan Blanco puede aplicarse con justeza una frase cuyo autor no recuerdo, pero certera y es que nunca renunció a ser hijo de la Verdad y la Alegría.

    Su labor bibliográfica está presente en “Elegía por la generación perdida”, en colaboración con Antonio Izquierdo, “Franco. Recuerdos: 1892-1992”, “23-F: Crónica fiel de un golpe anunciado”, en la que en efecto describe fielmente el oscuro suceso, sin concesiones fantasiosas, la realidad, podría decirse “Real intervención” en el origen del mismo.

    Su última obra relativa al Valle de los Caídos es posiblemente desde el punto de vista histórico, como antes decíamos, la obra de referencia obligada para conocer la génesis y construcción de tan magna obra. La leyenda negra del Valle fue sistemáticamente diseccionada y deshecha por la colosal labor de investigación de Juan Blanco; estudio profundo, riguroso, aséptico en sus conclusiones.

    Sobre las lápidas sepulcrales de tantos escritores y periodistas mediocres y torticeros hoy se levantan torres babélicas. Por el contrario Juan Blanco en su trayectoria, en su vida y en su obra periodística y literaria ofreció esencias claras, breves y coherentes con su pensamiento.

    Descanse en paz.

La Fundación Nacional Francisco Franco convocó en la Iglesia Nuestra Señora de Covadonga, el miércoles 29 de febrero, un funeral por Juan Blanco.

 


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