Una reflexión ante el previsible Frente Popular, por Juan Chicharro Ortega

Juan Chicharro Ortega

General de División de Infantería de Marina (R)

 

 

Es evidente que, de una forma u otra, antes o después, el Sr. Sánchez será investido Presidente del Gobierno de España. Un Presidente que será elegido con los votos de la izquierda seudo marxista y de los que no tienen otro objetivo que romper España, o sea, de los sediciosos independentistas. Será todo lo democrático que Vd,s quieran – yo desde luego no lo creo así – pero para mí no es más que el resultado del fracaso de un sistema liberal basado en la partitocracia, un sistema que lo único que propicia son los desacuerdos nacionales ante los problemas fundamentales de España. Dicho de otra forma : la victoria de la dictadura de la incompetencia del actual régimen parlamentario.

 

Nos encontramos ante el triunfo de un ¿nuevo? estilo “revolucionario” donde se supone que se alcanzarán las ventajas del socialismo sin menoscabo de la democracia y la libertad : eso que llaman progresismo. El marxismo oculta su faceta violenta y represiva en aras de una alternativa pacífica y renovadora. Sin duda el triunfo de Gramsci, el marxista italiano, sobre Lenin. Ya no se ataca la economía ni al Estado sino a la moral y la sociedad. Y aún más desde la aplicación rigurosa del relativismo moral. Campo abierto a partir de ahora – todavía más – para la implantación de una sociedad atea, debilitada por todas la ideas destructoras de la moral y la familia, la corrupción, la eutanasia, el aborto .. y lo que está por venir. A mi todo este proceso me recuerda en gran medida, salvando las distancias, a lo ocurrido en Venezuela hace apenas unos años e incluso a lo que se llamó “proceso revolucionario a la chilena” hace 40 años con Salvador Allende a la cabeza. Bueno, hay una sutil diferencia con este último – sin tener muy claro si es bueno o peor – y es que Allende era un marxista convencido y el Sr. Sánchez no se sabe ni lo que es.

 

Reconozco que escribo con inquietud. Al fin y al cabo escribo desde la FNFF defensora casi única de la figura de Francisco Franco, el líder que, trás superar el desastre de una guerra civil, debería contar con el agradecimiento y reconocimiento mayoritario del pueblo español tras haber posibilitado con sus políticas económicas y sociales el sistema en el que hoy nos desenvolvemos y sin embargo es atacado con una saña y un odio sin parangón. Y si esto es así es debido a que se ha borrado metódicamente de la memoria todo el pasado, incluso entre los que vivimos parte de aquella época. Y es que esta Fundación es opositora frontal a todas las perversas ideas de ese Frente Popular y es obvio que no se avecinan buenos vientos.

Hoy, ante una España en donde el sentimiento del patriotismo parece profundamente debilitado somos conscientes de que la unidad de España se encuentra en peligro, más no nos arredentramos pues estamos firmemente convencidos de que siempre el apego del español a su tierra patria siempre ha renacido y no creemos que nada lo pueda borrar, ni incluso la propia globalización a la que se acoge tanto político incauto al servicio de poderes extraños. Hay que acabar con lo políticamente correcto y adaptar las políticas no a las modas imperantes sino a la moral, al cumplimiento del deber y al servicio a los demás, al pueblo en definitiva, desde la perspectiva de la dedicación a los valores permanentes de la fe, la familia cristiana y la patria. Este era el pensamiento político de Francisco Franco que la FNFF defiende.

 

Sí, ya sé que son pocas las instituciones que se encuentran en esta línea de forma abierta y clara. Yo al menos no las veo en ninguna parte. Todos los partidos están sumidos en el perverso juego parlamentario de este sistema liberal incluido aquel que parecía emerger como un movimiento y ha devenido en un partido más. Pero no perdemos la esperanza ni las fuerzas para luchar.

Cuando el vendaval arrecia los puños se aprietan, se arrían velas y se capea el temporal pero con fe inquebrantable en la victoria. La historia nos demuestra que sólo los irreductibles acaban venciendo.

¡ Estamos prestos para dar avante !


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