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Juan Chicharro Ortega
General de División de Infantería de
Marina (R)
La FNFF tiene como
objetivo principal la defensa de lo que consideramos la verdad histórica
respecto a la figura de Francisco Franco y a la del Estado que él presidió
durante casi 40 años. Es una tarea que pudiéramos considerar – y que querríamos
– ceñida al estudio riguroso de la
historia. Doy por supuesto que no todo el mundo tiene porque estar conforme con
nuestras ideas como yo no lo estoy con las de otros; sucede sin embargo que
esta diferencia de opinión adquiere carácter de esperpento cuando observo que
quienes no comulgan con mi forma de pensar tienen como objetivo simplemente
destrozar mi libertad de pensamiento y opinión. Para una parte de nuestra sociedad
solo existe una verdad: la suya. Y me estoy refiriendo a una izquierda
sociológica con una visión totalitaria y sectaria de unos hechos que son
historia.
Si hay algo que
ciertamente me deja perplejo es la inquina y odio con el que esta FNFF, que
presido, es de una parte atacada y vilipendiada a todas horas por los partidos
de izquierda y de otra ninguneada por
aquellos otros que son herederos sociológicos de lo que significó
históricamente el denominado franquismo.
Personas afines me
comentaban no hace mucho que no entendían mi afán por defender a Franco cuando
éste hace ya muchos años que murió. En la respuesta a esta opinión está,
quizás, el “quid” de toda esta cuestión. En efecto, el Generalísimo murió hace
ya más de cuarenta años y nosotros desde esta FNFF, claro que defendemos su
figura y su honra, pero ante todo lo que defendemos es lo que esta representó
para España. También Jesucristo murió hace 2000 años y muchos defendemos su
legado. Y es que sucede que lo que representa, aún hoy, la figura de Franco se
puede resumir esencialmente en la de una España unida en la que las tradiciones
cristianas eran el sostén de nuestra sociedad y en la que la justicia social
marcaba el norte de la política de gobierno. No es para mí discutible que es
todo lo contrario de cuanto vemos hoy acaecer. Y de ahí quizás viene el odio a
esta FNFF por representar todo aquello que se quiere destruir. Parece una
explicación simplista pero no lo es.
Hoy vemos una España que
se rompe en pedazos: Cataluña dividida, las Comunidades valenciana y balear en
el mismo camino merced a la misma política de adoctrinamiento que en Cataluña –
a este paso solo es cuestión de poco tiempo – en las Vascongadas y Navarra se
vislumbra ya el boceto de la hipotética nación vasca que quieren crear… y en
nada veremos surgir movimientos taifales en muchos otros lugares. Me asombra la
visión optimista de nuestro actual Presidente del Gobierno sobre esta
situación. Según observo, y es mi opinión, – al contrario de lo que el Sr Rajoy
opina – nada parece que las cosas hayan
cambiado en Cataluña- incluso veo la situación bastante peor – y a propósito de la hipotética
disolución de ETA lo único que veo es como los objetivos políticos que
perseguía la organización terrorista están prácticamente a su alcance:
acercamiento de presos (se esconde que ya solo quedan menos de trescientos),
legalización de su brazo político y potenciación de las posibilidades dé
independencia y del denominado derecho a decidir. Francamente, no veo en que
basa su optimismo nuestro Presidente de Gobierno.
Por otra parte la secular
tradición cristiana de nuestra Patria se encuentra en una encrucijada afectada
por el relativismo moral de una sociedad hedonista, y sin rumbo, a la par que
sin la guía clara de una jerarquía eclesiástica más al servicio, en muchos
casos, de las tendencias secesionistas que de la de la propia España.
Y no puedo olvidarme de
que la justicia social distributiva – objetivo esencial del sistema político
del Generalísimo – se encuentra por completo en la quiebra más absoluta: se
ahondan las diferencias entre aquellos que ostentan la riqueza y las clases más
desfavorecidas.
Sí, todo cuanto
representó la figura de Franco – y que es la razón de ser de la FNFF – está hoy
a años luz de la situación presente de nuestra Patria. La cuestión es que son
muchos los españoles que piensan igual, pero es lamentable constatar la
dificultad de aglutinar esfuerzos, pues el mero hecho de resaltar la figura del
Caudillo levanta absurdos rescoldos en buena parte de esa sociedad, más por
ignorancia que por otra cosa; bueno sí, ignorancia debida a la tergiversación
de nuestra reciente historia y al consecuente adoctrinamiento de nuestra
juventud – de la misma forma que ha sucedido en Cataluña y en las Vascongadas –
y que han hecho estragos en la misma. El uso como plataforma de la mal llamada
Ley de Memoria Histórica rinde buenos beneficios a los ideólogos de la misma.
La mentira como herramienta política al servicio de intereses destructores de
la España que edificó el Generalísimo acaba por insistencia imponiéndose a una
sociedad cobarde y llena de pereza mental. Estamos inmersos en una lucha
ideológica en la que algunos no nos rendiremos, más sí que somos conscientes de
la dificultad de la misma. El alcance o magnitud de esta puede ser reflejada,
por ejemplo, en el desconocimiento de la historia que he podido verificar
recientemente hablando con algunas personas de mi entorno naval – a las que
suponía con una cierta cultura histórica – desconocedoras por completo de lo
que acaeció en la Armada en 1936. Y si esto es así – que lo es- cabe pensar
cuan fácil es implicarlos en la mentira continua a la que estamos sometidos.
La FNFF no tiene
objetivos políticos sino históricos pero cierto es que la linde es muchas veces
muy tenue y cabe la confusión al defender ideas tan contrarías a las que nos
intentan introducir. Nuestros medios son muy escasos – tremendamente escasos –
y los apoyos recibidos apenas perceptibles. Tras apenas dos meses al frente de
esta organización me siento como Asterix en Petibonum si bien en el entorno en el que me muevo – nos movemos – la
firmeza de convicciones y principios nos fortalece y nos da energías para
luchar contra todo y contra todos.
Está en juego nuestra
libertad, la de todos. Sí, ya sé que al hablar de libertad no faltan quienes se
asombran de que sea la FNFF quien la defienda. Su desconocimiento de la figura
de Francisco Franco adquiere carácter lindante con la más absoluta ignorancia
de la historia y de la verdad. Franco tenía muy claro que siendo la libertad un
bien supremo a alcanzar nunca sería posible su adquisición allá donde reinaban
la miseria y la ignorancia y como buen militar sabía que el objetivo final no
se puede alcanzar nunca sin la toma
previa de otros intermedios y uno de estos era sin duda la del bienestar de los
españoles: la situación en la que dejó España cuando murió en 1975 que fue la
que posibilitó el tránsito legal de un régimen autoritario al sistema actual.
Prueba de cuanto digo
puede deducirse de sus sabias palabras de respuesta al entonces Príncipe Juan
Carlos cuando éste le pidió consejo para el futuro. Recordemos su respuesta:
Alteza, de nada le valen mis consejos. V.A., nunca podrá gobernar como yo. Sí,
el Generalísimo era bien consciente del cambio que se avecinaba en España.
Y finalizo esta
reflexión sobre la actualidad desde el convencimiento de que estamos en el
camino acertado: el de la defensa de la verdad y de los valores que un día
hicieron a España grande y hoy en peligro de desaparición.