Nota del Presidente ante la polémica suscitada por su carta de presentación

Mi reciente nombramiento
como Presidente de la Fundación ha suscitado en las redes sociales y en algunos
medios, tanto digitales como en papel, algunos comentarios del todo inexactos
que es necesario aclarar desde esta Nota informativa.

Nota que va dirigida
especialmente a aquellas personas honestas sujetas hoy de forma continua a
aquella máxima de que una mentira repetida mil veces acaba por tonarse en
verdad. En ningún caso pretendo dirigirme a quienes utilizan la mentira como
arma de su propaganda torticera con la finalidad de defender oscuros intereses
a base de descalificaciones falsas.

Dije en mi comunicado de
presentación que mi objetivo no era otro que la defensa de la verdad histórica
sobre la figura de Francisco Franco y en esa línea va esta nota informativa.

Numerosas son las
falacias vertidas en redes sociales, y en algunos medios, si bien predominan
como común a todas ellas las referidas a las subvenciones de la Fundación, al
archivo documental de la misma y a mi
relación con la Casa de S.M. el Rey, así como otras que inciden en el supuesto
anacronismo- para algunos – de la existencia de la misma, hoy en el año 2018.

PRIMERO: La Fundación Nacional Francisco Franco
recibió entre el año 2000 y 2003 una cantidad de 150000 euros con la finalidad
de desarrollar un proyecto archivístico de microfilmación de todo su archivo
documental, asunto de interés histórico nacional. Gracias a esta gestión y de
acuerdo con la Ley de Transparencia (Ley 19/2013) y conforme a la idea que dio
vida al Centro Documental de la Memoria Histórica, cualquier ciudadano puede
acceder a esta documentación pues una copia digitalizada se custodia en el
Archivo de Salamanca.

Desde el año 2003 la Fundación no ha recibido
ningún tipo de subvención oficial. Ninguna.

SEGUNDO: No hace mucho, el Sr. Garzón, en nombre
de IU, solicitó el cierre cautelar del Archivo de la Fundación alegando que se custodiaban documentos que se
encontraban dentro de los referidos en la vigente Ley de Secretos Oficiales (
ley de 1968 modificada en 1978 y en trámite de ser sustituida por una nueva
ley). Llama la atención esta alegación toda vez que la citada Ley se refiere
esencialmente a documentos que hayan sido oficialmente determinados como
materias clasificadas porque su contenido “pudiera dañar o poner en riesgo la
seguridad y defensa del Estado”. Pensar que los documentos históricos que obran
en poder de la Fundación puedan clasificarse como “peligrosos para la seguridad
del Estado”, hoy en el 2018, es simplemente absurdo.

TERCERO: Llama la atención la persistente
intención de vincular a mi persona, e implícitamente a la FNFF, con la Casa de
S.M. como consecuencia de haber sido Ayudante de Campo de Don Juan Carlos I,
hace 20 años, algo que es sencillamente ridículo toda vez que siendo honroso
aquel destino no fue más que uno más dentro de mi dilatada carrera militar. Buscar
“meigas” donde no las hay indica intenciones oscuras lejos de toda lógica
normal.

CUARTO: Apostar – como insisten algunos reiteradamente
– por la ilegalización de la FNFF choca frontalmente con el artículo 16 de la
Constitución que garantiza la libertad ideológica de los individuos y
comunidades; insistencia nada anómala en aquellos que desearían imponer su
única verdad que no es otra que la de la utopía marxista y totalitaria.

QUINTO: Los objetivos o fines de la FNFF,
expresados explícitamente en sus estatutos, no son otros que la defensa de la
verdad histórica de un régimen político que, siendo circunstancial y producto
de la horrible tragedia de la guerra civil, propició que se crearan unos
cambios sociales y económicos posibilitantes del advenimiento del sistema
político presente. Incuestionable verdad sólo combatida desde la tergiversación
de la historia, fundamentalmente desde la izquierda política, en curioso
contraste con su oposición a las pretendidas reformas de la derecha liberal de
la legislación laboral franquista por la seguridad laboral que esta ofrecía a
los trabajadores. Un régimen caracterizado ante todo por su obsesión desde el
principio por la justicia social.

Esta es la verdad que
desde la FNFF defendemos y defenderemos por respeto a la historia misma de
España. A las mentiras siempre nos opondremos con la verdad. Lo considero
nuestro deber y además nuestro derecho constitucional.

Juan Chicharro Ortega
Presidente Ejecutivo FNFF