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Fernando Alonso Barahona
Las almas de la gente del espectáculo se quedan siempre en nuestros sueños Los directores, los guionistas y los que inventan la luz, todos dejan sus espíritus en las películas, donde existe un mundo mucho más intenso y real, con un cielo y un infierno más definido. En las películas vuelve a brillar para siempre la llama de la emoción, de la fascinación y de la vida. Se dice tópicamente, que los muertos ya están en las historias del cine Falso, No puede haber historia cuando todo sucede en el presente.
JOSÉ LUIS GARCI
José María Forqué Galindo (Zaragoza, 8 de marzo de 1923-Madrid, 17 de marzo de 1995) fue nada menos que un director de cine así rezaba el subtítulo del imprescindible el libro editado por Royal Books en 1993 y escrito por Pascual Cebollada. En sus páginas se va desgranando con comentarios del director, una a una todas las obras de su filmografía, desde su debut en 1951 Niebla y sol, hasta la última, la historia de ciencia ficción Nexus 2431 (1993).
Artesano de aquellos que desafían la a menudo injusta teoría del cine de autor (ser autor no garantiza ni mucho menos la calidad de la obra) Forqué cultivó en sus primeros años un cine comprometido que le convirtió en uno de los imprescindibles de una época llena de cineastas brillantes (la primera generación de Sáenz de Heredia, Rafael Gil, Neville, Orduña, Nieves Conde, Vajda o Serrano de Osma y la segunda de coetáneos de Forqué como Berlanga, Bardem, Lazaga o el mismo Mariano Ozores).
En 1956 rueda Embajadores en el infierno film basado en una novela de Torcuato Luca de Tena sobre un grupo de soldados de la División Azul que son capturados e internados en un campo de concentración en la Unión Soviética en 1943. Sufrirán todo tipo de privaciones, y la presión de las autoridades soviéticas para que renuncien a sus ideales. Luca de Tena se basó en un hecho real: el encarcelamiento desde su detención en el sitio de Leningrado el diez de febrero de 1943 hasta abril de 1954 de Teodoro Palacios Cueto (magnífico Antonio Vilar en la película) que marchó como voluntario falangista a la División Azul a combatir el comunismo en Rusia. Cuando muere Stalin el cautiverio llega a su término y en 1954 un buque, el Semiramis, parte de Odesa con los presos españoles. El barco llega al puerto de Barcelona el día de abril. Esa es la situación que describe la película con escenas duras en el infierno del Gulag y un apoteósico desenlace con la llegada de los liberados a España.
Forqué le cuenta a Cebollada en su biografía mencionada que la primera opción para dirigir el proyecto había sido José Luis Sáenz de Heredia, pero finalmente llegó a sus manos. También se relata el pase privado previo al estreno para Agustín Muñoz Grandes, ministro del Ejército y primer general en jefe de la División Azul, José Luis Arrese, ministro secretario general del Movimiento, y Gabriel Arias Salgado, ministro del que dependía la censura. Se autorizó sin más añadido que una frase de presentación al principio, y unos planos en los que en la camisa de algunos prisioneros se distinguía el yugo y flechas de la Falange.
En 1957, con guion del dramaturgo Alfonso Sastre, dirige Amanecer en Puerta Oscura, con Francisco Rabal, Luis Peña, Alberto Farnese, Isabel de Pomés. Algunos críticos comentaron que se había colado la ambientación en el siglo XIX para reflejar la inestabilidad social en Andalucía, las huelgas y el ajusticiamiento del cacique/dictador. Una excepción se entiende, pero en el cine español hay demasiadas excepciones, sin duda no han leído el comentario de JA Nieves Conde sobre que en el cine español de la época se podían describir los problemas sociales (influencia claramente falangista). No parece que colaran nada, sino que admitieron perfectamente esa trama escrita por Natividad Zaro para el guion de Amanecer en Puerta Oscura. La película obtuvo el Oso de Plata en el Festival de Berlín, y Rabal fue nominado a mejor actor.
De 1958 es La noche y el alba, con Antonio Vilar, Francisco Rabal, Zully Moreno, Rosa Arenas. Interesante guion firmado nada menos que por Alfonso Sastre, Alfonso Paso (que entonces eran amigos y pertenecientes al mismo grupo de teatro), el propio Forqué y un joven Mariano Ozores. Pedro, un fotógrafo callejero que luchó durante la Guerra Civil en el bando republicano, se obsesiona con una joven modelo. Durante una cita con Carlos, un prometedor ingeniero, la modelo muere accidentalmente, pero Pedro es acusado del crimen. Cine de reconciliación con una referencia clara a las dos Españas en pleno 1958.
En 1960 estrena una adaptación de la obra teatral de Miguel Mihura, Maribel y la extraña familia, con Adolfo Marsillach como protagonista. Muy notable es asimismo 091, policía al habla de nuevo con Adolfo Marsillach, Tony Leblanc, la bella Susana Campos, José Luis López Vázquez y Julia Gutiérrez Caba. La trama tiene un calado humano profundo. Después adaptó para el cine la comedia de Alfonso Paso, Usted puede ser un asesino (1961) con Alberto Closas, Amparo Soler Leal, José Luis López Vázquez, Julia Gutiérrez Caba. Humor inteligente del gran dramaturgo espléndidamente llevado a la pantalla. Un gran éxito comercial.
En 1962 dirige su mejor comedia y su obra maestra, Atraco a las tres, con un fabuloso reparto, integrado por Cassen, José Luis López Vázquez, Alfredo Landa, Gracita Morales, José Orjas y Manuel Alexandre. Forqué entro en el proyecto cuando ya estaba preparado y el guion concluido (Maso, Coello y Salvia) , pero fue el director quien sugirió uno de los actores para el reparto, “un actor bajito que trabajaba en una comedia de Jardiel Poncela. Era Alfredo Landa.
Una frase mítica: Fernando Galindo, un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo”, unos actores inconmensurables, una aguda crítica social (el trabajo esclavizante, el peloteo a los jefes, la mediocridad de la vida laboral, humor y gotas de comprensión humana y valores positivos (el personaje maravilloso de José Orjas). Y sin olvidar los acordes de la magistral música de Adolfo Waitzman o ese momento hilarante de la televisión compartida por todos los vecinos.
Luego siguieron comedias dignas como Vacaciones para Ivette 1964 y Casi un caballero (con Alberto Closas, Conchita Velasco, José Luis López Vázquez y Alfredo Landa (a los que se unen Gracita Morales, Antonio Ferrandis y Agustín González,) impresionante reparto para una divertida comedia de guante blanco con reminiscencias de Atraco a las tres
Inolvidable también Un millón en la basura, 1967, una producción de Pedro Maso, con José Luis López Vázquez, Julia Gutiérrez Caba, Juanjo Menéndez, Aurora Redondo y Rafael López. El punto de partida es extraordinario: Pepe, un humilde barrendero que está a punto de ser desahuciado de su casa, encuentra en un cubo de basura una cartera que contiene un millón de pesetas. Frank Capra hubiera hecho con placer la película. Forqué la recuerda con entusiasmo:
Sigo feliz de haber hecho Un millón en la basura. Es un bonito cuento de Navidad que escribieron Maso y Coello, con gran sensibilidad y talento. Lo hice en su propio jugo, las calles del Madrid navideño las rodó maravillosamente Juan Mariné. José Luis López Vázquez hizo uno de sus mejores trabajos dramáticos
En 1967 Forqué, había formado su propia productora, Orfeo Films, y a partir de aquel momento produjo con ella la mayoría de sus películas. Como productor fue uno de los principales impulsores de la creación de la Entidad de Gestión de los Derechos de los Productores Audiovisuales (EGEDA), de la que además fue primer presidente.
José María Forqué cambio la imagen de mujer dulce y pizpireta de las comedias de los años cincuenta y sesenta dirigiendo a la bella Analía Gadé en varios títulos atrevidos para la fecha de su estreno: La vil seducción 1969 (una comedia amarga y sarcástica) y El monumento, 1970 en la que Analía añadía erotismo a su imagen muy al gusto de la época.
Del mismo estilo es La cera virgen, picardía de 1972 con Carmen Sevilla, López Vázquez y Maribel Martín. Suya es también No es nada, mamá, sólo un juego 1974 en la que junto a Paco Rabal aparecía nada menos que la maravillosa Alida Valli (El caso Paradine, El tercer hombre, Senso).
Para sorpresa de muchos eruditos a la violeta que ignoran el cine español clásico, Forqué volvió a sorprender en 1974 con Una pareja… distinta con Lina Morgan, José Luis López Vázquez, Ismael Merlo. Zoraida es una mujer barbuda que trabaja en el circo. Un día conoce a Charly, un ‘travesti’ que actúa en un club. Película humana y personal. Como lo es el drama histórico sobre el desdichado príncipe Carlos, hijo de Felipe II. El segundo poder 1976 con Jon Finch, Juliet Mills, Fernando Rey, Verónica Forqué y José María Prada.
Forqué, padre de la gran Verónica y de Álvaro, escritor, productor, empresario, director de cine llevó el cine en sus venas – como acertadamente se le ha reconocido –.Atraco a las tres, pero también muchas de las que hemos mencionado, le garantizan un lugar en el recuerdo.
Merece la pena revisar su obra y en realidad todo el cine español clásico que estuvo sin embargo a la altura de cualquier cinematografía europea.