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Franco, caudillo militar.
de Salvador Fontenla Ballesta
Editorial La Esfera de los Libros
Después de la Segunda Guerra Mundial surgió una corriente historiográfica que despreciaba la historia política y la historia militar, por burguesas, y se centraron casi exclusivamente en la historia económica y en la historia social, desde una perspectiva marxista que, por supuesto, todo lo reducía a la lucha de clases.
La caída del Muro de Berlín y el posterior colapso de la URSS, y con ella del comunismo, trajo la aniquilación de la escuela historiográfica marxista. La historia militar volvió a retomar el protagonismo y el prestigio perdido, y los historiadores que antes la vilipendiaban se pasaron con armas y bagajes a escribir sobre la historia bélica española, especialmente de la Guerra Civil y sus protagonistas, pero desde su punto de vista tardocomunista, y como una herramienta más para hacer política de izquierdas.
Estos historiadores convirtieron en dogma de fe las consignas y propaganda de guerra del gobierno del Frente Popular difundió durante la contienda. Otros historiadores siguieron sus estelas, por falta de criterio propio o, más bien, alentado por las generosas subvenciones y reconocimientos que ofrecían las diferentes administraciones, amparándose en la hemipléjica ley de la memoria histórica.
Lógicamente la figura peor parada del bando nacional es Franco, al que nunca le han perdonado que venciera al comunismo, y gobernara España durante cuarenta años, con muy escasa oposición, y con grandes éxitos económicos, sociales y de política exterior.
Es indudable que Francisco Franco fue un excelente militar, que luchó con una eficacia terrible en las campañas de Marruecos, que fue el que forjó al Tercio en combate, que organizó una magnífica academia general militar y, sobre todo, que fue el indudable vencedor de una guerra civil, en la que partió de una manifiesta inferioridad en todos los órdenes, sobre sus acérrimos enemigos.
No obstante, los historiadores tardocomunistas y sus seguidores, no han ahorrado descalificaciones para ofender y desacreditar a Franco, como político y como militar. El paroxismo de estos insultos ha sido considerar al Caudillo como un militar mediocre, lo que no deja en buen lugar a sus oponentes, a los que a todos venció de forma brillante.
Franco mandó unidades en guerra y en combate desde teniente a general, llegando a ser jefe supremo de los ejércitos, a los que llevó siempre a la victoria, ostentando con todos los merecimientos el empleo militar de Generalísimo. Para encontrar a un español con su historial militar y eficacia había remontarse a muchísimos años o siglos.
El calificativo que mejor caracteriza la figura de Franco es la de caudillo, como así lo reconocieron, desde que era muy joven, por sus jefes militares e, incluso por sus enemigos políticos.
Franco fue un héroe militar. Fue condecorado con la cruz laureada de San Fernando, como jefe de ejército vencedor (casi nada). Su valor sereno que, no se han atrevido a negarlo ninguno de sus múltiples enemigos, fue oficialmente reconocido con dos medallas militares individuales. Las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas (2.009) reza textualmente: Los miembros de las Fuerzas Armadas se sentirán herederos y depositarios de la tradición militar española. El homenaje a los héroes que la forjaron y a todos los que entregaron su vida por España es un deber de gratitud y un motivo de estímulo para la continuación de su obra. Se entiende que por encima de los avatares políticos.