Libro: Víctimas del silencio. El acoso de ETA a la Falange durante los « años de plomo»

 
 Fernando Vaquero
 
Víctimas del silencio. El acoso de ETA a la Falange durante los « años de plomo»,
de Iván García Vázquez
Glyphos, Valladolid, 168 págs.  
 
   
 
   La asociación Falange/violencia política suele circunscribirse, por los historiadores, casi exclusivamente a la sufrida a lo largo de la Segunda República. La guerra civil posterior puso término a la organización Falange Española de las JONS, formalmente suprimida con el Decreto de Unificación de 19 de abril de 1937, en la que se encuadraron unos pocos miles de supervivientes de la Falange anterior a la guerra, desbordados por otros cientos de miles procedentes de los antiguos partidos derechistas, oportunistas de todo pelaje, fascistizantes frívolos y sin escrúpulos…  
 
   Casi cuatro décadas después, diversas organizaciones se reclamaban herederas de la originaria Falange, enzarzándose en estéril batalla en pos de los títulos de la legitimidad, la ortodoxia y las siglas fundacionales. Una cuestión irresuelta todavía hoy.  
 
   En esta situación, se desarrolló un triste y casi olvidado episodio: la persecución etarra/terrorista de los falangistas. En un intento de salvar tan injusta desmemoria, fruto en gran medida de los prejuicios y complejos de la vida pública española, y en homenaje al sufrimiento de estos desconocidos «caídos» del falangismo actual, acaba de editarse el libro Víctimas del silencio. El acoso de ETA a la Falange durante los «años de plomo».  
 
   El libro era necesario, pues afronta una cuestión «maldita»: la de los marginados entre los olvidados. Si era duro ser guardia civil o policía en los «años de plomo», no era mejor cosa ser acusado de «chivato» o «ultraderechista» por los terroristas y sus cómplices. Pero, en aras de la objetividad histórica y de un ejercicio razonable de memoria colectiva, se precisaría de un estudio más completo; acaso enmarcado en el concepto más amplio de violencia política, que engloba el de terrorismo.  
 
   Víctimas del silencio marca esa necesaria línea futura al partir del asesinato del falangista Ramiro Figueroa Ruiz en Valdemoro (Madrid), por un militante del Partido Comunista de España, el 9 de mayo de 1977; lo que a priori se excluiría de los límites formales del estudio.