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MOA, Pío. Sonaron gritos y golpes a la puerta. Novela histórica. Editorial La Esfera de los Libros. Madrid 2012. 651 páginas.
Ángel Maestro
No es esta la primera vez en la que Pío Moa se adentra en el campo literario de la novela; ya lo hizo hace algunos años con El erótico crimen del Ateneo, dentro del género de la novela negra, pero sí es la primera vez que aborda la novela histórica. Moa, frente a la histeria y animadversión de sus detractores, ha renovado sustancialmente los estudios relativos siglo a la II República y la Guerra Civil, rebatiendo la ignorancia y más a menudo la actitud torticera de la dictadura de lo políticamente correcto.
Uno de los tópicos sostenidos por sus detractores, generalmente esgrimiendo descalificaciones plenas de subjetivismo y no en base a rigor científico alguno, es el de acusarle de no ser historiador, oficialmente titulado como tal, lo que no hace mucho Stanley Paine descalificaba cual si la descripción de la Historia y la investigación sobre la misma, necesitase un a modo de carnet o documento que confiriese legitimidad de ejercicio. Algo grotesco a la luz de historiadores allende nuestras fronteras y no contaminados por esa dictadura del pensamiento dominante. La fuerza inexorable de los hechos ha demostrado que la revolución en la historiografía moderna traída por Moa ha marcado un antes y un después en el tratamiento e investigación de los estudios relativos a la II República y la Guerra Civil.
Tal condición de historiador, mal que les pese a sus detractores, asoma desde el comienzo de esta extensa novela de más de seiscientas páginas ya desde “La catástrofe”, primera de las tres partes en que se divide el libro, señalándose desde su mismo comienzo una envoltura en su precisa y muy exacta descripción de tipos y ambientes, reflejando con esa precisión de historiador, recogiendo en toda su crueldad el feroz ambiente, asesinatos con saña y torturas en la Barcelona de 1936, tras la crudelísima represión desarrollada por el Frente Popular, con tipos muy representativos como el asesino del padre del protagonista. Y dentro de esa amalgama que fue dicho Frente, las luchas intestinas entre anarquistas, comunistas del PC “ortodoxo” y stalinista, miembros del POUM, nacionalistas, etc, así como las incipientes fuerzas nacionales clandestinas en un comienzo de organización tras la derrota del Alzamiento en Barcelona.
El estilo de Moa novelista está ausente de todo barroquismo así como de brillantez literaria descriptiva y en esas exposiciones de personajes y situaciones, el factor humano, político, religioso, más se asemeja a un estilo barojiano que a un Blasco Ibáñez, por poner dos ejemplos bien diferenciados .El batiburrillo de voces destempladas entre el clamor de las masas revolucionarias exigiendo y realizando la represión total de la burguesía, miltares, crueldad especial hacia los religiosos queda nítidamente gráfico sin concesiones literarias. Los avatares de Alberto, personaje central de la novela, así como de otros actores principales, Carmen, Paco, conjugan con precisión la esencia humana, religiosa, política, etc. de dichos personajes con la realidad misma de sus circunstancias.
En la segunda parte se describe pormenorizadamente la gestación y desarrollo de la División Azul. A través del protagonista vemos los hechos que sucedieron desde la famosa convocatoria de Serrano Suñer con el grito equívoco de :” ¡Rusia es culpable!”, cuando la culpable era la Unión Soviética, y no la sufrida Rusia. En dicha segunda parte titulada “El hielo y el fuego“ – cada parte aún con su innegable hilación de la trama central podría representar de por sí una novela- y ya en la postguera española aunada en las circunstancias con la II Guerra Mundial, se relata el hecho histórico de la División Azul valiéndose de los personajes centrales y de otros que asoman ofreciendo ejemplos totalmente repletos de humanidad bien sean de heroismo o de cobardía; en absoluto personajes librescos sino reales, intuyendo el lector que puede tratarse de personajes vivos inmersos en ambas medidas de heroismo y de vileza, y también de seres con reacciones normales ayunas de tales méritos y deméritos. Moa utiliza una técnica de bisturí que pone al desnudo todo lo que la terrible lucha en el frente del Este tuvo de más deleznable.
El título de dicha segunda parte responde plenamente a una situación totalmente real: el hielo cuyo papel fue tan decisivo en la campaña de Rusia, y donde los miembros de la División Azul hubieron de soportar las crudelísimas temperaturas del invierno ruso. El fuego, con los más feroces combates de cualquier escenario de la contienda, la ferocidad de la lucha entre la Alemanía nacional socialista y la Unión Soviética en la que la ferocidad y los combates más despiadados enfrentaron a dos totalitarismos. Los protagonistas reflejan transparentemente la conducta de los expedicionarios españoles, esforzados en su lucha contra el sistema marxista-leninista, pero comprensivos con las penalidades y sufrimientos del pueblo ruso, despertando la censura racista nacional socialista que al considerar “untermeschen”-subhombres – a la población eslava sentaban gran parte de su futura derrota, y aprovechada por la habilidad de un despiadado y cruel, pero inteligente Stalin para utilizar la defensa de la Patria en lugar de los dogmas leninistas.
La tercera parte titulada “De todos los misterios” refleja las intrigas ocurrentes en un Madrid finalizada la guerra mundial y la ilusión vana y basada en fantasías a menudo delirantes de cómo los Aliados acabarían con el régimen de Franco, trayendo la proyectada venganza implacable contra los defensores del mismo.
Moa buen conocedor de esas historias, relata vivamente a los conspiradores monárquicos de salón como a los añorantes republicanos, confiando ambos en la intervención especialmente inglesa para acabar con el dictador, compendio de todos los males sin mezcla de bien algúno ,para traer unos una ilusoria monarquia de un hipotético Juan III o restaurar la finiquitada II República. También las intrigas más teóricas que reales por su falta de efectos prácticos ,de generales como Aranda. Más la verdadera oposición, pero aún sin suponer un peligro letal para el régimen , era de forma muy destacada la ejercida por el partido comunista. La acertada , dura y precisa reacción del régimen, con evidente apoyo popular, cual el caso de la invasión por el maquis del Valle de Arán ,puso de manifiesto la ausencia de respaldo popular, de movilixzación y concienciación de las masas, en la lengua de madera leninista, a las iniciativas de derribar a Franco y su régimen e involucrarse en una nueva guerra civil.
La infiltración del maquis en zonas rurales y mntañosas de difícil acceso y el levantamiento de partidas guerrilleras, más bien de bandolerísmo puro, con atracos, secuestros, “ejecutando” a cargos rurales, a sacerdotes y en general a afectos al régimen con el objeto de sembrar el terror y lanzar la propaganda mediante difusión clandestina de noticias y rumores, y la magnificación de los mismos en emisoras y medios extranjeros, presentando lo que eran hechos aislados y muy concretos como si de un levantamiento de masas se tratase. Alberto, el protagonista, accede a colaborar con uno de los Servicios de Información del Gobierno, concretamente el de Falange para llevar a buen término una delicada operación en Galicia en la que sin interés material alguno, característica básica del perscon efectos prácticos de algunos generalesonaje desde el asesinato de su padre y dispersión de su familia en 1936, diez años antes. Personas reales como el jefe del Servicio de Información mencionado se mezclan en una continua acción con miembros del Servicio de Información de la Guardia Civil, arriesgando su vida el protagonista en ocasiones muy peligrosas, hasta llevar a cabo con éxito las operaciones planteadas. Los componentes de las partidas, los agentes camuflados del aparato del partido comunista, las contrapartidas, etc, confieren a esta tercera parte un ritmo de acción vivaz , siempre dentro del estilo naturalista sin artificiosidades peculiar de la novela. La figura del protagonista, plena de humanidad representa un contrapunto a la maldad y a la miseria de personajes y situaciones.
Si al leer una obra histórica o de pensamiento no influye en el juicio sobre la misma la amenidad, la situación cambia radicalmente al tratarse de una novela. La novela debe despertar interés desde su comienzo y conseguir que el lector si no se apasione, al menos se interese por los avatares del protagonista y de los personajes que en ella intervienes; Si así no ocurriese el interés por la novela hace que ese se arrumbe y la obra haya fracasado en lo que debe constituir la piedra angular de la misma. La novela de Moa de tan largo título y de considerable extensión, despierta desde esas primeras páginas el afán y la curiosidad infatigable por conocer el desarrollo y desenlace de la misma. Al finalizar la misma el lector se encontrará además con un hecho totalmente inesperado, pleno de sorpresa y casi de estupefacción.