Moisés Domínguez Núñez
Un buen amigo, que estuvo al tanto de mi investigación sobre las extrañas circunstancias que rodearon la muerte del General Amado Balmes Alonso, me comento, cuando estaba acabando de escribir el ensayo: ¿Vale la pena tanto esfuerzo? No entiendo el motivo que te ha llevado a investigar este asunto cuando sabes que debido al férreo control del mundo cultural, histórico e ideológico de la izquierda mediática es imposible sacar a la luz un trabajo tan riguroso e imparcial de uno de los “muertos providenciales “del General Franco.
Si Edmund Hillary coronó con existo el Himalaya yo no me iba a rendir ante la pobre investigación que hasta la fecha se había realizado de las extrañas causas que rodearon la muerte del General Balmes. Ni mucho menos me iba amilanar ante la corte de “prestigiosos historiadores “y sus aduladores que a buen seguro me iban a poner palos en las ruedas de mi investigación. Era un reto personal y al igual que el montañista británico tan solo necesitaba abrir una nueva vía de ascenso en la difícil tarea de búsqueda de unos documentos inéditos que de encontrarse aclararían de forma definitiva e indubitada la muerte del General en el Campo de la Isleta de Las Palmas el 16 de Julio de 1936.
Al iniciar mi trabajo comprobé la deficiente investigación del suceso, una veces por puro sectarismo, ahí están los trabajos del profesor Ángel Viñas y Reig Tapia, entre otros muchos, y otras porque el historiador de turno se ha dedicado a copiar sin solución de continuidad, la sarta de mentiras y medias verdades que se han escrito a lo largo de estos 80 años sobre este suceso sin mayor abundamiento ni preocupación en acudir a las fuentes primarias. Para muchos escritores e investigadores es mucho más fácil acudir al “corte y pega” que zambullirse en algunos archivos y por supuesto donde cotejar documentos se muestra para estos galenos de la historia como algo “complicadísimo”.
Tan solo había que coger el piolet y empezar a escalar por cada uno de los archivos y registros donde se localizan los documentos de la Guerra Civil española , acudir, por qué no, a la fuente oral. En este caso contacte con la propia hija del General Balmes, una nonagenaria encantadora. El resultado en el noventa por cierto de las ocasiones fue negativo pero en uno de aquellos archivos hallé el tesoro perdido e ignorado durante setenta y ocho años: la autopsia del General, cuya realización había sido negada por esos renombrados “historiadores”, el testimonio del único testigo presente en el momento del disparo, las declaraciones de los oficiales que vivieron in situ aquellos momentos y las aportaciones de expertos militares en balística y peritaje forense e histórico.
El resultado de este trabajo, publicado por Librería Hispania ediciones, es un estudio científico y riguroso de un gran valor histórico que supera las expectativas de un episodio tan concreto. Es sin duda alguna, la investigación más completa, exhaustiva y esclarecedora, hasta la fecha, sobre la muerte del general Amado Balmes. Además, queda demostrada la trayectoria inequívocamente monárquica de Balmes, su amistad con Franco y cómo participó en la preparación del Alzamiento. Un libro que cambiará la percepción adulterada, que tienen los amantes de la historia, de la muerte del General. Al que algunos, sin base documental alguna, consideran miembro de la UMRA, enemigo de Franco y contrario a cualquier alzamiento en aquel verano de 1936.
Un riguroso estudio científico en el que se han consultado más de una veintena de archivos y registros, alejándome de elucubraciones y chismes propios de una historiografía acostumbrada a no utilizar las fuentes primarias ni documentación contrastada a la hora de contar la historia, cayendo en la novelería fácil y profundamente sectaria que ,por desgracia, padecemos por doquier.
A todo lo dicho, hay que mencionar que en el apéndice libro se muestran las primeras y desconocidas entrevistas concedidas por el General Franco a periodistas extranjeros en la segunda quincena de Julio de 1936. Frente a la manipulación del periodista norteamericano Jay Allen, hábilmente propagada por el actual agit-prog, establezco con precisión cuales fueron las verdaderas preocupaciones del hombre llamado a concentrar la jefatura del Estado y el supremo mando de las operaciones militares.