Francisco Franco en un desfile de la Victoria

Francisco Franco en un desfile de la Victoria
Francisco Franco en un desfile de la Victoria
Francisco Franco en un desfile de la Victoria

No, Eduardo Inda, no. Por más que te empeñes Pedro Sánchez no es la reencarnación De Francisco Franco por Francisco Torres

 

Francisco Torres

SND Editores

 

Cuando he comentado que iba a escribir este artículo lo primero que me han dicho es: «tal y como están las cosas, cuando tantos miran para otro lado, ya tienes ganas de meterte en líos». Lo segundo: «¿cómo te vas a meter con Eduardo Inda que es una bestia negra –no sé si lo de bestia negra se puede aún escribir– para la izquierda y un valiente en el combate contra Pedro Sánchez?»

Eduardo Inda, periodista, con título por la Universidad de Navarra, que inició su andadura en el diario ABC para pasar al diario El Mundo a mediados de los noventa, y actualmente alma mater de Ok Diario, y que, evidentemente, tiene que curarse en salud para librarse del sambenito de facha con que le obsequian un día sí y otro también, tiene la mala costumbre de acabar/utilizar sus titulares mentando a Franco (en el fondo siempre he pensado que lo que les ocurre a muchos es que admiran a Franco, quizás porque los antifranquistas de carné quizás sean los únicos franquistas que de verdad existen en España).

No es una táctica novedosa lo que hace Eduardo Inda. Desde hace años todo señor de derechas, tertuliano, periodista y demás que no son de izquierdas, y por tanto sospechosos de concomitancias fascistas, para reafirmarse democráticamente y trazar distancias, acaban metiéndose con Franco para alcanzar la conmiseración o el perdón. Y lo hacen hasta si, llegado el caso, hablan del Cid.

Últimamente le ha dado a Eduardo Inda por presentar a Franco, en su versión más chusca, como sinónimo de Pedro Sánchez. Le gusta, en televisión, en su retahíla habitual de argumentos, recordar que esto solo pasaba con Franco; que casi estamos, de la mano de Sánchez, en el franquismo o que, de algún modo, Sánchez –que tampoco sabe vivir sin Franco– está resucitando el franquismo en su parte represora y autoritaria. Y ya se sabe que Franco y el franquismo son la encarnación en la tierra, en el universo y en el más allá, de todos los males habidos y por haber.

Naturalmente, Eduardo Inda, presenta esa versión tenebrosa de Franco mandando sobre un país ahogado por una terrible dictadura, en la que te perseguían hasta si pensabas. Eso sí, menos mal que, al contrario que algunos, no acaba hablando de su heroica lucha contra la dictadura, aunque hubieran nacido muy al final de los cincuenta o principios de los sesenta. Alguno o alguna, incluso, ya debió luchar contra el oprobioso estando en parvulitos. Menos mal, porque Eduardo Inda nació allá por 1967 y cuando Francisco Franco falleció en la cama él debía andar por los gloriosos 8 añitos. Viene al caso para recordar que su memoria personal de Franco y su tiempo es inexistente y lo que hace es suscribir de pe a pa el discurso de la «vulgata antifranquista» sin mayor atisbo de crítica.

Como hace escuela y además supongo que dirige con mano férrea la línea editorial de OK Diario, uno de sus periodistas, Joan Guirado, corresponsal del medio para el gobierno y la casa real, le ha dado el pie necesario al ilustrarnos sobre una de las últimas sanchadas. Un mensaje dirigido a la Fundación Pablo VI indicando que no deberían haber protestas de su personal, incluyendo colegiales, contra Pedro Sánchez en la visita que en carne mortal haría el martes 28 de noviembre. Lo que recibido por la institución tiene pinta de amenaza. Lógico, porque Sánchez odia todo aquello que empañe su imagen y un abucheo de estudiantes es lo que le falta en la colección.

A partir de ahí Eduardo Inda no lo duda y en un segundo artículo rotula: «Lo que está pasando con Sánchez solo ocurría con Franco». Y nos explica que una misiva como la dirigida a la Fundación Pablo VI podría haber sido inspirada por Franco o por Carrero Blanco. Después profundiza en  su visión sobre el significado de la acción coercitiva de Sánchez, informándonos que la misiva actúa q como el «miedo que tenía cualquier ciudadano, cualquier dirigente de una institución, cualquier miembro de la sociedad civil, a represalias por parte de la dictadura» del Generalísimo –lo de Generalísimo lo pongo yo y no Inda–; acabando diciendo que son malos tiempos para la libertad y buenos «para ese Franco que es Pedro Sánchez». Seguro que tras firmar el aserto se dijo: ¡Qué bien me ha quedado la frase!

No entiendo muy bien el trasfondo de estos razonamientos habituales en Eduardo Inda, ni por qué en vez de hablar de «ese Franco que es Pedro Sánchez», no dice: de ese Putin que es como Sánchez; de ese Castro que es como Sánchez; de ese Kim Jong-un que es como Sánchez; de ese Kruschev que es como Sánchez; de ese Xi Jinping que es como Sánchez; de ese Maduro que es como Sánchez; o menta en la comparativa a alguno de los muchos dictadores que andan por África…

Eduardo Inda quiere llamar a Sánchez dictador, pues que lo haga. Que lo haga así con todas las letras. Pero…

Recordémosle a Eduardo Inda una cosa, a Franco no le pitaban, le aplaudían. Evidentemente lo hacían los españoles que le apoyaban que eran muchos, muchísimos. No necesitaba mandar cartas como las de Sánchez ni asegurarse los aplausos. Y no creo que le hiciera falta represión alguna porque a nadie en su sano juicio se le ocurriría hacerlo ante miles de enfervorizados partidarios. Las cosas como son.

Inda cae en el discurso habitual de la izquierda de que el pueblo y los ciudadanos son sólo los suyos; todos los demás están excluidos de tal consideración. Voy a recordarle a Inda algo que no estudió en la facultad, por mucho que fuera a la de Navarra. En 1970, sin apoyo oficial se organizaron, desde la base, manifestaciones en toda España de apoyo a Franco, revise las fotografías de pueblos y ciudades con pancartas improvisadas.

Yo tengo unos pocos años más que Eduardo Inda y recuerdo lo que aconteció en noviembre de 1975. No solo las famosas colas de Madrid para despedir a Franco con cientos de miles de personas, sino las misas y manifestaciones de duelo en toda España (a las que por cierto el gobierno quiso poner sordina). Esos también eran ciudadanos y también eran sociedad civil.

También recordarle o explicarle, recurriendo a dos ejemplos, la diferencia abismal entre los comportamientos. Creo recordar que fue durante el entonces llamado Desfile de la Victoria de 1945 que le advirtieron que podría sufrir un atentado y Franco se subió a caballo y recorrió el trayecto sin escolta a su alrededor entre los aplausos y vítores de decenas de miles de españoles. Años más tarde se repitió el hecho durante la visita de Eisenhower, también se temía un atentado según información extranjera, por lo que se le pidió que renunciara al coche descubierto. Naturalmente no lo hizo y también le vitorearon y aplaudieron otras decenas de miles de españoles.

Y lamento aguarle la tesis, pero honestamente debiera recordar que las dos primera elecciones de la democracia las ganó el franquismo sociológico, el Movimiento Nacional transmutado en AP y en la UCD. No siguieron ganando por la nefasta gestión del día a día de ese último Secretario General del Movimiento (franquismo) llamado Adolfo Suárez.


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