El Generalísimo visto por su esposa Dña. Carmen Polo

 
Juan Delgado Luna
 
 
 
   A continuación se expone de forma resumida “un retrato íntimo “que hizo Dña. Carmen Polo de Franco de su esposo en algunos semanarios  en la lejana fecha de 1937. Recordemos que en esos momentos las tropas nacionales estaban inmersas en numerosos conflictos bélicos repartidos por gran parte de España. 
 
   En pleno conflicto militar, Doña Carmen  expone a los medios, que con anterioridad cuando vivían en Madrid  su esposo ocupaba  el más alto cargo militar al que había sido llamado por el político católico Gil Robles, Ministro de la Guerra y líder de la Confederación Española de Derechas Autónomas.F
 
   Aunque su marido estaba dedicado la mayor parte de su tiempo a su obligaciones castrenses siempre encontraba un momento para compartir con su familia  y círculo de amistades, dedicando muchas de las tardes  a estar con su hija Carmencita, encontrándose dichosos y satisfechos de poder disfrutar de esos instantes tan íntimos en la cálida acogida del hogar.
 
   Cuando Francisco Franco fue nombrado comandante general de las Islas Canarias, el Frente Popular y las elecciones de febrero del 36 habían cambiado el rumbo de nuestra España.  Dña. Carmen presintió que la presencia de su marido en la península era cada vez más imprescindible, aunque obligado a cumplir la orden como buen soldado, parten hacia las Canarias. Por seguridad diversos oficiales advirtieron a Doña Carmen que su marido estaba en  el punto de mira de un complot que podía acabar con su él. Se pidió su consentimiento y aprobación para ser escoltados desde ese momento, puesto que su marido no hubiese tolerado el ser vigilado continuamente.
 
   A su consentimiento, aguardaron días comprometidos, nervios y malestar, estando presente constantemente,  la posible llegada de una mala noticia en cualquier momento.
 
   Con el Movimiento Nacional en marcha su marido deberá desplazarse hasta Tetuán para reunirse con un nutrido grupo de valientes soldados, teniendo que dirigirse por vía marítima a Francia Doña Carmen y su hija.  El puerto de Havre les acogió, eso sí bajo una ficticia filiación, meses después pudiendo entrar en España. Su esposo les esperaba pacientemente.
 
   Su esposa comenta que su vida no es muy diferente a la que hacían antes del conflicto militar. Su marido  se levanta por las mañanas a las siete y media, estando dispuesto realizar sus quehaceres en la mayor brevedad posible, tras tomar el desayuno  en familia, continuando su labor de trabajo hasta las dos o tres de la mañana.
 
   Doña Carmen nos indica que una de las mayores aficiones de su esposo es la lectura. Cuando sus obligaciones le dejan un momento para retomar esta tarea, no solo de temas militares, el Generalísimo se interesa por cultivar variados conocimientos que puede que sirvan para solucionar muchos de los problemas que van surgiendo en el día a día en la contienda civil española. Incluso en el poco tiempo que emplea a su esparcimiento personal, lo dedica al trabajo para poder llevar a nuestra España por el buen destino.
 
   Dña. Carmen expone, que cuando su esposo se encontraba en Marruecos, montaba a caballo prácticamente todos los días. En la actualidad en contadísimas ocasiones lo puede hacer, incluso ha tenido que dejar la práctica del deporte puesto que lo más importante para él es cumplir bien su deber y sacrificarse para que esta guerra acabe lo antes posible y la victoria deje paso de luz en la cual se vea reflejada una España grande y libre.
 
   Antes de finalizar la entrevista, la Doña Carmen expone a los entrevistadores que su marido es un hombre muy sano. “Mi marido no fuma ni bebe”. Su vida esta dirigida hacia una única dirección que es el sacrificio continuo para que una vez terminada su obra presente, su familia y todos los españoles puedan vivir pacíficamente y felizmente en esta España que a fecha de hoy está dividida. Hasta que pueda llegar ese momento no volveremos a nuestra vida ordinaria, pudiendo encontrar entonces las infinitas alegrías de una apacible vida familiar acompañada también de nuestras amistades.
 
   Doña Carmen expone que la guerra, no es para su marido más que una etapa en su larga carrera como soldado, la cual tiene como fin que esta España que ahora está en guerra pueda ser en no mucho tiempo más grande y más bella. Hasta que llegue ese esperado momento, el trabajo y el esfuerzo de su marido estarán al servicio de la Patria.  
 
Fuentes: Semanarios Heraldo de Aragón, Demain y documentación propia.