En el Septuagésimo Séptimo Aniversario de la Liberación de Málaga

 
Jesús de Castro 
 
 
 
8 de febrero de 1937-8 de febrero 2014
 
 
   Ante un régimen ilegítimo e impuesto tiene que surgir un pelotón de hombres honrados que sepan defender los derechos de Dios y a la Patria en una España (mejor diríase, con Piñar López, AntiEspaña) que reniega de Dios y sus hijos. Aquellos hombres que muchos sin ser realmente militares de oficio deciden alistarse a esa “religión de hombres honrados” que versara Calderón de la Barca. Son muchos los que llenos de amor y cierta ira santa toman las armas y deciden defender España. Esto no había comenzado el 18 de julio de 1936 solamente sino que ya se gestaba por parte de hombres militantes y de buena voluntad que no dejarían caer los muros de su Patria pues ya se palpaba el lamento de Quevedo[1].
 
   Entre odio y amor se encuentra España y sus hijos. Entre ofertorios de dolor y alegría puede renacer España pues bien se sabe que con dolor llegará la gloria.
 
   En esos días Málaga es una ciudad inhóspita donde el sacrilegio, el humo, el odio, y el olor a pólvora es el continuo pan de cada día. Y es que el primer diputado comunista de España había sido elegido en Málaga, dato esclarecedor de la situación y carácter político de la ciudad mediterránea. Si hay una piedra de toque importante en el Sur ésta será Málaga.
 
   Otras ciudades como la capital hispalense, Córdoba, Cádiz, Jerez, Granada y Campo de Gibraltar ya han visto brillar en su tierra (y en su mar) el triunfo de la gloria acogida calurosamente como aquellos requetés que eran besados por los aldeanos en las calles. Queipo de Llano en Sevilla muestra su sorpresa al ver aparecer numerosos carlistas formando la Columna Comandante Redondo al mando del comandante de la Guardia Civil Don Luis Garrigós, teniendo el mando directo del importante requeté el capitán García de Paredes, con capitanes como el marqués de Marchelina y Enrique Barrau, así como tantos otros heroicos hombres que no cabría enumerar aquí. Es un dato importante puesto que en el Sur de España no son los regulares, legionarios o miembros de otros cuerpos quienes enarbolarán la bandera nacional bicolor sino que serán los requetés de Sevilla quienes se nieguen a alzar bandera tan ajena a España como era la tricolor, hecho que no se consumará oficialmente hasta la festividad de la Virgen de los Reyes el 15 de agosto, cuando se izará la bandera española en el balcón del Ayuntamiento sevillano. Para conocer no ya el carácter de Málaga pero sí el del Sur vendrá bien hacer mención a las palabras que el Gral. Gonzalo Queipo de Llano, jefe de los ejércitos del Sur dedicaba el 10 de abril de 1936 a los requetés de estas tierras:
 
   “Esta tarde, Radio Valencia decía y repetía que en el sector de Peñarroya han copado a todo el Requeté, haciendo prisionero al teniente coronel Redondo. Para demostrar la mentira, baste decir que Redondo y el Requeté están en Lopera. Sólo un corto número de boinas rojas se hallan en el sector de Peñarroya, y se han batido con un valor tan grande y con un espíritu tan extraordinario, que su actuación ha producido enorme destrozo en las filas marxistas, gracias, sobre todo, a su tranquilidad y estoicismo.
 
   La artillería roja, uno de cuyos capitanes fue expulsado de Córdoba por sinvergüenza, y del Ejército por ladrón, concentró sus fuegos en una posición que defendía un punado de requetés. Durante bastante tiempo, los proyectiles de cañón y aviación cayeron sobre ella. Y cuando ya creían seguro el triunfo, avanzaron los rojos rápidamente, para ocupar la loma, sintiéndose cada paso más seguros, pues de la posición no salía ni un tiro.
 
   Así, cuando estuvieron a trescientos metros, a doscientos cincuenta, a doscientos, y cuando ya estaban cerca, los Requetés, que habían permanecido ocultos y callados, abrieron un fuego de tan espantosa violencia, que en las laderas se dejaron los marxistas más de trescientos cadáveres, y el requeté quedó dueño de la posición. ¡Hermoso acto que será justamente recompensado como se merece!
 
   De este hecho tan brillante sacan los marxistas que han copado al Requeté y detenido al dignísimo teniente coronel Redondo; pero este jefe esta en Lopera dispuesto a dar todavía muchos días de gloria al requeté y a España.
 
   Esto destaca el carácter que el Sur vive en aquellos momentos y así la ciudad mediterránea de Málaga no tardó en ser el lugar de mayor gozo, en un principio, de las hordas marxistas que (hecho a destacar) sellarían su paso con la mutilación del Cristo que habita en la capilla de la Santa Iglesia Catedral de Málaga[2]. Hecho que cada viernes santo se conmemora junto con la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Si Él quedaba allí mutilado, bien sabía desde el Cielo que podrían mutilar su imagen, mas no a España, que sin ser la hija primogénita de Dios sí se atrevería quién esto escribe a decir que fuera su hija predilecta.
 
   Pero ocupémonos de Málaga y su liberación propiamente dicha.
 
   No cabe duda que cortar el Estrecho de Gibraltar para así impedir la entrada de efectivos nacionales sería una de las tácticas seguidas por las tropas marxistas que se encontraban en Málaga, con la flota republicana del Mediterráneo en esta ciudad.
 
   Pero aparecerá en este escenario la vehemente figura del Coronel D. José Asensio Torrado[3] de nefasta memoria para los comunistas, quienes además le acusarían de frecuentar un importante cabaret valenciano mientras las fuerzas nacionales entran en Málaga, General que los convencerá para no centrarse en el Estrecho de Gibraltar. Siendo el general predilecto de Largo Caballero, éste se enfrentaría al embajador soviético Marcel Rosenberg ante la presión contra el coronel siendo finalmente destituido y acusado de negligencia y traición con la ulterior condena. No gozará, pues, de buena fama alguna pues no solamente es Málaga sino también el Cuartel de la Montaña y el Alcázar de Toledo los lugares que en vano ha intentado conquistar para el bolchevismo.
 
   Tan clave será Málaga para la causa bolchevique que allí son enviadas representaciones regionales de CNT-UGT solicitando una columna que “librara” a Sevilla de Queipo de Llano. Cae la Antiespaña sin éxito por su parte.
 
   Cuando el republicanismo andaluz parece llegar a su paroxismo, el General D. José Miaja Menant, tras mantenerse en Madrid, baja para atacar Sevilla y Córdoba; al toque que, quien fuera Gobernador Militar de Cartagena, el General D. Toribio Martínez Cabrera (técnicamente mejor militar que el “ojo derecho de Largo Caballero”) se dirige con la Tercera División al Frente de Granada.
 
   Rescatar el Sur de manos de las hordas bolcheviques no sería tarea fácil, de ello es muestra la situación de Málaga y la inminente llegada de los Generales Miaja y Martínez Cabrera. Pero la llegada de voluntarios italianos del Corpo Truppe Volontaire al mando del General Roatta [4], junto con los españolísimos generales Queipo de Llano y Muñoz Grandes que harán renacer la ciudad del Mediterráneo. Esto tras un distorsionado, por los hodiernos historiadores de cuño propio de la llamada Memoria Histórica, enfrentamiento en la carretera de Málaga-Almería que como todo enfrentamiento acaba con muertos, muertos que parecen ser más dignos a día de hoy si mueren luchando contra el bando nacional. Cosas de la historia.
 
   Liberada Málaga el 8 de febrero de 1937 vuelve a abrazar la unidad de los pueblos hispánicos que verán renacer su unidad de Fe común en la construcción de un nuevo futuro mirando por Dios y por España pues “cuando hay que consumar la maravilla de alguna nueva hazaña, los ángeles que están junto a su Silla, miran a Dios… y piensan en España[5].”
 
 
 
[1] Francisco de Quevedo:  “Miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes ya desmoronados de la carrera de la edad cansados por quien caduca ya su valentía.” 
[2] Imagen de Nuestro Señor Jesucristo situada en la capilla de la Santa Iglesia Catedral de Málaga (llamadas por muchos malagueños “la manca” por su imperfección arquitectónica). Imagen en torno a la cual se formaría la Hermandad del Santísimo Cristo Mutilado de Málaga como conmemoración al daño sufrido por la figura cum odium fidei. Imagen que gozaría del permiso para salir a hombros de los hermanos por las calles malagueñas hasta 1976, fecha en que el arzobispado vetaría la procesión de dicho Cristo “por su carga ideológica”. Parece que la verdad es ahora “ideología”.
[3] No en vano lo apodarían entre sus camaradas como “el General de las Derrotas” principalmente por la frustrada toma del Alcázar de Toledo.  
[4] Desde los primeros tiempos permanecerá junto a Mussolini en Italia participando en la I Guerra Mundial en los frentes de Italia y Francia. Tras dirigir hasta 1936 el Servicio de Información Militar será destinado como Comandante en Jefe del Corpo Truppe Volontaire apoyando al bando nacional en la Guerra de Liberación. Tras el triunfo nacional en España regresará a Italia como Jefe del Estado Mayor hasta 1943 y comandante de las tropas de Croacia durante la II Guerra Mundial.
 [5] José María Pemán. Poema de la Bestia y el Ángel.