Guarderías infantiles del Auxilio Social, por Juan Delgado Luna

Juan Delgado Luna
 
 
 
   Muy pocos se acuerdan del Auxilio Social, esa  institución que dedicó gran esfuerzo y medios,  poniendo al servicio de los más necesitados comedores infantiles, jardines maternales, cocinas de Hermandad, guarderías o albergues, en los que los más indefensos pudieron salir adelante cuando todo lo más básico lo habían perdido o debían ser atendidos en clínicas u hospitales cuando la enfermedad llamaba a sus puertas.
 
   El anterior Jefe de Estado Francisco Franco y la Falange  pusieron todo su esfuerzo en ayudar a todo aquel que lo necesitaba, niños, o adultos, olvidando y dejando a una lado ideologías, centrándose en ayudar y prestar una labor impagable, que logró hacer más llevadera la vida de muchas personas, además de salvar miles de vidas.
 
 
   Con grandes obras de beneficencia se crearon una serie de medidas que compensaron y atenuaron la desgracia social. Esta gran labor enriquece personalmente al gran colectivo que se encargó de llevar a cabo con mucho tesón, esfuerzo y mucha de las veces con medios escasos, sobre todo en los primeros años posteriores a la guerra civil un trabajo que hizo frente a un conjunto de adversidades que con el tiempo y mucho esfuerzo se fueron eliminando, logrando llegar a un bienestar social, que pudo disfrutar nuestra nación a los mandos del Caudillo.
 
 
   En esta ocasión nos centraremos en las guarderías infantiles.
 
 
   Los primeros “Jardines Maternales” como se denominaban anteriormente fueron construidos estratégicamente en Cáceres, Burgos, Calahorra, Córdoba, Jerez de la Frontera, Málaga, Medina del Campo, Orense, Palencia, Salamanca, Segovia, Vergara, Vigo, Vitoria, Zamora, Zaragoza y Logroño. Como si de una semilla se tratase, progresivamente fueron “floreciendo” nuevas instalaciones, a lo largo de nuestra geografía nacional, en los cuales lucía el destello de la bandera Imperial del Movimiento.
 
 
   ¡Qué mejor recompensa, que ver la feliz mirada de un infante, al que se ha cuidado y protegido y dado todo el cariño cuando más lo necesitaba!  Muchas de las madres pudieron desarrollar su trabajo sabiendo que sus hijos estaban en buenas manos, a la vez que eran educados en valores,  esos de los que  en muchos de nuestros contemporáneos se echan en falta, pudiendo llegar en su edad adulta a ser personas cultas en conocimientos y  de provecho.
 
 
   Auxilio Social llevó al límite su afán de justicia y hermandad poniendo al servicio de los más indefensos los cuidados y ayudas en el “hogar que muchos de ellos no tuvieron”, en un ambiente de camaradería, orden y disciplina.
 
 
   ¡Que imagen más inocente y celestial que ver a aquellos niños rezar ante una imagen o crucifijo, sabiendo que todo lo pedían sería otorgado! Hoy en día prácticamente todo esto se ha perdido.
 
 
   Aquella muñeca de trapo o cartón que acompañaba a las pequeñas princesas, que además servía de ornamento sobre la almohadas en las filas de camas de interminables naves dormitorios, o aquel coche, balón o soldadito de los pequeñajos, ya solo son un recuerdo de una batallita de uno de nuestros abuelos, pero gracias a la ayuda del Auxilio Social, muchos de ellos pudieron salir adelante en tiempos difíciles en los que muchas veces una oración y el espíritu de superación podían hacer milagros.
 
   
   Hoy esto que se comenta en estas líneas puede parecer de tiempos muy lejanos, pero la vida pasa muy rápidamente por lo que no está demás dedicar un pequeño artículo a esta institución, que tanto hizo por miles de españoles.