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Carlos Fernández Barallobre
A última hora de la tarde del sábado día 1 de agosto, su Excelencia el Jefe del Estado, Generalísimo Franco, inauguraba el Palacio de Deportes de La Coruña. El nuevo recinto deportivo comenzó a construirse en noviembre de 1968. Unas semanas antes la gran portada de estilo alemán que presidía la explanada de Riazor, aquella larga fachada de columnas y arcos saltaba por los aires víctima de diversas cargas de dinamita. Su voladura permitiría construir una moderna instalación deportiva que iba a ocupar casi seis mil metros cuadrados de superficie.
En su construcción se emplearían más de cincuenta millones de pesetas. El palacio albergaría toda clase de deportes de sala, así como atletismo al estar dotado de una pista de cuatro calles con posibilidad de habilitar dos más. El aforo se iba a cifrar en 4.200 localidades todas sentadas, que en las veladas de boxeo se podía ampliar a seis mil. Se le dotó de ocho puertas que permitían desalojarlo en menos de diez minutos. La obra constituía de por si fue un auténtico reto ya que era la primera en su género que presentaba la cubierta totalmente colgada. El diseño tan vanguardista era obra del arquitecto coruñés, Santiago Rey Pedreira.
Por cierto que el proceso de cálculo se hizo a través de un ordenador que invirtió veinticinco minutos en realizar todas las operaciones. Esas mismas operaciones hubiesen necesitado cuatro meses de trabajo de cuatro ingenieros, puesto que el proyecto se había devuelto cuatro veces por irrealizable. Al final se consiguió dar con la solución del problema.
La moderna instalación fue dotada de un marcador electrónico importado de los Estados Unidos valorado en 400.000 pesetas.
La llegada del Caudillo acompañado de su esposa Carmen Polo, fue saludada con grandes aplausos y gritos de ¡Franco! ¡Franco! por el público que llenaba el recinto. En la puerta del palco de honor le esperaban el ministro de jornada, ministro del Ejército, Teniente General Juan Castañón de Mena; el delegado nacional de Educación Física y Deportes, Juan Antonio Samaranch; el alcalde de La Coruña, José Pérez-Ardá; el capitán general de Galicia, Teniente General Luciano García Machiñena y diversas autoridades civiles y militares de la provincia.
Al hacer entrada en el palco presidencial el Jefe del Estado y esposa, sonaron las notas del himno Nacional, mientras en el centro de la pista se hallaban formados los participantes en la exhibición. Con todo el palacio puesto en pie, el alcalde Pérez-Ardá, hizo entrega al Generalísimo Franco de la medalla de oro conmemorativa del acontecimiento.
Los capitanes de las dos selecciones de hockey que iban a disputar el encuentro, Juan Sabater por España y Julio Rendeiro por la selección resto del mundo subieron al palco a saludar al Generalísimo y entregaron unos ramos de flores a sus esposa Carmen Polo.
El Delegado Nacional, Juan Antonio Samarach pronunció unas palabras donde anunció que la delegación Nacional de Deportes había concedido al Ayuntamiento de La Coruña, la placa de plata al mérito deportivo. Pidió al Caudillo que se la entregase de seguido al alcalde coruñés, algo que hizo el Jefe del Estado entre la gran ovación de los aficionados que llenaban por completo la flamante instalación deportiva.
Finalizados estos actos dio comienzo la exhibición. En primer lugar un magnífica muestra de patinaje artístico llevada a cabo por las parejas española y británica, compuesta por Margarita Segura y Juan Riera y Margaret Gibss y Meter Hicks. La muestra la remató la campeona de España, Asunción Villagrá, que entre los olés del público, ejecutó, a los acordes del pasodoble “El Gato Montés”, una magnífica actuación llena de sincronización, y ritmo. Terminada la exhibición de patinaje dio comienzo el encuentro de hockey sobre patines que enfrentó a la selección española y a un combinado con jugadores del resto del mundo.
España alineó a Santi García; Vila, Vilallonga; Sabater, Ramón Nogué, Edo y Chércoles. Por la selección resto del mundo los hicieron: Domingos, Petrini, Casimiro, Sacardo, Rendeiro, Cristiano Pereira, De Blecke y Acevedo. España fue justa vencedora por cuatro tantos a dos. El encuentro resultó muy vistoso y emocionante, púes los dos equipos se lanzaron desde el primer momento al ataque, sucediéndose las jugadas de peligro ante las dos porterías, destacando las magníficas intervenciones de los guardametas Santi García y Domingos.
El Caudillo de España Francisco Franco y su esposa Carmen Polo con el alcalde de la Coruña, José Pérez Ardá, en la inauguración del palacio de Deportes de La Coruña en agosto de 1970.
El primer gol llegó a los dieciocho minutos del primer tiempo, logrado por Julio Rendeiro. A los tres minutos del segundo periodo, Juan Vila consiguió el empate para la selección nacional. A los seis, Villalonga hizo subir al marcador el segundo gol de España Ocho minutos más tarde, Cristiano Pereira, de tiro cruzado, consiguió el empate para la selección mundial. No habían pasado ni dos minutos cuando Vila, de duro disparo, puso el marcador en tres a dos, A los dieciocho minutos, seria Ramón Nogué, en combinación con Vila, quien establecería el resultado de cuatro a dos definitivo.
Al finalizar el encuentro el Caudillo entregó al capitán español, Juan Sabater, el trofeo ciudad de La Coruña que fue paseado por la pista por los jugadores nacionales antes los grandes aplausos del público. Todos los jugadores y patinadores recibirían una medalla conmemorativa de la inauguración del Palacio de los Deportes.
A la noche, una vez finalizado el encuentro la Federación Gallega de Patinaje y el Ayuntamiento de La Coruña ofrecieron una cena a los participantes en el acto inaugural del primer recinto deportivo cubierto coruñés. Como curiosidad apuntar que todos los participantes que elogiaron la pista y el espectacular recinto deportivo se sorprendieron que los vestuarios estuviesen a la altura de un primer piso.
P/D: Escribo este artículo al amparo de la infecta, criminal, canallesca, mentirosa, llena de odio, de división entre unos españoles y otros; profanadora de cadáveres de héroes de nuestra historia, manchada con la sangre de las víctimas del terrorismo, a quienes desprecia, un auténtico fraude de ley, que ataca la unidad de España, la verdad, la libertad, la historia de nuestra Patria; que pretende por ley obligar a los españoles a pensar lo que quiere este gobierno corrupto, traidor y estulto y que incluso ataca de forma ignominiosa al patrimonio cultural, histórico y artístico de España, siendo su único y malévolo fin deslegitimar un régimen, el del Generalísimo Francisco Franco, que llevo a España a convertirse en la novena potencia industrial del mundo y de él que emanó la actual Jefatura del Estado, -no lo olvide Majestad-, llamada, de forma burda y grosera, ley de “memoria democrática”, de la cual me declaro beligerante y desafiante, recientemente aprobada, que en un párrafo textual de su sectario preámbulo dice: “El conocimiento de nuestro pasado reciente contribuye a asentar nuestra convivencia sobre bases más firmes, protegiéndonos de repetir los errores del pasado. La consolidación de nuestro ordenamiento constitucional nos permite hoy afrontar la verdad y la justicia sobre nuestro pasado. El olvido no es opción para la democracia”.
ESTA ES MI MEMORIA Y A ESO ME ACOJO. EN DEFENSA DE LA VERDAD. SIN MIEDO A NADA NI A NADIE. LA MEMORIA NO PUEDE ESTAR SUJETA A NINGUN TIPO DE LEY. ES ALGO CONSUSTANCIAL CON LA PROPIA PERSONA. NO ME VOY A CALLAR Y ME REBELO ANTE ESTE ATROPELLO DE UNA LEY ANTICONSTITUCIONAL, ABERRANTE, SOVIETICA, QUE ATACA LA LIBERTAD PERSONAL, ÚNICAMENTE PROMULGADA PARA MANTENER LA FALSA VERSION DE LA IZQUIERDA -POR ELLO NECESITAN UNA LEY QUE AMENACE CON MULTAS Y ATOSIGUE CON EL TEMOR- PARA DISTORSIONAR, PUES NO PUEDEN REBATIR, EN ABSOLUTO, LA VERDADERA REALIDAD HISTORICA DE ESPAÑA. ¡POR LA DEROGACION DE ESA ABERRANTE LEY!