La España de Franco era UNA, GRANDE, LIBRE…y también “más verde”, por F. Javier Rueda Laorga

F. Javier Rueda Laorga

 

En plena guerra civil, el Caudillo ya mostraba su preocupación por el medio ambiente, que se tradujo en la redacción del Plan General Forestal. Este plan preveía la repoblación de 6 millones de hectáreas, aproximadamente el equivalente a 1,5 veces la superficie total de Extremadura.

Al término de la guerra civil, el nuevo Estado Nacional se enfrentaba a grandes retos, con una nación arrasada por la contienda y empobrecida por el saqueo de sus fondos por el Frente Popular.

Uno de los grandes desafíos del gobierno de Franco fue convertir España en un vergel mediante la construcción de una red de embalses en todo el territorio nacional, la creación de los Planes de Regadío y la puesta en marcha de un plan de reforestación a gran escala.

En 1938, un año antes de finalizar la Cruzada, el Gobierno de Burgos encargó al recién nombrado Ministro de Obras Públicas Alfonso Peña Boeuf, ingeniero de Caminos y profesor de la Escuela de Ingenieros de Caminos y Puertos, la redacción del Plan Nacional de Obras Públicas, que incluía también un Plan Nacional de Repoblación Forestal.

Las causas que habían llevado a la deforestación de la Península Ibérica en los últimos milenios son diversas. Una de ellas es la situación geográfica y climática de España, que una vez talado el monte es difícil la regeneración natural, sobre todo cuando se permite el pastoreo con cabras y ovejas. España ha sido además un país con una población relativamente alta, que ha necesitado a lo largo de los siglos madera y leña para usos diversos.

La riqueza de la España medieval y del XVI se basaba principalmente en los millones de ovejas, cuyos propietarios reunidos en La Mesta obtuvieron desde el siglo XIII amplios privilegios de pasto y ramoneo, lo cual ocasionó grandes daños en la cubierta forestal y en la agricultura. Las múltiples invasiones y guerras acaecidas en la Península Ibérica también propiciaron la tala masiva de bosques, así como la construcción de las flotas de barcos.

A todo ello hay que añadir que la política de desamortización llevada a cabo en el siglo XIX produjo la subasta de cinco millones de hectáreas de montes públicos, que en su mayor parte terminaron víctimas del hacha de los compradores. Los bosques pertenecientes a la Iglesia tuvieron el mismo triste destino.

En la mente del Caudillo estaba abordar lo antes posible la reforestación de la cubierta vegetal de amplias zonas de España. El Plan es redactado en 1938 por los Ingenieros de Montes Don Joaquín Ximénez de Embún y Don Luis Ceballos y Fernández de Córdoba.

Luis Ceballos y Fernández de Córdoba ostentaba la cátedra de Botánica de la entonces Escuela Especial de Ingenieros de Montes, era natural de San Lorenzo de El Escorial, localidad donde estaba emplazada entonces la citada Escuela.

 

Una vez terminada la guerra, el gobierno nacional emprendió esta obra titánica para intentar devolver a España su otrora densa cubierta forestal. El Plan General de Repoblación se hizo realidad en 1940.

La propuesta planteaba repoblar 6 millones de hectáreas en 100 años. Para todo ello había que crear viveros para obtener las plantas, contratar personal y formarlo, etc… Las repoblaciones fueron en su mayoría de especies de pino autóctonas, amen de otras especies.

Durante los 44 primeros años que este Plan estuvo en vigor se repoblaban 75.000 ha/anuales de media. Entre 1940-1966 se habían repoblado más de 1.500.000 ha. la cuarta parte de los 6.000.000 previstos en 100 años De 1960 a 1979 el rendimiento era de 100.000 ha/anuales y a partir de ahí hasta 1984 fue descendiendo hasta las 60.000 ha/anuales. A partir de los 80 el rendimiento baja.

Como reconocimiento de esta gran obra de repoblación, la FAO celebró el VI Congreso Forestal Mundial en Madrid en junio de 1966.

Fueron también muchos los escritores que alabaron la reforestación de nuestra cubierta vegetal. Así, por ejemplo, el escritor de origen germano Edgar Traugott escribe en 1964 en su libro Media Terra “la España actual ofrece una obra casi sin precedentes, la repoblación forestal. No hay otro país en el mundo que haya realizado una labor de tal magnitud, a excepción de la URSS. Mientras que en otras partes de la tierra prevalece la destrucción, se ve en España el intento de lograr un movimiento cosmogénico de reconquista. Esto parece gigantesco hasta la locura, pero seguramente es típico español”.

Christoph Brodbeck, en su libro “Der Wald” (El Bosque), editado en 1959 en Basilea y Stuttgart: “Las leyes forestales son como leyes de la naturaleza. Los países se sanean por medio de los bosques. Un elogio de alto honor hay que brindar a España, hasta ahora con escasos bosques…”

El corresponsal en Madrid de varios importantes periódicos alemanes Karl Tichmann, escribe un extenso artículo en 1964 en el periódico “Rheinischer Merkur” sobre la historia forestal de España, expresando su admiración por el plan nacional de reforestación emprendido por el gobierno de Franco “..España va a ser otra vez un país con verdor de bosques. Con esto, el pueblo español, sin cohetes a la luna, habrá realizado una de las más grandes obras de la cultura de este siglo”.

Como conclusión y recordando el lema de nuestro escudo, España volvía a ser además de UNA, GRANDE y LIBRE, también “más verde”.


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