Proclamación de la II República española, por Eduardo Palomar

 
 
Eduardo Palomar Baró 
 
 
   Las causas que motivaron la instauración del régimen republicano fueron principalmente el agotamiento del sistema político de la Restauración y la incapacidad de la monarquía de asumir sus errores durante la Dictadura. A partir de abril de 1931 quedó claro que el descontento popular iba orientado hacia una respuesta antimonárquica y pro republicana.
 
   La II República española llegó al poder el 14 de abril de 1931. En ello tuvo mucho que ver la caída de la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera (29 de enero de 1930) que, apoyada por la monarquía, había tenido un triste final. El rey, Alfonso XIII, estaba más aislado que nunca, la clase obrera lo consideraba el símbolo de la opresión, la clase media no le perdonaba los siete años de dictadura, incluso para la clase dirigente la monarquía ya no representaba una solución de continuidad. El nuevo gobierno presidido por el general Dámaso Berenguer trataba inútilmente de volver a la situación anterior a la Dictadura, pero era imposible. El sistema político de la Restauración estaba agotado, gran parte de la opinión pública estaba ya resueltamente en contra de la monarquía. En el verano de 1930, con el gobierno en plena crisis, se produjo un pacto de unión entre diversos sectores del nuevo republicanismo. El así denominado “Pacto de San Sebastián”, clave en el tránsito de la monarquía a la república y firmado por representantes de las principales fuerzas sociales de izquierdas posibilitó una futura acción conjunta antimonárquica conjunta.
 
   Sus principales integrantes fueron:
 
 
   –El republicanismo “histórico”, encarnado en la figura de Alejandro Lerroux, fundador del Partido Radical en 1908.
 
 
   –La nueva izquierda republicana de Manuel Azaña que junto a Marcelino Domingo y Álvaro Albornoz, representaba los elementos del radical-socialismo.  
 
 
   –Los socialistas, cuyas principales figuras eran Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos. Fue Prieto quien convenció a los socialistas de que se unieran a las posiciones prorepublicanas.
 
 
   –El catalanismo de izquierdas con figuras como Carrasco Formiguera, Matías Malliol y Jaume Aiguader – El regionalismo gallego, con Casares Quiroga al frente de la ORGA, partido republicano gallego.
 
 
   –El republicanismo moderado con personajes como Niceto Alcalá Zamora o Miguel Maura. Alcalá Zamora sería elegido presidente del comité revolucionario creado con la firma del Pacto de San Sebastián.
 
   Sin embargo, antes de que dicho pacto pudiera plantearse como una verdadera alternativa pacífica al cambio de sistema, los partidarios más acérrimos de la instauración de la República intentaron la vía golpista. Estimulada por diversos círculos militares (la U.M.R. Unión Militar Republicana) la guarnición de Jaca, con el capitán Fermín Galán y el teniente García Hernández al frente se sublevaron contra la monarquía y proclamaron la República. Su principal error estribó en no romper las comunicaciones con Francia, por lo que el gobierno, enterado del levantamiento, pudo tomar las medidas necesarias para sofocarlo. Aislados los rebeldes, fueron hechos prisioneros y sus cabecillas, Galán y García Hernández fueron fusilados. La República había conseguido así a sus mártires.
 
 
   La represión no acabó aquí pues todos los firmantes del Pacto de San Sebastián fueron encarcelados por lo que su reputación aumentó mucho desde sus celdas. El rey decidió poner a prueba a la opinión pública convocando elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. la escasa popularidad de la monarquía quedó patente en la victoria de las candidaturas republicanas en todas las principales ciudades españolas. Los datos oficiales señalaron 29.953 concejales monárquicos frente a 8.855 republicanos pero en aquella época los votos de las ciudades eran los que decidían y éstas habían votado mayoritariamente por la República.            
 
   La proclamación de la República fue acogida con euforia por la mayoría de la población. Para estas multitudes la republica representaba la esperanza de una nueva España moderna y más justa. Mientras el país celebraba la proclamación de la República, Alfonso XIII abandonaba palacio rumbo a un exilio voluntario. Antes de marcharse dejó a los españoles esta proclama:
 
 
Las elecciones celebradas el domingo, me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo […]. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro, en fratricida guerra civil […]. Espero conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del poder real y me aparto de España, reconociéndola como única señora de sus destinos.
 
 
   La república quedó instaurada inmediatamente y a ojos de la opinión mundial pudo considerarse como un maravilloso ejemplo de civismo y madurez política. Su primer jefe de gobierno fue Alcalá Zamora, pero en el nuevo gabinete ya podía identificarse un alto componente de miembros de corte anticlerical o que ejercían profesiones liberales, representantes de la Institución Libre de Enseñanza. Los más destacados ministros de ese primer gobierno republicano eran Miguel Maura (Gobernación), Fernando de los Ríos (Justicia), Casares Quiroga (Marina), Álvaro de Albornoz (Fomento), Marcelino Domingo (Educación) y Manuel Azaña (Guerra).          
 
   Nada más formarse este nuevo gobierno la República tuvo su primer problema ante la reaparición del catalanismo político, que debía su fuerza a una combinación de la expansión económica catalana y su renacimiento literario (Jocs Florals). Desde el balcón de la Generalitat su líder, Francesc Macià, proclamó la Republica Catalana. Varios ministros viajaron rápidamente de Madrid a Barcelona para persuadir a Macià de que abandonara su idea y se mostrara favorable a la adopción de un estatuto de autonomía promulgado por las Cortes, a lo que accedió.          
 
   Sin embargo, menos de un mes después de la proclamación de la República (11 de mayo de 1931), el anticlericalismo que ésta había desatado se convirtió en violencia callejera. Después de un enfrentamiento entre monárquicos y republicanos el día anterior, los partidarios de la República prendieron fuego a seis iglesias en Madrid. La policía republicana no hizo nada para impedir la quema de los conventos. Manuel Azaña, futuro presidente de la República, dijo ese día: “Todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano”. Los católicos practicantes no olvidaron ni perdonaron esta actitud de las autoridades, los republicanos por su parte, promulgaron una Ley de Defensa de la República.
 
   
   El 28 de junio de 1931 se celebraron elecciones con un notable índice de participación que superaba el 70%. El sistema electoral, que primaba las mayorías otorgó un rotundo triunfo al Gobierno provisional formado tras las elecciones de abril y dio el siguiente resultado en escaños:
 
 
Formaciones Centro-Izquierda Escaños Formaciones Centro-Derecha
Escaños
PSOE 117 Partido Radical 93
 P.R. Radical-Socialista 59 Partidos Monárquicos  36 
 Esquerra catalana 32 Partido Republicano Conservador  27 
Acción Republicana 27  Partido Agrario  26 
 ORGA (Nacionalistas gallegos) 16   Vasconavarros 14 
 Agrupación al servicio de la República 14  Lliga Regionalista 
 Federales 14  Otros partidos   6

 

 
 
   Las elecciones dieron la mayoría de los escaños a los socialistas y republicanos, los partidos que pertenecían a la izquierda y al centro. Manuel Azaña, fue elegido nuevo jefe de gobierno.
 
 

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