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Capítulo 5. Primera parte
Franco hizo bien utilizando su imagen de anticomunista acérrimo,
para obtener una alianza con los Estados Unidos, afianzándose en el poder.
La Segunda Guerra Mundial terminó en 1945 tras la rendición incondicional de
Alemania y Japón. La Unión Soviética, bajo José Stalin, machacó a los invasores
alemanes, gracias en buena parte al ingente apoyo logístico de los Estados Unidos, y, al
término de la guerra, había “liberado” a una docena de países centroeuropeos,
incluyendo Hungría, Polonia, Checoslovaquia, Bulgaria, Rumania, Albania, y
Yugoslavia, así como la mayor parte de Alemania. Países en los que quedaron
eliminados cualquier atisbo de democracia, y en los que se implantaron regimenes
comunistas sometidos al férreo dictado de Moscú. Winston Churchill acunó el término
“telón de acero”, en su famoso discurso de Marzo de 1946, donde señaló…“un
inmenso telón de acero, ha caído sobre Europa del Este”…
Poco después del término de la Segunda Guerra mundial, la Unión Soviética detonaría
su primera bomba atómica y unos años después su primera bomba de hidrógeno. Al
mismo tiempo, la URSS no ocultaba su intención de exportar el comunismo a cuantos
países pudiera, apoyando activamente a los partidos comunistas del mundo entero,
procurando así extender su poder, cada vez más amenazador.
Ello llevó a una confrontación directa con las democracias occidentales, y a una carrera
de armamentos, que desembocó en el desarrollo de enormes cohetes, de gran precisión,
capaces de llevar bombas de hidrógeno al otro lado del mundo en cuestión de minutos;
así como a la acumulación de armas de todo tipo por ambos bandos.
En este nuevo contexto internacional, de enfrentamiento prebélico, (conocido como
“Guerra Fría”, “The Cold War”), entre el bloque comunista liderado por la URSS y
China por una parte, y por los Estados Unidos e Inglaterra por otra, España adquirió un
evidente valor estratégico para ambos bandos. A través de los partidos comunistas
europeos, especialmente el francés, y también de los socialistas, como el Labour Party
inglés, la URSS ejerció todo tipo de presiones para intentar socavar, y aislar a la España
de Franco. Estas presiones culminaron en la exclusión de España de la ONU, fundada
en Junio de 1945, por iniciativa de México. Cito una vez más del mencionado libro de
Luis Suárez, (Pág. 311)
Desde Octubre de 1945 se hizo firme la convicción de que el general Franco no iba
renunciar a su elevada magistratura. Los aliados que, en San Francisco y en Potsdam,
aprobaran un verdadero “psefisma”- es decir, exclusión de España de la convivencia
con las demás naciones- tuvieron que plantearse la cuestión práctica de si iban a hacer
algo. Entonces se manifestaron las primeras grandes disensiones, como el jefe del
Estado español esperaba, porque la política internacional, siempre egoísta, prohibía
cualquier movimiento que beneficiase a un posible rival. (… ).
Ni dentro ni fuera de España, existía una fuerza de coordinación suficiente para
impedir que los diversos grupos de oposición se enfrentaran unos con otros. Franco
confiaba en esto, y, sobre todo, en que poco a poco se impusieran unas corrientes de
opinión, conservadoras y católicas, que le presentaran como un campeón del
anticomunismo, y, al mismo tiempo, como el único gobernante que había sido capaz de
resistirse a Hitler y ayudar a los judíos. Fue verdaderamente oportuna para Franco la
decisión del Congreso Judío Mundial- que no debe identificarse con el Movimiento
Sionista a pesar de sus estrechas relaciones-de publicar el testimonio de
agradecimiento por los millares de vidas que España salvara.