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El resultado de las elecciones generales celebradas ayer, tan desalentador en la mayor parte de los aspectos, nada cambia en el escenario de la pretensión gubernamental de exhumar los restos del Caudillo del Valle de los Caídos, que se encuentra en manos del Tribunal Supremo.
En este momento no podemos sino confiar en la independencia de criterio del Tribunal Supremo frente a los vaivenes políticos, por lo que no contemplamos otra posibilidad que no sea la próxima suspensión cautelar de la exhumación señalada para el 10 de junio, ya que en otro caso, quedaría definitivamente frustrado el derecho a la tutela judicial efectiva de la familia, de la Comunidad Benedictina, de la Asociación de Defensa del Valle de los Caídos y de esta Fundación.
Dicha suspensión, como es lógico, será sin perjuicio de lo que se resuelva en su día sobre el fondo del asunto, pero nos permitirá afrontar con serenidad y sin presiones la defensa jurídica de nuestra posición ante el Tribunal Supremo, con base en argumentos cuya solidez resulta incuestionable.
Queda mucho por pelear, por lo que hacemos un llamamiento para que no cunda el desánimo, el nerviosismo ni el derrotismo en nuestras filas. Empezamos luchando contra un gobierno frente populista y no vamos ahora a amilanarnos por el resultado de las elecciones de ayer. La palabra rendición no está en nuestro vocabulario, así que prietas las filas y ni una sola fisura en una batalla en la que está en juego la dignidad de nuestra Nación.