A propósito de la verdad histórica, por Juan Chicharro Ortega

Juan Chicharro Ortega
General de División de Infantería de Marina (R)
Presidente Ejecutivo de la FNFF 
 
 
Cierta la atención que los medios prestan en estos últimos tiempos a la Fundación Nacional Francisco Franco. Posiblemente la razón estriba en que esta Fundación se ha convertido en la punta de vanguardia de la defensa del Generalísimo en la batalla ideológica planteada ante la verdad histórica de lo que representó su figura y la del régimen surgido el 18 de julio de 1936. Un sistema político fruto de unas circunstancias muy concretas y que propició la mayor transformación social de España en toda su historia. No somos sólo nosotros los que estamos implicados en esta tareas, sí, hay otras organizaciones que defienden lo mismo,peroninguna con la claridad y vehemencia con la que lo hace esta Fundaciónsin complejo alguno al citar directamente a Francisco Franco.
 
He aquí, probablemente la razón última de la inquina que esta Fundación representa para quienes quieren romper lo que Franco representó. Una tarea ímproba que lleva a cabo la Fundación en momentos nada fáciles y ciertamente desde la perspectiva de la defensa de la verdad histórica y de los valores que para España representó la capitanía de Franco.
 
Estamos en el año 2018 y no será esta Fundación la que le niegue a otros lo que nos quieren negar a nosotros. No compartimos las ideas totalitarias y sectarias que otros nos quieren imponer y sin embargo las admitimos, si bien desde el convencimiento de que no conducen a España a nada bueno y con la frustrada esperanza de intentar convencerles de su error. Una tarea ciertamente imposible.
 
Sobran los indicios de que la izquierda radical hoy en el poder va a intentar por los todos los medios que sean necesarios iniciar acciones contra la FNFF y por ende contra la situación actual del Valle de los Caídos. Lo podemos leer en la reciente Proposición de Ley de reforma de la actual LMH vetada hace algo más de un mes en el Senado y que intuimos que no ha quedado archivada. Una proposición de Ley que atenta no sólo contra la paz social sino contra la propia libertad y derechos fundamentales de las personas que no pensamos como los que la redactaron en el PSOE. Aclaraciones y matices a lo que acabo de decir los pueden encontrar Vds. tanto en el Comunicado al efecto que esta FNFF redactó en su momento y también en el “Manifiesto por la Historia y la Libertad” que miles de personas relevantes de la sociedad española firmaron también en consecuencia.
 
Sí, Historia y Libertad. He aquí los dos puntos capitales de la batalla ideológica a la que antes me refería.
 
Historia que ya debería estar en manos de historiadores y no de políticos sectarios y Libertad que es contemplada como un bien específico de los que pretenden imponernos su verdad despreciando la de los demás.
 
Cada uno es libre de sus ideas y maravillosa sociedad aquella en la que uno no tenga que estar pendiente de que quieran arrebatártela. Desde luego no es esta.
 
La Proposición de Ley de reforma de la LMH ya citada varias veces contempla de forma explícita la ilegalización de esta FNFF por algo que llaman apología del franquismo, o sea por proclamar en uso de nuestro derecho natural, y también constitucional, que el régimen que capitaneó el Generalísimo Franco fue paradigma de la Unidad de España – hoy en vías de ruptura acelerada – , de la defensa de la tradición cristiana de nuestra Patria – hoy en crisis acentuada a pasos galopantes – y de una obra social sin precedentes en toda la historia de España (“Los españoles pasaron en aquellos años de la alpargata al seiscientos, de la mula al tractor, de del botijo al frigorífico y del casinillo de pueblo a las vacaciones en la costa o en la sierra . En aquella época una aristocracia obrera pasó y accedió al modo y nivel de vida de las clases medias, la clase obrera se puso a la cabeza de la población activa. De igual forma las clases medias progresaron rápidamente “.Son palabras de Max Gallo, historiador comunista ).
 
Pues sí, expresar esto va a suponer, de materializarse las intenciones del PSOE y sus adláteres, no sólo la ilegalización de la FNFF sino que incluso el que suscribe pueda acabar con sus huesos en prisión.
 
¿Es esta la libertad que nos quieren imponer?
 
Y acaece simultáneamente que, mientras esto puede llegar a suceder, están presentes en España otras Fundaciones como las de Pablo Iglesias, Largo Caballero o Federico Engels en las que se hace apología pura y dura del marxismo-leninismo sin que nadie diga nada al respecto de quienes defienden figuras y teorías políticas de un sistema caduco que por otra parte produjo en el mundo más de cien millones de muertos.
 
¿Es esta la libertad a donde nos quieren conducir?
 
Sí, ya sé que el primer ataque y descalificación de estas líneas viene de quienes no consideran a la FNFF como la institución adecuada para hablar de libertades tal y como se interpreta el “franquismo” desde la izquierda e incluso desde la derecha liberal. Aquellos que no reconocen el fracaso del sistema socialista, allá donde se ha impuesto, nunca admitirán el criterio del Generalísimo Franco de que allá donde había miseria e ignorancia era imposible la libertad y que esta vino (si es que se puede considerar la situación presente como de libertad) de la mano de su gestión en el ámbito social, en la transformación de nuestra nación; sin esta jamás habría sido posible la transición política de los años setenta.
 
La defensa de la verdad histórica es la tarea fundamental de esta FNFF y en esa tarea estamos empeñados contra viento y marea. Sí, proa al viento, pero recuerdo que sabemos navegar ciñendo y dando las bordadas que sean necesarias. Y tenemos en nuestro amparo a la Constitución española cuando explicita que “España se constituye en un Estado social y democrático de derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la igualdad y el pluralismo político”.
 
Claro que si los dirigentes y legisladores socialistas están dispuestos a pervertir la propia Constitución ya estaríamos en una situación diferente y seguramente de desamparo legal esperpéntica. Una situación más propia de caducos recuerdos soviéticos hoy actualizados con matices bolivarianos.
 

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