Aniversario del asesinato de Matías Montero

 

     El 9 de febrero se cumplen 89 años del asesinato del estudiante falangista de Medicina Matías Montero y Rodríguez de Trujillo. Fue el primer estudiante falangista caído por Dios y por España.

Cuando Ramiro Ledesma funda, en 1931, el semanario La Conquista del Estado, Matías es el autor de la primera carta de adhesión al periódico, escrita casualmente un 9 de febrero, o sea, justo tres años antes de su muerte: “Sinceramente convencido de que su ideario viene para abrir un camino salvador en la actual confusión políticosocial envío desde luego mi adhesión y le ruego me envíe folletos que expliquen detalladamente lo que va a ser el partido. Yo soy estudiante de Medicina y tengo 17 años, pero me falta muy poco tiempo para cumplir dieciocho años.” Así se presenta Matías al nacional-sindicalismo.

Traemos a nuestras páginas un artículo publicado en la revista ¿Hasta Cuando?, en su número 3, de febrero de 1975, órgano de expresión de los Militantes Jóvenes de la Guardia de Franco de Madrid, 3º Zona (Jóvenes Falangistas), escrito por Diego Pérez Mariné, y que tuvo mucha difusión en la Universidad española de su tiempo. Es plenamente actual:

RECORDANDO A MATÍAS MONTERO

“¡Hermano y camarada Matías Montero y Rodríguez de Trujillo: Gracias por tu ejemplo! Que Dios te dé el eterno descanso y a nosotros nos lo niegue hasta que sepamos ganar para España la cosecha que siembra tu muerte”.

José Antonio Primo de Rivera.

     Hace 41 años, un 9 de febrero, cayó vilmente asesinado el estudiante falangista de Medicina Matías Montero, de manos de un “demócrata” socialista que lo mató por la espalda en la calle Mendizábal, cuando volvía de vender el periódico FE.

    Matías Montero luchaba por la Universidad de su tiempo. Luchaba para que la Universidad dejase de ser un simple centro de expedición de títulos caracterizado por el clasismo de su enseñanza. Luchaba, en definitiva, por España y por ella murió. Matías Montero sabía que su Universidad se desmoronaba; sabía que la “dialéctica de la lucha de clases” era sembrar el odio entre el pueblo; sabía que la salvación de la Universidad estaba en el Nacionalsindicalismo; sabía que la esencia del “progreso liberaloide” era mera palabrería para engatusar a las masas, sabía que por su noble ideal, el capitalismo y el marxismo le habían sentenciado a muerte… Y sin embargo, lo aceptó como un deber.

     Hoy, todo sigue igual. Lo que anhelaba Matías Montero, por lo que combatió y por lo que murió, es por lo que combatiremos y, si hace falta, moriremos nosotros. Nuestra Universidad es un edificio feo, destartalado y agrietado, con toneladas de dinamita en su base a punto de estallar. Ahora es cuando nos damos cuenta de lo proféticas que fueron las letras encontradas en el cadáver de Matías Montero, ensangrentadas y guardadas en su ropa que son, hoy día, como un llamamiento a los jóvenes españoles:

     “Haremos que cruce el territorio de España la espina dorsal de una institución que antaño le dio unidad y sabiduría: la Universidad. Hoy no tenemos Universidad. No creas, lector, que esos viejos o modernísimos edificios que se dicen Facultades pueden ser la auténtica Universidad española. El hábito no hace al monje. Alfonso X El Sabio explicaba: ‘Universidad es el ayuntamiento de maestros y alumnos’. Estas palabras no son aplicables a nuestros centros docentes, divididos en pugnas. Por eso nosotros, Falanges Universitarias, tocamos la campana que llama a nuestra juventud. Acudid a nuestro llamamiento. Aprenderéis con nosotros a llorar los dolores de España, a reír sus alegrías, a luchar por su honor, a morir por su integridad. Vertebraremos a la Patria, flácida hoy, amando y edificando la Universidad que mañana dará a España, como en el siglo XVI, héroes y santos; guerreros y sabios; misioneros y caudillos.

     No nos olvidemos de estas líneas, escritas con toda sinceridad por nuestro camarada Matías Montero.

D.P.M.    


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