Carta de Mª Eugenia Yagüe al diputado Rufián (ERC)

 
 
 
 
Sr. Don Gabriel Rufián Romero
Diputado Nacional
Congreso de los Diputados
Madrid
 
 
Señor Diputado Nacional,
 
   Considero un deber de cortesía presentarme antes de explicar el motivo de mi carta.
 
   Soy María Eugenia Yagüe Martínez del Campo, hija del teniente general Juan Yagüe Blanco, y por mis venas corre sangre de grandes políticos como son Eugenio Mortero Ríos (soy biznieta) y de Eduardo Martínez del Campo (soy nieta), credenciales suficientes que me avalan, y así afirmo que tanto el Ejército como la Política son dos pilares que deben ser ejercidos con rigor, vocación y respeto en servicio de los españoles.
 
   Así comenzaba una carta que con fecha 1 de abril de 2011 envié a la Ministra de Defensa, doña Carmen Chacón, y nos sentimos satisfechos en la Fundación Yagüe (que tengo el honor de presidir) por la extraordinaria acogida que tuvo, tanto es así que trascurridos cinco años sigue colgada en la redes sociales y por supuesto la señora ministra no tuvo la cortesía ni la educación de contestar.
 
   Señor Rufián, en primer lugar, no tiene ni pajolera idea de quién es el General Yagüe.
 
   Usted no tiene el mínimo respeto al Congreso de los Diputados, que es la cámara que representa al pueblo español, y censuro con toda mi energía sus afirmaciones y sus gestos al hablar de mi padre en esos términos.
 
   España es un pueblo milenario y ha escrito páginas gloriosas en la Historia de la Humanidad, y por ello debe ser tratado con respeto, para podernos sentirnos todos orgullosos de haber nacido en esta sagrada tierra que es España. Este sentimiento no tiene color político, se puede ser de izquierdas o de derechas, pero nuestro denominador común es ese “ser español por encima de todo”.
 
   Cuando en enero de 1939 el general Yagüe entra en Barcelona, su entrada es gloriosa y preside una misa de campaña en la plaza de Cataluña y en su rostro se dibuja una sonrisa, no lo dude señor Rufián, que indica la satisfacion del deber cumplido. En ese momento se le pregunta si va a cambiar el nombre de la plaza de Cataluña, y responde que no, que está muy bien como está, porque sabe que la mayoría de los catalanes saben y sienten que Cataluña es España. Esta sensibilidad usted no la tiene.
 
   Su intervención en el Congreso de los Diputados cuando nombra al General Yagüe como el carnicero de Badajoz le retrata a usted, como lo que es, persona carente de las mínimas normas de respeto al lugar donde las pronuncia. Al Parlamento se va a resolver los problemas de los españoles.
 
   Aprovecha que está delante de un micrófono y que no va a tener la respuesta adecuada que le calle y le obligue a rectificar. Es un gesto cobarde. Estos gestos no son mas que un abuso de poder, incomprensibles en las personas que tienen en sus manos la aprobación de todas nuestra leyes.
 
   Señor Rufián, en primer lugar le digo que conozca la figura señera del general Yagüe, que tiene en su haber ganado una guerra, y por supuesto durante la contienda civil y hasta el día de su muerte su preocupación, su obsesión, no fue otra que intentar por todos los medios la reconciliación entre todos los españoles.
 
   Nuestra Historia está llena de grandes gestas, unas buenas y otras no tan buenas pero es nuestra Historia y, por supuesto, esas tierras catalanas, españolas cien por cien, han sido protagonistas de hechos históricos grandiosos.
 
   Le voy a robar unos minutos para comentarle algo que para mi es la prueba del algodón de la categoría humana, de la honradez profesional y de la talla del general Yagüe, cuyo nombre está escrito con letras de oro en la historia de España.
 
   ¿Conoce usted lo que ocurrió en octubre del 34 en Asturias?
 
   Para sofocar la revolución de Asturias de 1934 contra el gobierno legalmente establecido, el gobierno republicano envía al coronel Yagüe para sofocarlo por considerarlo el mejor entre los mejores y como su manera de proceder es intachable le concede la Medalla Militar.
 
   En agosto del 36, Yagüe entra en Badajoz con sus legionarios y, como no puede ser de otra manera, su manera de proceder es la mismo que en Asturias y por ello nuevamente es condecorado con otra Medalla Militar.
 
   El mito de Badajoz es eso, un mito, y por ello afirmo que si Yagüe en Asturias es un intachable militar, es imposible que en dos años escasos sufra una metamorfosis tan brutal que sólo se produce cuando alguien pierde sus facultades mentales, y por supuesto este no es el caso.
 
   El 18 de julio de este año se cumplen los 80 años del comienzo de la Guerra civil, y para recordar este hecho histórico el periódico El Mundo tuvo la feliz idea de reunirnos a 10 descendientes directos (hijos y nietos) de aquellos militares que fueron protagonistas de los hechos bélicos. Tuve el honor de asistir a este encuentro y los 10 sin excepción afirmamos que nuestra generación no había sido educada en el odio, y esta fue la razón de compartir juntos esta reunión. Hago alusión a este encuentro porque personajes como usted, los que han aprobado la Ley de Memoria Histórica y aquellos que no la han derogado, son los responsables de las situaciones que estamos viviendo.
 
   Señor Rufián, usted no tiene la talla para asistir a la reunión anteriormente citada, yo sí y por eso puedo escribir esta carta para que usted medite y aprenda de nosotros que hemos dado una lección de coherencia, de elegancia y de bien hacer. Nos sentimos españoles y asumimos nuestra Historia porque es nuestra.
 
   El hombre comete errores como ser humano. Rectificar es de sabios y mantenerse en el error es diabólico. Usted elige. A mi me enseñaron hace muchos años a tomar el camino correcto.
 
   Atentamente,
 
Mª Eugenia Yagüe Martínez del Campo
Fundación Mª Eugenia Yagüe Martínez del Campo
 
 
 
 
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Les recomendamos, sobre este tema histórico:
La matanza de la plaza de toros de Badajoz de 1936, por A. Manuel Barragán Lancharro 
Badajoz o la verdad como primera víctima de la guerra, por Fernando Paz
 
 
 
 

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