Desdibujando la historia de la Guerra Civil en Badajoz, por Moisés Domínguez

A los hombres y mujeres que murieron en Badajoz el 14 de agosto de 1936, antes y después

 

Moisés Domínguez Núñez

Desde mi campanario

 

Como gran apasionado a los libros suelo acercarme, cuando mis obligaciones laborales y familiares me lo permiten, a las librerías de viejo o a ver los anaqueles de las pocas librerías que van quedando en Cartagena.

 

Hace unas semanas, me llamó la atención un libro de Paul Preston. El título no es nada novedoso “La Guerra Civil Española” (Random House Mondadori, 2016). Una obra más en su larga trayectoria como hispanista dedicado, casi en exclusividad, al estudio de la II Republica y de la Guerra Civil. Hacia Preston tengo la mejor consideración como persona pero disiento en la visión que tiene sobre algunos hechos ocurridos durante la Guerra Civil.

 

Volviendo al asunto que hoy nos ocupa. Lo que llama poderosamente la atención de esta obra, adaptada al cómic por el dibujante José Pablo García, es que usa algunas fotografías históricas como base para las viñetas que sirven de soporte al relato. Hasta aquí todo normal. Lo que no puedo aceptar como investigador histórico y como amante del cómic -como lector y como dibujante- es que “SE DESDIBUJE LA HISTORIA” o dicho de otra forma: que se tergiversen los hechos hasta retorcerlos y hacer pasar una media verdad o una falsedad como una verdad absoluta .Y esto es lo que nos encontramos en este tebeo.

 

En una entrevista aparecida en “La Verdad”, diario de Murcia el 17 de Julio de 2016, Preston nos cuenta:

 

“La Guerra Civil no es un tema agotado… En todos los países los jóvenes en general no tienen gran interés por su historia y esta iniciativa, más de mis editores, quiere llegar a ellos y a muchos adultos que dudan ante un libro denso y quizá abordan el tema en este formato (tipo cómic)”.

 

La propuesta es loable y me adscribo a ella sin condiciones. Hay que hacer llegar la historia a nuestros jóvenes. Es evidente ese déficit tanto en las escuelas como en la Universidad. Por ejemplo, en el mes de enero de este año, mi paisano Arturo Pérez Reverte se adelantó a esta iniciativa de la editorial Debate, publicando una historia civil contada para jóvenes en formato dibujo. Nada que objetar. Lo inaceptable es el sesgo o interpretación que da el dibujante del cómic del Sr. Prestón a los hechos acontecidos en Badajoz en agosto de 1936. Acogiéndome a las palabras del propio Preston recogidas por el gacetillero Miguel Lorenci: “fomentar el olvido es fomentar la ignorancia”. Y efectivamente si olvidamos y confundimos a los jóvenes, con estos tebeos, malos remedos de los inolvidables Roberto Alcázar y Pedrín, fomentamos la ignorancia y el desconocimiento de cómo sucedieron realmente los hechos.

 

Una imagen distorsionada

 

La página que dedica a la “matanza de Badajoz” es toda una declaración de intenciones. Evidentemente no aparece ni una sola viñeta dedicada al asalto a la cárcel donde se intentó matar a los “fascistas” allí retenidos, ni los asesinatos de los paisanos que cayeron a manos de los milicianos “incontrolados” antes de la toma de la ciudad, ni al terror indiscriminado provocado por estas improvisadas tropas con sus detenciones, saqueos y profanaciones. Todo, como cabía esperar, se centra en la represión llevada a cabo por los rebeldes con posterioridad a la ocupación de la ciudad y evidentemente el hecho principal es la inexistente “matanza de la plaza de toros de Badajoz”.

 

Para ello, el dibujante se sirve de una fotografía que nos muestra el estado de la Plaza de Toros el 15 de agosto de 1936 pero, en la viñeta en cuestión tira de imaginación y llena el dibujo de siluetas saliendo de una puerta. Algún asesor histórico le debería haber indicado que esa salida correspondía, realmente, a la enfermería de la plaza y no a los toriles que forman parte inseparable de la leyenda. Lo curioso es que dichos toriles estaban justo enfrente y no se ven en la fotografía que el ilustrador toma de referencia ignorando que de la enfermería no podía salir la cantidad de personas que el dibujante pone junto a ella.

 

Además, por arte de birlibirloque se borran en el dibujo las imágenes de los hoyos de las bombas provocados por los bombardeos de la aviación nacional, en las gradas y en el coso y que sí aparecen en la fotografía. Los camiones destrozados se esfuman y en su lugar aparecen dos camiones flamantes con sus bañeras repletas de milicianos. Tampoco aparecen los dos cuerpos tendidos en la arena y el burladero y su lugar lo ocupan tres figuras amenazantes con fusiles al hombro haciendo ademán de fusilar a un buen grupo de paisanos en el centro de la plaza. Al menos desaparecen del imaginario del dibujante las ametralladoras instaladas en las gradas repletas de señoritas con mantilla y el teniente coronel Yagüe fumándose un puro. Hasta el texto que antecede al dibujo es un disparate “los que tenían marcas eran arrastrados hasta la plaza de toros. 1800 hombres y mujeres fueron allí ametrallados en poco más de 12 horas”. Esto lo escribió el periodista norteamericano Jay Allen sin haber estado en Badajoz y el dibujante lo reproduce, sin más, sin someterlo a la más mínima crítica y contradicción.

 

Crónica de un descubrimiento sorprendente

 

Para poner este asunto en su justo punto de partida explicaré por primera vez como descubrí, mejor será decir “como descubrimos”, esta imagen. Como suele ocurrir fue toda una casualidad encontrarse con la fotografía que estamos comentando.

 

En el verano de 2007 realicé con mi esposa un viaje de investigación .Inicié mi camino en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares para después recorrer varias bibliotecas públicas castellanas (Zamora -capital, Sanabria, León-capital). De allí pasé a Portugal y visité Bragança y Oporto, y fue precisamente en esta última localidad lusa donde dimos con nuestros huesos en la Biblioteca Pública de la Cámara Municipal de Porto. Mi esposa y yo nos acreditamos en la sala de la hemeroteca como investigadores y empezamos a bucear en los periódicos de la época. Pasaban las horas y no dábamos con nada que nos llamara la atención. Poco antes del cierre al público, mi esposa me pasó uno de aquellos periódicos amarillentos, y vio una foto en la que se veía la Plaza de Toros de Badajoz y me dijo si aquella imagen valía la pena.

 

Empezaron a temblarme las piernas. Era, sin duda, una de las fotos más importantes de la Guerra Civil en Extremadura. No daba crédito. A pie de foto se podía leer “A praça de touros de Badajoz, tão conhecida dos portugueses,como ficou depois do bombardeamento”.

 

Ese día nos quedamos sin comer pues el poco dinero que llevaba encima lo emplee en pagar las tasas de reproducción del periódico “Diario de Noticias” del 17 de agosto de 1936 donde aparecía esta imagen en su pagina cuatro. Después tuvimos que abonar un buen dinero para reproducir la imagen de la Plaza de Toros en el libro que tuve el honor que firmar con dos grandísimos historiadores extremeños: Francisco Pilo y Fernando de la Iglesia.

 

La fotografía de la plaza de Toros de Badajoz vacía fue cazada por el fotógrafo del “Diario de Noticias” portugués Ferreira da Cunha el 15 de agosto de 1936 y es clara como el agua cristalina. No hay trampa ni cartón. En la arena se observan algunos hoyos causados por las bombas de la aviación nacional, varios camiones y camionetas destruidos y las gradas, así mismo, hechas una ruina por los bombardeos. Se observan solo dos cadáveres (en la arena, a la izquierda y en el burladero, a la derecha).

La imagen coincide como un guante con el reportaje que escribiera en su día Mario Neves y que describe así el aspecto del coso taurino durante su visita:

 

“Sobre la arena se ven algunos cadáveres, lo que da a la plaza un aspecto macabro de teatro anatómico. Todavía, aquí y allá, algunas bombas que no han explotado. Lo que hace peligroso una visita más pormenorizada” (“Diario de Lisboa”, 15-agosto-1936).

 

Entre otros periodistas, Mario Pires y Marcel Dany corroboraron las palabras escritas por Neves en su despacho.

 

No quiero acabar este trabajo sin expresar que en otras de las viñetas usa una foto tomada en Guareña, donde se observa a una serie de milicianos subidos en la bañera de una camioneta custodiados por falangistas y militares del Regimiento Castilla nº 3 y los coloca -ignoro la razón- en las calles de Badajoz.

 

La falta de rigor es una constante en este tipo de obras pero llevarla a un cómic, que pueden leer miles de jóvenes, me parece poco serio.

 


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