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Gerardo Salvador Merino, Delegado Nacional de Sindicatos,creador del diario Pueblo
PPG

Durante el periodo de convalecencia, en 1938, fue nombrado Jefe Provincial de FET y de las JONS de La Coruña, en sustitución de Germán Álvarez de Sotomayor. En estas fechas se adscribe al conocido como “Grupo de Burgos”, cuya idea era que urgía contrapesar en la organización la importancia de la masa derechista asimilada durante la contienda. En abril de 1938 convocó en la Plaza de Toros coruñesa a 14.000 falangistas, invitando al General Yagüe como orador, quien reclamó con insistencia la Revolución Nacional-Sindicalista. El eco de este acto supuso el cese de Gerardo por parte de Raimundo Fernández Cuesta, entonces Ministro Secretario General del Movimiento. Finalizada la Cruzada, fue nombrado por el Ministro Secretario General del Movimiento Agustín Muñoz Grandes, Delegado Nacional de Sindicatos, encargándole la misión de fundar un nuevo Sistema Sindical, iniciando una actividad de alto contenido social de Sindicalismo Falangista, rodeado de relevantes Camisas Viejas y camaradas de su confianza.
Fue uno de los personajes con un sentido social más atractivo del Nacional-sindicalismo, soñaba con formar una Organización Sindical Española masiva de todos los trabajadores españoles, que fuera el núcleo de poder dentro del nuevo Estado. En diciembre de ese mismo año se promulgó la Ley de Bases de la Organización Sindical.

Creó en abril de 1940, un diario sindical, que acabó configurándose dos meses después, con el nombre de diario Pueblo, como Órgano de la Organización Sindical. Entonces creció el rumor de una conspiración suya junto a los Generales Yagüe y Muñoz Grandes. El 7 de julio de 1940 se casó en Barcelona, con María Fermina Coderch de Sentmenat, hermana del arquitecto José Antonio Coderch, partiendo de luna de miel a Baleares, donde recibió la noticia de la acusación por parte del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, que disponía de unas cartas en las que Gerardo prometía su presencia en todos los actos que celebrasen las logias en España. No se asustó y dijo saber de la existencia de esos documentos que, además de falsos, eran producto de la empajada británica y de los anglófilos españoles. El Tribunal le impuso la pena de 12 años. Gerardo Salvador Merino recurrió la sentencia alegando entre otras muchas cosas que “jamás había sido masón y que su acusación era una canallada, mucho más, sabiendo que su madre había sido asesinada por marxistas defendidos por masones”. Fue deportado a Baleares. Tras cumplir el destierro se apartó de la política estableciéndose como Notario en Sardañola del Vallés, y en los años sesenta y setenta fue Director Gerente de la empresa Motor Ibérica. Falleció como consecuencia de un accidente de tráfico, el día 31 de julio de 1971 a los 69 años de edad.
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