Salvador Sostres
Y como cada 14 de abril vuelve la carraca de los perdedores. No sólo perdedores de la Guerra Civil -que también- sino perdedores, sobre todo, de la República. Ellos la tuvieron y ellos la perdieron por su eterno tic totalitario y prebélico. La idealización de la República es uno de los mayores fraudes de España, el enésimo pretexto de los perdedores para justificar su fracaso. La dictadura funcionó mucho mejor, duró mucho más, y Franco no habría podido morir en la cama sin la complicidad, por activa o por pasiva, de la inmensa mayoría de los españoles, con mención especial, e indiscutible, para la también inmensa mayoría de los catalanes.
Vuelve el aniversario de los perdedores, de los que se perdieron a sí mismos por su incompetencia y su mala fe. Para conocer lo que en verdad fue la República, y para comprenderlo, basta con saber que el grueso de la resistencia al alzamiento y luego a la dictadura se articuló alrededor del Partido Comunista, que proponía un totalitarismo mucho peor que el franquismo, como pudimos comprobar en lo arrasados que quedaron los países que cayeron bajo la nefasta influencia del Pacto de Varsovia.
La República llegó a ser insostenible. La convivencia no existía y los pistoleros eran el pan nuestro de cada día. Y aunque nadie puede desear 40 años de dictadura, hay que decir con toda solemnidad, y con todas las consecuencias, que la Guerra Civil no la ganó el peor bando posible, y que el régimen franquista, con sus enormes y terribles defectos, fue a todas luces una bendición si lo comparamos con la dictadura comunista que habríamos tenido si hubieran ganado los rojos.
Perdieron contra ellos mismos y convirtieron la oportunidad de la República en una pocilga. En su pocilga. Luego perdieron la Guerra, y estuvieron 40 años perdiendo contra Franco, que murió de viejecito en la cama. Y cuando ya creían que perder más no era posible, perdieron contra la democracia, nunca pidieron perdón por su militancia comunista y cómplice de los peores asesinos de la Historia. Que hoy en España no sea delito la apología del comunismo, como lo es la del nazismo, es un incomprensible homenaje a los mayores criminales que hemos conocido, y un tenebroso recordatorio de lo pegados que todavía permanecemos a la tentación de la barbarie.
Ningún aniversario os redimirá, perdedores, de vuestra derrota. Nos os venció Franco, ni el capitalismo, ni los Estados Unidos. Fuisteis vosotros los que perdisteis. Perdisteis contra la libertad y contra la Historia. Una y otra vez, sistemáticamente. Perdisteis contra el progreso y contra la vida. Perdisteis con vuestra sordidez, con el horror de vuestras checas, con vuestro imaginario tenebroso y asesino.
Y cada vez que vosotros celebráis vuestra derrota de perdedores, cautivos y desarmados, la Humanidad celebra la victoria de su esplendor y de su continuidad.