Onésimo Redondo asesinado esta vez por la derecha pepera

 
 
Francisco Torres
Diario Ya 
 
 
   Hace casi ochenta años Onésimo Redondo, fundador de las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica, editor y director de varios periódicos -uno de ellos bautizado significativamente como Libertad-, que desembocarían en las JONS para fusionarse con la Falange de José Antonio, defensor de los campesinos vallisoletanos, perseguido por el régimen republicano, que no tuvo reparos a la hora de auxiliar a la derecha acobardada y perseguida por la izquierda en la primavera de 1936, que no rehusó a una posible coalición en las municipales que teóricamente se iban a celebrar tras la victoria del Frente Popular por hacer frente a la inminente revolución, fue asesinado por la izquierda en una refriega al principio de la guerra porque no quiso parapetarse tras la mesa de un cómodo despacho. Onésimo Redondo, aclamado y exaltado después, también por esa derecha vallisoletana trufada de patriotismo verbenero como “Caudillo de Castilla”.
 
   Han pasado casi ochenta años y hoy, merced a la cobardía moral y real de eso que algunos consideran la derecha española, a la entrega del Partido Popular, actuando al unísono a nivel nacional y local (todo huele a podrido en Génova, que diría un epígono de Shakespeare), sirviendo de lacayos y mamoporreros a la izquierda de todos los tintes, a los beodos y becerros que exhiben banderas tricolores, el monumento que se levantara en un cerro próximo a la capital castellana va a ser derribado. No lo hace caer la izquierda, pese a que lo ha intentado una y otra vez, pese a sus exiguas y ridículas concentraciones. Lo derriba la derecha para mayor escarnio y vergüenza.
 
   Digámoslo sin medias tintas. Ayer la izquierda asesinó con balas a Onésimo Redondo, hoy la derecha, el Partido Popular, se brinda orgullosa a participar en la ejecución de su memoria. Hoy viernes o en los días próximos el Ayuntamiento de Valladolid gobernado con mayoría absoluta por el Partido Popular, de común acuerdo con el Ministerio de Industria al que pertenecen los terrenos, entregará el soberbio monumento dedicado a Onésimo Redondo físicamente a la piqueta y moralmente a la izquierda que lleva años atacándolo, pintándolo y derribando sin que el valiente alcalde de la derecha, ese que blasonaba de declaraciones salidas de tono para alimentar a lo  más cavernaria de sus seguidores, haya recordado jamás de que ideología eran las balas que pusieron fin a la vida de Onésimo. Hoy, a la cobardía de ayer suma el Partido Popular su decisión de colaborar entusiásticamente en la nueva ejecución del líder falangista.
 
   Hoy el alcalde del PP, el presidente de la Comunidad del PP y hasta el gobierno del PP podrán exhibir esta decisión, cara a las municipales, como una muestra más de que ellos son tan progres como el que más, que sin problema escupen sobre el pasado y se suman a la suicida exaltación de la orgía republicana de 1936-1939, mientras que la izquierda hace una muesca más en el revolver de la venganza. Y es que en el fondo para ellos “París bien vale una Misa” y, además, qué narices, Onésimo, que no quería ser de derechas, no era de los suyos aunque Josemari jugara a las cartas en Quintanilla de Onésimo. Y por si fuera poco había definido a los partidos como sociedades para la explotación del voto y a los peperos no les gusta que los pongan delante del espejo.
 
   Se me olvidaba, siempre tienen una excusa. Como diría Mariano: no nos queda más remedio, es a lo que obliga la ley porque no querrán ustedes que yo no mantenga, por inicua que sea, una ley hecha por la izquierda como esa de la Memoria Histórica. Que pena no ser de pucela para en las próximas elecciones depositar en la urna en vez de una papeleta una foto de Onésimo Redondo y despacharme a gusto.