Profanación y cobardía

 
 
Juan Chicharro Ortega 
General de División de Infantería de Marina (R)
 
 
   El pasado día 14 de febrero fue profanada en el cementerio de Carabanchel la tumba del Capitán General Muñoz Grandes y la Cruz que la presidía destrozada en mil pedazos. Me ahorro, de momento, el calificativo que merecen quienes han perpetrado semejante acción.
 
   Al enterarme de este deleznable hecho dos sentimientos me invadieron: primero, el del disgusto y la rabia contenida; y luego el de la intriga por intentar comprender la razón de la sinrazón. Don Agustín Muñoz Grandes murió hace ya 45 años por lo que dudo que quienes hicieron el destrozo supieran algo de su persona; más bien presiento que ha sido un acto inducido, y a conciencia, por los portadores del odio más rancio que ya creíamos olvidado y superado. A mí la profanación de la tumba me ha retrotraído a imágenes, de recuerdo de otras épocas, ya muy pasadas y, como no, a las actuales de los fanáticos del Ejército Islámico que vemos todos los días en los medios. Son iguales.Y qué decir de la sacrílega destrucción de la Cruz, símbolo del amor eterno, del sacrificio de Cristo por todos los hombres.
 
   El entoces Príncipe Don Juan Carlos presidió el entierro del General Muñoz-Grandes. En la foto expresa el pésame al hijo del Ilustre Soldado.Sus destructores no son más que la personificación del mal en nuestro mundo. El mal existe y el 14 de febrero estuvo presente en el cementerio de Carabanchel.
 
   Y volviendo a nuestro General, no sé que han pretendido profanando su tumba. ¿Insultar, ultrajar ? Pobres desgraciados. Su figura está tan por encima de ellos, y de sus actos, que lo único que han conseguido es un destrozo físico que será reparado de inmediato.
 
   El General Muñoz Grandes ha sido uno de los militares más brillantes del ejército español del siglo XX. Medalla Militar Individual, héroe de las campañas de Marruecos y de la guerra civil , herido en combate 14 veces – sí, 14 veces – y heroico General de la División Azul, donde fue idolatrado por sus soldados por su humanidad y valentía. Sus actividades políticas estuvieron siempre caracterizadas por su labor social y sería prolijo plasmar aquí sus obras de las que fueron beneficiados muchos españoles humildes, incluidos, sí, aquellos que fueron derrotados, a quienes prestó especial atención.
 
   Eisenhower, Mc Arthur, De Gaulle y Adenauer apreciaron notablemente su prestigio y actividad militar. Tal era su personalidad que no dudó en presentarse en la Casa Blanca ante el Presidente Eisenhower luciendo con orgullo la cruz de Caballero de la Cruz de Hierro con hojas de Roble despertando la admiración de todos los Generales norteamericanos y esto no fue óbice para que le fuera concedida la más alta condecoración estadounidense: el Lazo de Comandante de la Legión del Mérito.
 
   Espero que los malhechores y “pobres hombres” que han perpetrado el vandálico acto de la profanación de su tumba acaben en manos de la justicia pues no es admisible que quede impune un acto tan vil. Somos muchos los españoles que así lo exigimos y no dudo que, también, el propio Ejército español, quien no puede consentir que se mancille el reposo de uno de sus Capitanes Generales. Y que conste que reclamaría lo mismo si se tratara de cualquier otro General de cualquier otro bando quien defendiendo noblemente sus ideas hubiera muerto por ellas.Dejemos en paz a los muertos.
 
   En cualquier caso seremos muchos los que volveremos a honrar su memoria: ¡SIEMPRE! y le pese a quien le pese.
 
 
 
 
 

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