Manuel Goded, el Alzamiento en Barcelona

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Manuel Goded Llopis nació en la todavía isla española de San Juan de Puerto Rico, el 15 de octubre de 1882. Ingresó en la Academia de Infantería, diplomándose más tarde en Estado Mayor. En 1905 ya era Capitán del Estado Mayor.
   Hizo una brillantísima carrera en la Campaña de Marruecos, ascendiendo por Méritos de Guerra.  En 1926 ascendió a General de Brigada. Tomó parte en el desembarco de Alhucemas y fue Jefe del Estado Mayor del General José Sanjurjo Sacanell.
   Estuvo de acuerdo, en un principio, con la Dictadura de Miguel Primo de Rivera, pero más tarde intrigó abiertamente contra el mismo, siendo sancionado por ello y quedando en situación de disponible. Tras la proclamación de la república fue nombrado Jefe del Estado Mayor Central. Descontento con las reformas de Azaña, protagonizó un incidente con el Teniente Coronel Mangada. Parece ser que en vez de exclamar “¡Viva la república!”, Goded  dijo “¡Viva España!”. Todos los presentes le corearon, a excepción de Mangada, que guardó silencio, siendo reprendido y arrestado por Goded. Este hecho tuvo gran resonancia en medios Militares, siendo interpretado como un menosprecio a la república, lo que le valió una amonesta­ción.
 
Juicio en el barco Uruguay de Goded y de Álvaro Fernández Burriel 
   Tomó parte en la conspiración de Sanjurjo, denominada la “Sanjurjada”, del 10 de agosto de 1932. Apartado a Canarias en mayo de 1933, fue rehabilitado durante el segundo bienio. Se hizo cargo de la represión de la sublevación de octubre de 1934 en Cataluña y Gil Robles le nombró Director General de Carabineros y, posteriormente, Inspector General de Aviación Militar. Tras el triunfo del Frente Popular fue enviado como Comandante Militar a las Baleares.
 
Traslado de los restos el General Goded de la Capitanía de Barcelona, en agosto de 1939, al cementerio de la Almudena, de Madrid 
   El 19 de julio de 1936 proclamó el Estado de Guerra en Mallorca y luego voló a Barcelona para dirigir el Alzamiento Nacional. Ocupó varios edificios estratégicos en la Plaza de Cataluña, pero la sublevación fracasó, ya que las milicias anarcosindicalistas eran superiores en número y estaban mejor armadas. Para colmo, la Guardia Civil se puso a las órdenes de Companys. A media tarde del  19 fue hecho prisionero.
   El presidente de la Generalitat, Lluís Companys, le convenció de que hablara por radio para que los que aún resistían, depusieran las armas. Sus palabras fueron: “La suerte me ha sido adversa y he caído prisionero; si queréis evitar el derramamiento de sangre, quedáis desligados del compromiso que teníais conmigo”. Encarcelado en el vapor “Uruguay”, se celebró un “consejo de guerra” que le condenó a muerte. Fue fusilado, junto a otros militares, el 12 de agosto de 1936 en los fosos del castillo de Montjuich.

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